La brecha abierta entre el PSOE y Unidas Podemos quedó ayer en evidencia en el Pleno extraordinario convocado a instancias de toda la oposición, excepto Vox, para que la vicepresidenta Carmen Calvo diera explicaciones sobre la situación generada en torno al "Open Arms". El cruce de acusaciones mostró que, lejos de acercar posturas, entre los socialistas y los de Iglesias hay una crisis abierta, que aleja la posibilidad de un acuerdo para evitar la disolución de las Cortes el 23 de septiembre y la vuelta a las urnas el 10 de noviembre

El socialista Rafael Simancas reprochó a la formación de Iglesias haberse sumado a lo que denominó "aquelarre de la derecha" para propiciar un "festival de reproches a la política de un gobierno progresista". No se puede "ser gobierno y contragobierno a la vez", reconvino Simancas a UP en uno de los momentos de la sesión en que quedó en evidencia la enorme distancia entre quienes estuvieron apunto de convertirse en socios de Gobierno. "No son de fiar", manifestó el diputado socialista desde la tribuna del Congreso, incidiendo en el argumento con que el PSOE cierra la puerta a coaligarse con UP.

Como réplica, la portavozde Podemos, Noelia Vera, acusó a l os socialistas de usar un tono "paternalista, prepotente y de superioridad moral" hacia su formación y de aprovechar la crisis migratoria para hacer "campaña electoral". Vera se preguntó "con cuál de los dos PSOE" se pueden sentar a negociar "¿con el que habla de Salvamento Marítimo y se enorgullece, o con el que ve como se recortan plantillas y no da órdenes para actuar?". La portavoz de UP recriminó a la vicepresidenta que no hubiera plantado cara al ministro de Interior italiano, el ultra Matteo Salvini, quien impuso el cierre de los puertos a los barcos que rescatan migrantes en el Mediterráneo. Con el debate a punto de finalizar, Calvo reprochó a UP que la apode "Calvini":_ "En política se aguantan muchas cosas, pero lo de parecerme a Salvini ha llegado muy lejos", apuntó la vicepresidenta. Tras lo visto en el Hemiciclo, que dejó en un segundo plano las intervenciones de la derecha, dirigentes de la formación morada como Pablo Echenique daban por muerto cualquier intento de negociación.