ERC aleja la posibilidad de que Pedro Sánchez sea investido presidente antes de la próxima Navidad, tal y como pretende el líder socialista. Esquerra anticipa una larga negociación antes de abstenerse en la segunda votación, la única opción que permitiría a Sánchez encabezar un nuevo Ejecutivo ante el rechazo del PP a abrirle paso como presidente. El retraso inquieta tanto a los socialistas como a sus futuros socios de Gobierno, quienes temen que prolongar las conversaciones terminen por frustrar la coalición. "Nosotros sí que tenemos prisa; creemos que es muy importante que salga adelante la investidura", afirmaba ayer el diputado electo de En Comú Podem Jaume Asens.

Entre el PSOE y ERC hay ahora grandes diferencias que ambas partes esperan allanar en la negociación abierta el jueves pasado y que se prolongará el martes próximo, tras la constitución de la Cortes de la XIV Legislatura. Esas diferencias se traducen también en dos perspectivas temporales muy distintas. Sánchez anunció ya en la campaña electoral del 10N su intención de agilizar la formación de un nuevo Gobierno antes de Navidad, para abordar con la entrada del año un nuevo presupuesto que sustituya a las cuentas de Montoro, aprobadas en 2018 y ya prorrogadas en dos ocasiones.

ERC, en cambio anticipa una larga negociación, que rompería el calendario tentativo de los socialistas, quienes insisten en la posibilidad de completar el proceso de investidura entre el 16 y el 19 de diciembre. "Esto no va de días", advierte la portavoz de ERC, Marta Vilalta, quien asegura que su formación "no tiene prisa" por cerrar un pacto. Vilalta considera que alcanzar un acuerdo "resultará complejo" por lo distantes que están las posiciones de ambas partes. En una entrevista en la televisión catalana, Vilalta reconoce que el PSOE "está receptivo" y "dispuesto a escuchar", pero queda "muchísimo trabajo" porque las posiciones siguen "muy alejadas". Esquerra reclama a los socialistas, como refuerzo del diálogo, movimientos "explícitos" como muestra de que van "en serio".

El PSOE no dará paso alguno sin tener atados todos los apoyos para que Sánchez salga del Congreso como nuevo presidente. "No iremos a una investidura fallida", anticipaba ayer la portavoz del Ejecutivo en funciones, la ministra Isabel Celaá. "Si hay nuevas citas, hay nuevas oportunidades", sostiene Celaá, convencida de que la negociación ahora en marcha prosperará y el entendimiento entre ambas partes será una "ocasión de demostrar la apuesta por la convivencia y el respeto a la pluralidad".

Los futuros socios del Gobierno de Sánchez se muestran inquietos ante las dilaciones que pueda provocar la negociación con ERC. Pablo Iglesias anticipaba días atrás su confianza en que haya Ejecutivo para Navidad. El diputado de En Comú Podem Jaume Asens apremia a ERC a "no frustrar" la posibilidad de una coalición y a que se haga "cargo del momento histórico" que supone esa posibilidad. Por ello, Asens asegura que "nosotros sí tenemos prisa".

Sin hacerlo público, Unidas Podemos muestra su temor a que la negociación entre el PSOE y ERC encalle y, descartada por todos la opción de unas terceras elecciones, se abra la alternativa de un acuerdo con el PP. Por ahora esa es una opción cerrada y los populares descartan toda posibilidad de abstenerse para dejar que Sánchez sea investido.

El PP rechaza facilitar el desbloqueo al tiempo que critica con dureza la única solución que ahora está sobre la mesa. "Sánchez está colocando en manos de un delincuente las llaves del Gobierno de España", afirmaba ayer la todavía portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, tras formalizar sus inscripción en la nueva Cámara. Estamos ante "un Gobierno que pretende fraguarse con condenados por sedición, por los delitos más graves que se pueden perpetrar", sentencia Álvarez de Toledo.

Sin concretar una posible oferta de Ciudadanos, que acaba de entrar en un proceso de recomposición interna, su portavoz, Inés Arrimadas, pedía ayer al líder socialista "que cambie esa mesa de la vergüenza con ERC por una mesa de constitucionalistas". Arrimadas lamenta la "tendencia innata" de quien aspira a presidir de nuevo el Ejecutivo a "pactar con los nacionalistas y con los populistas".