Pedro Sánchez produce una nueva versión de sí mismo. Se reinventa enmendándose. Corrige por completo la trayectoria que emprendió hace escasos nueve meses, en el último congreso federal del PSOE, el número 40, para despertar a su partido, aplicarle una potente terapia de choque con el fin de pertrecharlo de cara a la durísima contienda electoral, de más de un año, que se avecina desde septiembre. El secretario general y presidente somete a su núcleo de poder a una cirugía profunda, sin contemplaciones, aupando a la primerísima línea de fuego a tres pesos pesados —María Jesús Montero, Patxi López y Pilar Alegría— y repescando a un cuarto veteranoMiquel Iceta—. Sin tocar, sobre el papel, la figura del jefe del aparato, Santos Cerdán. El líder revoluciona al PSOE, como hace un año hizo con su Gobierno, y con ello sofoca la ansiedad de sus filas, que le pedían un revulsivo para llegar hasta final de legislatura y afrontar las sucesivas batallas con el PP (municipales y autonómicas en mayo, generales, en principio, a finales de 2023) con ciertas garantías. La renovación del corazón de Ferraz, como corroboraban cuadros federales y territoriales, más próximos y más distantes, sentó bien, funciona como un lenitivo para un partido muy tocado tras la debacle en Andalucía del 19-J.

Porque el golpe dado en la mesa por Sánchez es poderoso. Adriana Lastra precipitó los movimientos con su dimisión como vicesecretaria general, el pasado lunes. Pero con ella dio pie al líder a reconstruir su primera línea defensiva, eligiendo perfiles curtidos, "reconocibles y sólidos", purasangres del PSOE, respetados en todas las latitudes, con "garra". Precisamente para lanzar el mensaje, como dijo en el debate del estado de la nación, de que "va a por todas". Que se revuelve contra el designio de las encuestas, que colocan al PP primero.

El comité federal de este sábado, 23 de julio, dirá amén —un plato precocinado y sin debate, como se dolían los sanchistas de pura cepa— a los cambios anunciados por goteo este jueves, en otra estrategia perfectamente calculada por la Moncloa. Son varios. Uno, el presidente encumbra a su ministra de Hacienda, María Jesús Montero, una mujer de su entera confianza, como vicesecretaria general, en sustitución de Lastra. Dos, Patxi López, el primer y único lendakari socialista de la democracia, el que contribuyó al fin de ETA, un dirigente de convicciones pero también de "emociones", como recalcan en la Moncloa, es rehabilitado y se convierte en el nuevo portavoz socialista en el Congreso, como relevo del canario Héctor Gómezque llegó al cargo el septiembre pasado.

Tres, otra ministra, la de Educación, Pilar Alegría, asume la portavocía del PSOE, que se había escurrido en muchas ocasiones hacia la irrelevancia mediática en manos de su predecesor, el jiennense Felipe Sicilia, un alfil de la ya ex número dos. Cuatro: la recuperación de Miquel Iceta, presidente del PSC. El ministro de Cultura y Deporte, experimentadísimo político y buen conocedor de las entrañas del poder, entra en la ejecutiva para ocupar la cartera que ahora deja el exlendakari, la de Memoria Democrática y Laicidad. Ninguno de los tres ministros dejará sus departamentos: compaginarán así partido y Gobierno. Porque esa es otra clave que persigue el jefe: más Gobierno para más partido.

El verdadero nuevo poder socialista

Quinta señal: Santos Cerdán continúa al frente de Organización, ahora con un adjunto, el joven diputado por Jaén Juanfran Serrano, que ya trabajaba con él en la quinta planta de Ferraz. Serrano cede su área, la de Pacto de Toledo e Inclusión, a Iván Fernández, alcalde de Corvera (Asturias), el nombre que Sánchez había pactado con el jefe del Principado, Adrián Barbón, para cubrir la plaza de Lastra.

Y sexto movimiento: el reciclaje de los 'maitines', la reunión de los lunes que concentraba al núcleo duro de la Moncloa y Ferraz. Sánchez monta un grupo de decisión al máximo nivel para conducir las riendas de la estrategia y del discurso. Círculo restringido en el que penetrarán cinco ministros —María Jesús Montero (Hacienda), Félix Bolaños (Presidencia), Pilar Alegría (Educación), Isabel Rodríguez (portavoz del Ejecutivo)—, más los portavoces de Congreso (Patxi López) y Senado (Eva Granados, que se mantiene), el secretario de Organización (Santos Cerdán) y el director de Gabinete del presidente, Óscar López, otro veterano del PSOE ya rescatado tras la amplia remodelación del Gobierno del año pasado. Esas nueve personas constituyen el remozado primer anillo de confianza de Sánchez. Son sus pretorianos. Ahí descansa el verdadero nuevo poder socialista, encargado de engrasar y coordinar mejor la acción de Ejecutivo y partido. Para que nada chirríe y para multiplicar los decibelios de los mensajes.

La recomposición de la cúpula dejaba jugosas lecturas en clave interna. La más evidente, la que siempre se recalca, aunque quizá no lo suficiente, es que solo manda y decide el presidente. Únicamente él. Ha conversado en los últimos días con los barones, pero no ha consultado con ellos los nombramientos, y ellos le dieron carta blanca. Por eso es Sánchez el que se reinventa otra vez, reconociendo implícitamente que el 40º Congreso, el de octubre pasado, en València, el de la unidad socialista, fue fallido en lo político, porque a los nueve meses ha tenido que cambiar el motor tras un varapalo muy severo en las urnas: Andalucía.

