Este relato periodístico comienza con la mafia china. Concretamente con la Operación Emperador. Los protagonistas en distintos niveles son los comisarios Marcelino Martín-Blas y José Manuel Villarejo; el inspector Miguel Ángel Gómez Gordo; el juez Fernando Andreu y el fiscal José Grinda, con un papel relevante del abogado ya fallecido Ignacio Peláez.

Aquí va el contexto necesario para entender dónde empieza la historia: En septiembre de 2012 el comisario principal Marcelino Martín-Blas, entonces jefe de la Unidad de Asuntos Internos de la Policía, ya albergaba serias sospechas sobre las actividades presuntamente delictivas de un grupo de comisarios que, años después, y gracias al caso Tándem, la Fiscalía Anticorrupción ha acabado denominando "clan policial mafioso", al que acusa de haber "infectado" durante "décadas" el Cuerpo Nacional de Policía (CNP).

Martín-Blas, como responsable de Asuntos Internos del cuerpo policial, fue alertado por la policía Judicial de que en el caso que se seguía en España por aquel entonces contra la mafia china, que se denominó Operación Emperador, había aparecido salpicado, entre otros, el inspector Miguel Ángel Gómez Gordo. Reclamó las pesquisas e inició una investigación que acabó señalando a un comisario, entonces destinado en Barajas: Carlos Salamanca (se da la circunstancia de que Salamanca está procesado por aceptar regalos y fuertes sumas de dinero a cambio de dejar entrar en España a ciudadanos de Guinea Ecuatorial).

La investigación interna y secreta sobre la actuación de parte del clan policial en relación a la mafia china -que provocó a la postre la imputación de Salamanca y Gómez Gordo- fue entregada por el comisario jefe de Asuntos Internos a Anticorrupción, en concreto a los fiscales antimafia José Grinda y Juan José Rosa. Estos funcionarios públicos aceptaron las pesquisas y tras reclamar las oportunas diligencias, acabaron presentando una querella en el Juzgado Central de la Audiencia Nacional en la que se investigaba el caso Emperador. El titular de dicho juzgado era Fernando Andreu. A este magistrado no le sentó nada bien que la investigación se hubiera llevado si él saberlo, pues uno de los imputados, el comisario Carlos Salamanca, era buen amigo suyo. Sin embargo, los nombres de los policías salpicados, en concreto el de Carlos Salamanca, ya aparecía en informes previos del caso, que el propio Andreu pudo haber consultado.

Andreu se apartó

La querella de Anticorrupción tuvo un efecto inmediato: el juez Fernando Andreu creó una pieza separada y tuvo que apartarse de las pesquisas, que asumió el magistrado Ismael Moreno. Según las agendas del comisario, Andreu llegó a informar al propio jefe de la Policía de Barajas y a Villarejo de su intención de abstenerse. Así lo escribió Villarejo con detalle en sus cuadernos personalesSin embargo, Andreu negó en una conversación mantenida hace varios meses con El Periódico de España que les hubiera informado personalmente de su decisión.

Las mismas anotaciones de Villarejo (que utilizaba entre otras cosas para tener una guía con la que seguir las grabaciones sin consentimiento que hacía de forma continua) subrayan que uno de los mandos más significados del "clan policial", en concreto el comisario jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO), Enrique García Castaño, había también alertado a su colega Carlos Salamanca, un mes antes de la detención del presunto cabecilla de la mafia china, Gao Ping, de una "operación a nivel nacional" por una "problemática" con chinos. Esta operación era el caso Emperador, y en el mismo estaba implicado el propio Salamanca (el que supuestamente recibió el chivatazo de su compañero) que acabó exonerado de esta acusación.

El caso es que la investigación secreta que se realizó en torno a Carlos Salamanca enfadó al juez Andreu, pues se había llevado a cabo sin su consentimiento (y control), pero sobre todo soliviantó al clan policial de Villarejo que, a partir de ahí, inició una guerra sin cuartel contra los dos impulsores de las pesquisas: el comisario principal Marcelino Martín-Blas y el fiscal Grinda. Para disipar dudas sobre esta cuestión basta cotejar las agendas del comisario, donde quedan recogidos los planes diseñados por el 'clan' par perseguir a ambos sin límites de ningún tipo.

