El jefe del Ejecutivo y candidato del PSOE, Pedro Sánchez, se declaró ayer dispuesto a pactar con "todos los partidos" para ser investido "dentro de los límites de la Constitución". Reconoció, eso sí, que su aspiración es lograr una mayoría amplia que le permita formar un Ejecutivo "del PSOE" con "independientes de prestigio" para "continuar el giro social, luchar contra la corrupción y abonar la convivencia en Cataluña".

Sánchez advierte una certeza en esta precampaña, la de que las tres derechas de PP, Cs y Vox, si suman mayoría absoluta, van a gobernar, porque así lo han dicho ellos mismos. Por lo tanto, llama a "concentrar" el voto en el PSOE, el único que puede "hacerles frente". No obstante, se cuidó muy mucho de marcar preferencias entre sumar con Podemos y los nacionalistas e independentistas o hacerlo con Cs.

Sobre todo, porque percibe que se está abriendo "un tercer espacio", la posibilidad de que el PSOE cuente con "sus propias fuerzas para gobernar". Sánchez sitía las duras acusaciones que le lanza Pablo Casado en la "suerte de competición de primarias" que libran las tres derechas y reveló que algunos diregentes independentistas le han reconocido que la independencia "no es posible".