Ahora el presidente apuesta, insisten en su entorno y reconocen fuera de él, por valores "seguros", dirigentes de "probada solvencia", pesos pesados "y no pesos pluma", voces autorizadas. Capaces de encararse con el PP en la "gran batalla" que comienza en un mes. "No podíamos no tomar decisiones", subrayan fuentes gubernamentales. Las que se adoptan ahora afectan al PSOE, no al Ejecutivo, que el líder prefiere no tocar por ahora. Aunque ya nada se descarta.

Hernando no pasa a Ferraz

Sánchez entierra por segunda vez el sanchismo. Ya lo hizo hace un año, cuando fichó para su Gabinete a ministros y altos cargos que no le habían apoyado en las primarias de 2017. Ahora confirma ese paso. El propio Patxi López compitió contra él en aquella contienda, y quedó tercero, y aunque continuó en las dos siguientes ejecutivas, nunca formó parte de su círculo de confianza. Y Pilar Alegría fue la portavoz de campaña de Susana Díaz. Montero también había militado en el susanismo, pero soltó amarras en cuanto Sánchez la incorporó a su Gabinete en 2018. Finalmente, no ha llevado a su amigo Antonio Hernando, rescatado el año pasado, a la ejecutiva, como se especulaba, pero su papel en la Moncloa, como dos de Óscar López, seguirá siendo protagónico. Y ahí está otra clave: la Moncloa coloniza Ferraz pero para asegurar la coordinación entre los dos espacios.

¿Y gana Cerdán sobre Lastra? La respuesta no es tan sencilla, y la prueba es la diferente interpretación de los dirigentes. Para unos, el jefe del aparato vence con nitidez. "El compromiso, el trabajo y la lealtad son valores en alza, y ahí Santi gana", subraya una baronesa autonómica. "Nos gusta que se mantenga, porque es una persona trabajadora, discreta y que ayuda siempre", abunda un jefe de un aparato regional.

Para otros mandos, Cerdán se deja pelos en la gatera, porque no tiene "ningún hueco político" y se dedicará exclusivamente a la interlocución con los territorios, a la fontanería pura y dura. Él conducirá el aparato, y nada más, porque del discurso y la estrategia y la proyección mediática se encargarán Montero y Alegría. "En las guerras nadie gana", "ya no será lo que era", subrayan un presidente autonómico y un veterano. "Santos no gana. En este momento, es complicado poner a otra persona en esa tarea con la maquinaria electoral ya engrasándose en todos los territorios. Es una decisión pragmática", rubrica un miembro de la cúpula. "Gana Santos, pero no él: gana Pedro por encima de Adriana", recalca otra responsable muy conocedora de las tensiones habidas en la cúspide.

GRAF8653. MADRID, 12/07/2021.- Foto de archivo del 21 de abril de 2021 del secretario de Coordinación Territorial del PSOE, Santos Cerdán, que será el nuevo secretario de Organización del partido tras la renuncia al cargo este lunes de José Luis Ábalos. EFE/Juan Carlos Hidalgo

"Acierto total, todos ellos"

A favor de Cerdán opera que aúpa a su lado a Juanfran Serrano, si bien hay quien este jueves interpretaba que en realidad ese cargo le resta poder. En el entorno del responsable de Organización se negaban a hacer lecturas de vencedores y vencidos, porque el secretario general ha dado "un nuevo enfoque" al PSOE y ha delimitado mejor las parcelas de poder entre la dos y el tres: aunque formalmente hay bicefalia, no es previsible que surjan fricciones, ya que la titular de Hacienda, sin apenas carrera orgánica, se empleará a fondo en la proyección mediática, igual que Alegría, con la que Cerdán tiene "muy buena relación", dada la tradicional proximidad de las federaciones navarra y aragonesa.

Por otro lado, Lastra ve sacrificado a Sicilia, aunque la sucede Montero, amiga personal suya y a quien felicitó cariñosamente en Twitter. Pero incluso aquellos próximos a la dirigente asturiana señalan que la titular de Hacienda entra más por "cuota andaluza" y por su propia valía y fidelidad a Sánchez, al margen de afinidades personales. Ella es el rostro más "potente" de la nueva dirección, aunque fuentes del partido también advierten de la dificultad de combinar la tarea institucional y orgánica, defender al Gobierno "sin ataduras" desde Ferraz y luego parecer ecuánime desde un ministerio tan capital como Hacienda. 

El partido celebra el ascenso de Montero, Alegría y López, por su mayor relieve. En el exlendakari se destaca su "autoridad moral" frente al PP por su "uso del terrorismo". "Él conoce bien a Bildu y tiene más legitimidad para pactar con ellos (o no) y tiene cogida la medida al PNV", añaden desde su federación, el PSE, que lideró entre 2002 y 2014. López concita práctica unanimidad en el partido.

"Acierto total, todos ellos. Es una vuelta al PSOE, al PSOE clásico, que el sanchismo, no Sánchez, había denostado", "todo va a mejor", "contentos", "aumenta la potencia de la ejecutiva federal", "gustan los tres por el vigor que demuestran en la defensa de la tarea que hace el Gobierno", "es lo que pedíamos", "impulso y a espabilar", se escuchaba por boca de distintos dirigentes, desde barones territoriales a mandos intermedios y cuadros ya apartados de la primera línea. Todos, por ahora, satisfechos con el golpe de timón. Aunque también algunos cargaban contra la "monarquía absoluta" del presidente, o echaban en falta referentes feministas o cuadros que "le contrarresten", y los sanchistas más puros recordaban con decepción que la promesa de democracia interna que él enarboló en la batalla fratricida de 2017 casaba mal con la ejecución de unos cambios que llegan servidos al comité federal del sábado, sin deliberación previa.

En el PSOE se respiraba este jueves de manera distinta. El partido, siempre ciclotímico, recuperaba aire tras una zozobra de varios días.