Acusado de pederastia

¿En qué consistió esa persecución relatada por el propio Villarejo en sus cuadernos? En que el el comisario Salamanca y el entonces inspector de Policía Andrés Gómez Gordo (hermano, por cierto, de otro comisario imputado en la 'Operación Emperador') comenzaron por cuenta propia a buscar información contra el fiscal Grinda, a quien llegaron a achacar un delito de pederastia, una acusación que el clan esparcía en todos sus contactos con los medios de comunicación, pero sin aportar ninguna prueba. Además, a partir del sumario del caso Tándem ha sido posible conocer cómo se abrió otra investigación policial contra la familia de Martín-Blas, con afán de amedrentar a uno de los antagonistas principales del "clan policial mafioso".

En este relato cabe resaltar que seguramente el más beligerante contra Grinda y Martín-Blas fue "Cospedín", esto es, Andrés Gómez Gordo, apodado así porque fue jefe de seguridad de la ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal durante su etapa de presidenta de Castilla-La Mancha. (Por cierto: el ahora comisario Gómez Gordo está procesado en el caso Kitchen o espionaje contra el extesorero del PP Luis Bárcenas y en el caso del Campus de la Justicia). Esa beligerancia se demostró -siempre según las confesiones del propio Villarejo- en que Gómez Gordo trató de hacerse con un sumario de una causa en Galicia, en la que pretendían implicar al fiscal Grinda. Pero al comprobar que en esa causa no había nada contra él, el clan pasó al plan b contra el fiscal responsable de la investigación de la mafia china en España: culpar al CNI de intentar borrar la hipotética participación del fiscal en una red de pederastia. Y para eso intentaron difundir en los medios de comunicación que Grinda, que según ellos era un pederasta, era además colaborador del espionaje español y que, por eso, los espías españoles habían borrado su implicación en este caso.

Por si todo esto era poco y ligado a la investigación de la mafia china y derivadas, el juez Andreu ordenó por aquel entonces rastrear el tráfico de llamadas de dos periodistas de 'Abc', que curiosamente investigaron el caso Emperador. ¿Que qué tiene esto que ver con lo anterior? Que al investigar el caso eran susceptibles, por tanto, de haber colaborado con el fiscal y el comisario de Asuntos Internos. Dedujo testimonio, y los informadores fueron procesados. Finalmente acabaron exonerados.

Al tanto de la persecución

Cabe preguntarse a estas alturas del relato si el juez Andreu estaría o no al tanto de la persecución que los comisarios habían diseñado contra Grinda y Martín Blas. Según los cuadernos de Villarejo, lo estaba sin duda ninguna. El comisario cuenta en sus páginas que compartió con el juez el contenido de varias querellas que se presentaron contra el fiscal. Pero según el magistrado, de ninguna manera: el instructor negó a esta redacción haber conocido las actividades del clan policial contra el fiscal, al mismo tiempo que aseguró haber cortado sus vínculos con el comisario jefe de Barajas tras su imputación.

Pero las conversaciones grabadas por el propio comisario Villarejo, de las que Andreu no resultó una excepción, sirven para saber qué ocurrió de verdad en este caso. El contenido de un audio publicado por 'Abc' evidencia que Andreu sí mantuvo contactos con Villarejo en plena investigación del caso Emperador. De hecho, en la grabación el comisario le reclama a Andreu que le facilite la identidad de dos fiscales rusos, a los que pretendía implicar en la persecución de Grinda (que lleva a sus espaldas muchas investigaciones asimismo sobre mafia rusa). El instructor, según se escucha en el audio citado, no rechaza de plano la petición de Villarejo. Más bien al contrario, anuncia su intención de colaborar con él en su persecución contra el fiscal ante las autoridades de Moscú. "Consíguemelos porque me voy a poner en contacto con ellos. Tengo muy buenos contactos con el servicio secreto de Bielorrusia y con algunos rusos, y lo que quiero es ir allí porque tú sabes que la pedofilia es un tema universal, un delito internacional que además se puede acceder desde Rusia a cualquier página....", pide en concreto Villarejo al magistrado.

