Madrid y Zaragoza son los grandes salvavidas a los que puede agarrarse el PP para mitigar la pérdida de poder territorial resultante de las elecciones municipales del pasado 26 de mayo. La primera y la quinta ciudad de España por habitantes han pasado a sus manos, en ambos casos gracias a pactos con Cs y Vox. También en ambos casos los populares le han arrebatado el bastón de mando a las que hace cuatro años se llamaron "fuerzas del cambio", las confluencias de inspiración morada Ahora Madrid y Zaragoza en Común.

Es la compensación a una clara caída en el control de capitales de provincia. El PP pasa de regir 21 (incluidas Ceuta y Melilla) a hacerlo tan solo en doce: Santander, Salamanca, Madrid, Zaragoza, Teruel, Alicante, Murcia, Almería, Córdoba, Málaga, Oviedo y Ceuta. Bien es verdad que quedan por constituir sus ayuntamientos León y Segovia, pendientes de recursos, pero todo indica que salvo sorpresa irán a parar a los socialistas.

Los populares han ganado, por ejemplo, Murcia y Oviedo, pero se han dejado, en su feudo de Castilla y León, Ávila, Burgos y Palencia. La primera en beneficio de un antiguo correligionario que ahora corre en solitario, Burgos por una "traición" de Vox y Palencia porque es una de las tres capitales de provincia, junto a Granada y Melilla donde el regidor será naranja. Curiosamente, en Melilla Cs sólo tiene un edil, pero un pacto con Coalición por Melilla y el PSOE ha conseguido desalojar al popular Juan José Imbroda, que llevaba 19 años en el cargo.

También ha perdido el PP tres capitales en Castilla-La Mancha: Guadalajara, Cuenca y Albacete. Esta última será, junto a Ciudad Real, una de las dos ciudades que gobernarán por turno PSOE y Cs, dos años cada uno. En Badajoz también habrá alternancia, pero será entre naranjas y populares. Logroño, Cáceres, Orense y Jaén cuentan igualmente como pérdidas del PP, aunque para compensarlas se apuntan Córdoba y mantienen Almería y Málaga, la sexta ciudad del país. Su alcalde, Francisco de la Torre, alcanza el sexto mandato, aunque con la muleta de Ciudadanos.

El PSOE, por el contrario, aumenta su poder territorial, ya que pasa de 17 a 20 capitales de provincia, además de dirigir ciudades populosas como Vigo y Gijón, o las capitales gallega y extremeña, Santiago y Mérida.

Sin embargo, solo puede inscribir en sus registros una de las cinco mayores ciudades, Sevilla, ya que, con Madrid y Zaragoza de los populares, Barcelona es para los comunes de Ada Colau -será la única urbe con regidora de inspiración morada, junto a Cádiz, que sigue siendo de Podemos-, mientras que Valencia estará gobernada por Compromís, con apoyo socialista.

En todo caso, Valladolid, Burgos, Toledo, Cuenca, Guadalajara, Soria, Logroño, Castellón, Cáceres, Huelva, Huesca, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria, Palma, Jaén, Lugo y A Coruña estarán teñidas de rosa durante los próximos cuatro años.

Los que en 2015 se llamaron "ayuntamientos del cambio" han quedado muy mermados como consecuencia del ciclo depresivo que atraviesan Podemos y sus confluencias. Además de Madrid y Zaragoza, la galaxia que reclama el legado del 15M ha sufrido un duro castigo en Galicia -A Coruña, Santiago y Ferrol-, además de tener que renunciar a su papel en Oviedo y dejar de ser el apoyo de Compromís en Valencia. Sus aliados de IU repiten en Zamora, su única capital.

El País Vasco confirma el momento dulce que vive el PNV. Bilbao sigue siendo su feudo por excelencia, pero su poder se extiende ahora a las otras dos capitales vascas: San Sebastián y Vitoria. En Cataluña, las tres capitales menores quedan en las redes independentistas: Gerona seguirá siendo de JxC, el grupo de Puigdemont, mientras que ERC llevará las riendas de Tarragona y Lérida. En Tarragona, las huestes de Oriol Junqueras ponen fin a doce años de consistorios socialistas, mientras que en Lérida son cuatro décadas de mandatos del PSC las que ahora llegan a su fin.