Pablo Casado alardeó ayer de la renovación de las listas electorales, que ha levantado ampollas en el PP por el mando en plazo que ha ejercido el presiente del partido a la hora de confeccionarlas y el arrinconamiento de los sectores que no le son fieles. En su opinión, "nadie queda descolgado" tras la designación de los cabezas de lista para el 28-A y el partido sigue "unido". Pero en el acto de presentación de los candidatos presumió de que el 80% son nuevos y de que casi la mitad de los números uno son mujeres. Aunque eso no es fruto de la política de cuotas: fueron elegidas por ser "las mejores".

A quienes se puedan sentir desplazados por no ir en los primeros puestos, les dijo que "hay mucho más" que los números uno y que aún quedan por completar todas las listas, así como elaborar las del Senado y las europeas. De manera que acabó instando a los populares a no "perder el tiempo" en interpretaciones sobre estas candidaturas o hacer caso de noticias falsas para intentar "dividir o distraer" al partido.

"El partido está unido, orgulloso de su pasado y, sobre todo, ambicioso con su futuro", zanjó al término del acto, después de que en su discurso agradeciera a los leales a Rajoy y a Sáenz de Santamaría su abandono de la actividad política, de acuerdo con la dirección nacional, y manteniendo el "compromiso generoso" de ayudar durante la campaña.

De ahí que a su juicio el PP siga siendo "un partido unido que no va a ponerse a evaluar lo que se ha hecho mal, un partido de valientes", y que los cabezas de lista presentados ayer constituyan "un equipo orgulloso de su pasado con una renovación tranquila" que mantiene un "equilibrio" entre la juventud y la experiencia.

Para el número dos del PP, Teodoro García Egea, los candidatos presentados ayer son un grupo de personas "dispuestas a dar la batalla por el PP y por España" y el equipo que conseguirá echar a Sánchez de la Moncloa y hacer presidente a Casado.

La cabeza de lista por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo, defendió su candidatura como un gesto de "impugnación" del soberanismo catalán que a su parecer se ha convertido en un "gigantesco proceso de extranjería". El propio Casado se refirió al asunto al calificar a los manifestantes que horas después iban a marchar por el centro de Madrid de "hordas" independentistas que vienen a exigir al socialista Pedro Sánchez "un pago al contado".