El fiscal Myasnikov

¿Facilitó Andreu el nombre de los fiscales rusos al cabecilla del clan policial mafioso? Esta redacción ha tenido acceso a un correo electrónico enviado por el abogado Ignacio Peláez, ya fallecido, -que era colaborador habitual del comisario-, que tenía como destinataria la Embajada rusa en España. En la misiva el letrado se dirige al fiscal Myasnikov para anunciarle su intención de denunciar al fiscal español "por delitos perseguibles de manera universal", una frase casi idéntica a la utilizada por Villarejo en su conversación grabada con el juez. Sin embargo, esta petición no tiene éxito, pues el funcionario ruso alega que la persecución de un fiscal español no está entre sus atribuciones. En las agendas se puede leer que Peláez llega incluso a pedir una grabadora a Villarejo para utilizar en una reunión que pretendía tener con Grinda.

Cuando sucedía todo esto era el año 2016, y en esa fecha hacía ya más de dos años que Andreu había fracasado en su intento de presidir la Audiencia Nacional. Hasta en esto trató de ayudarle Villarejo, por lo visto, que apuntó en sus agendas que él mismo promovió un almuerzo en el que habrían participado el juez y el entonces secretario de Estado de Seguridad del Gobierno del PP, Francisco Martínez: "Chisco. Comida con Salas [Carlos Salamanca] y Andreu para promocionarle como presidente de la AN". A preguntas de El Periódico de España Andreu rechazó que ese almuerzo, que reconoció que tuvo lugar, buscara promover su candidatura para presidir la Audiencia. No obstante, sí abrió la puerta a la posibilidad de que durante la comida comunicara a su interlocutores las intenciones que tenía si fuera elegido presidente de la AN. En relación a Andreu, Villarejo escribió en sus agendas el nombre de "Enrique Arnaldo", ahora en el Tribunal Constitucional. Este magistrado también vio frenado 'in extremis' y de forma misteriosa su nombramiento como secretario de Estado de Justicia tras ser propuesto por Dolores Delgado, que era la ministra del área.

Amenazas de muerte

Pero la persecución del clan contra el investigador del caso Emperador no acabó ahí. Este fiscal denunció en un juicio que había sido amenazado de muerte por un ciudadano ruso implicado en una investigación, cuyo abogado, Ernesto Díaz Bastién -letrado habitual de Villarejo también, cabe destacar- se ha querellado en varias ocasiones contra Grinda. De hecho, este fiscal, que lleva seguridad 24 horas, ha pedido en varias ocasiones el amparo del Consejo Fiscal por esta circunstancia.

¿Y el otro responsable de la investigación del caso Emperador, Marcelino Martín-Blas? También ha sufrido la ira del clan policial. Una destitución e innumerables querellas. Algunos medios de comunicación acuñaron y usaron durante años la frase guerra de comisarios para referirse al enfrentamiento entre Martín-Blas y Villarejo y el restoPero Asuntos Internos ya investigaba desde 2012 la actuación de los comisarios del clan. El propio director adjunto operativo (DAO) de la Policía de Mariano Rajoy, Eugenio Pino, reconoció en una declaración del caso Kitchen que la animadversión de este grupo policial contra Martín-Blas viene de 2012, cuando el entonces jefe de Asuntos Internos "solicitó la intervención del teléfono del señor Villarejo, del señor Carlos Salamanca y del señor Olivera" en los juzgados de Plaza de Castilla, en Madrid. La realidad es que Villarejo consiguió que sus jefes del Ministerio del Interior destituyeran a Martín-Blas. Y su jubilación no ha servido para que la batalla frenase: fue señalado por estos comisarios como uno de los responsables del espionaje a Bárcenas o caso Kitchen, procedimiento por el que está a un paso de ser procesado en la Audiencia Nacional.