Las posibilidades de acuerdo entre los dos aspirantes a suceder a Mariano Rajoy en la presidencia del PP para conformar una candidatura única son remotas a diez días para la celebración del congreso. Tanto Soraya Sáenz de Santamaría como Pablo Casado consideran que las circunstancias les son propicias para imponerse en el cónclave del 20 y 21 de julio. Las buenas expectativas de la exvicepresidenta se sustentan sobre sus resultados en el voto directo de la militancia, cuando ganó en la mitad de las circunscripciones y además superó la barrera de los 20.000 votos, factores que contribuyen a que esté en mejor posición que su competidor.

Casado, en cambio, asegura contar ya con el respaldo de 2.000 compromisarios de los casi 3.200 que acudirán al congreso. El vicesecretario de Comunicación asegura que mantiene contactos con todos los aspirantes eliminados en la primera vuelta del proceso para elegir al nuevo líder del partido y que su equipo trabaja en una "estrategia conjunta" con el de la candidatura de María Dolores de Cospedal, algunos de cuyos miembros estarían ya integrados en el grupo de Casado.

El rival de Sáenz de Santamaría asegura que cuenta con el respaldo de la mitad de los 475 compromisarios que acudirán en representación del PP andaluz, uno de los territorios en los que la exvicepresidenta se impuso con mayor diferencia por el respaldo del líder regional, Juan José Moreno. Casado rechaza la integración de ambas candidaturas porque "va contra las normas y el sentir mayoritario de quienes han votado sabiendo que había una segunda vuelta".

Los dos aspirantes buscan votos a costa del conflicto catalán. Sáenz de Santamaría desató ayer la irritación del soberanismo al afirmar que en Cataluña se practica "el apartheid, indudablemente". Casado es partidario de ilegalizar a los partidos soberanistas.