El "otoño caliente" que han prometido los independentistas catalanes arrancó ayer en Barcelona con una multitudinaria manifestación, con motivo de la Diada, cuya participación estimó la Guardia Urbana (Policía municipal) en un millón de personas, cifra que Sociedad Civil Catalana (SCC), entidad contraria a la secesión, rebajó a 200.000.

El independentismo catalán se valió de su demostración de fuerza, la séptima consecutiva desde 2012, para reclamar la libertad de los políticos soberanistas presos y el retorno de los "exiliados", reivindicación que, junto con la demanda de una república catalana, copó las declaraciones previas a la manifestación y también las posteriores.

Así, recién concluida la movilización, que organizó la Asamblea Nacional Catalana (ANC), el president, Joaquim Torra, pidió "valentía" a Pedro Sánchez: "Valentía para escuchar el clamor de los catalanes, el clamor democrático pacífico y no violento. Esta es la marcha que iniciamos, que no tiene freno, hasta el final, con todas las consecuencias".

"Aquí hicimos un referéndum el 1-O y declaramos la independencia política el 27 de octubre. Que el señor Pedro Sánchez tenga la valentía de ver el clamor del pueblo de Cataluña. ¿O es que la respuesta de España siempre será la misma, sea el señor Rajoy, sea el señor Sánchez?", se preguntó.

Pero a Torra también se le pidieron cuentas ayer. La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, rogó al Govern que no "dilapide" el trabajo hecho por el movimiento independentista "diciendo ahora que el 1-O no era un referéndum" y le pidió que se prepare para acometer un nuevo "embate democrático" al Estado.

Horas antes, Paluzie había marcado distancias con la declaración de independencia del 27-O. "El Parlament debería plantearse la declaración de independencia si está preparado para sostenerla. Si es para hacerlo como el 27 de octubre, no".

A la manifestación solo acudieron representantes políticos de los partidos independentistas que integran el Govern, JxC y ERC, y algunos de los "comunes". Los de la CUP tomaron parte en la protesta paralela convocada por la izquierda secesionista.

"Ola sonora"

La acción programada por la ANC consistía en generar una gran "ola sonora" a lo largo de la avenida Diagonal, principal arteria de la ciudad, sincronizando el grito de protesta de los asistentes.

Así, pasadas las 17.00 horas, siguiendo las indicaciones ofrecidas por el actor Toni Albà desde un escenario, los manifestantes guardaron tres minutos de silencio, alterado por algunos gritos en favor de la independencia. Y exactamente a las 17.14 horas se lanzó un cohete cuyo estallido marcó el comienzo de la protesta.

Las personas concentradas en el tramo 37, a la altura de la calle Castillejos, iniciaron entonces la "ola sonora", haciendo oír su voz, un griterío reivindicativo que avanzó de forma algo caótica y discontinua por la Diagonal, hasta el Palacio de Pedralbes.

Allí estaba instalado un muro metafórico, en alusión a los obstáculos por superar hasta culminar el objetivo de la "independencia", que fue cayendo fragmento a fragmento por el simbólico clamor de la gente.

Los gritos de "Independencia", "Libertad presos políticos", "Ni un paso atrás" o "Aquí empieza nuestra independencia" fueron coreados por los asistentes a lo largo de la avenida.

En el capítulo de las declaraciones destacaron las efectuadas por el vicepresidente del Govern y hombre fuerte de ERC, Pere Aragonès, quien puso la libertad de los "presos políticos" y el "libre retorno de los exiliados" como "condición" para poder tener un "diálogo sincero y honesto" con el Gobierno del Estado.

En cambio, el portavoz de JxC, Albert Batet, evitó supeditar el "diálogo" con el Estado a la libertad de los "presos políticos y exiliados" soberanistas, si bien exigió a Sánchez "un verdadero cambio de rumbo" respecto a su antecesor, Mariano Rajoy.

La situación en Cataluña llegó al Senado, donde Pedro Sánchez, en la sesión de control al Gobierno, afeó al PP la "irresponsabilidad de Estado" que asegura que demuestra cuando está en la oposición al no apoyar al Ejecutivo ante asuntos como la situación en Cataluña. Ignacio Cosidó (PP) le urgió a a "rectificar" el diálogo con los "golpistas" en Cataluña porque, en su opinión, solo sirve para "envalentonarles".