El Banco de España hizo público ayer su informe semestral sobre la estabilidad financiera en el que, por primera vez, cifra las consecuencias de la actual crisis política catalana. El regulador trabaja con dos hipótesis: un corto periodo de inestabilidad, que recortaría un 0,3% el crecimiento hasta finales de 2019, y un periodo de inestabilidad más largo, que elevaría hasta el 2,5% la caída del crecimiento en 2018 y 2019. Esta última cifra correspondería a un 1% de pérdida en 2018 y un 1,5% en 2019.

La hipótesis corta se traduciría en una mengua del crecimiento del PIB de 3.500 millones de euros respecto a las previsiones hasta establecidas, mientras que la segunda elevaría ese recorte hasta unos 30.000 millones y conllevaría que la economía catalana entrase en recesión.

El Banco de España califica la primera de las hipótesis, la corta, como "tensionamiento transitorio y acotado de la incertidumbre", que significaría que la inestabilidad se disipase tras las elecciones autonómicas del 21-D. Con ello, en el primer trimestre de 2018, se retornaría al escenario base y los efectos de la crisis, que se sentirían a finales de este año y principios del próximo, se disiparían en el segundo trimestre de 2018.

En las últimas previsiones de crecimiento difundidas por el Banco de España, en septiembre, antes pues de las votaciones del 1-O, el regulador auguraba un crecimiento del 3,1% en 2017, un 2,5% en 2018 y un 2,2% en 2019. Con el nuevo escenario, que aún mantiene el 3,1% para 2017, el Banco de España ya ha rebajado su estimación para 2018 hasta el 2,3%.

El Banco de España ya advirtió a finales de septiembre pasado de que las tensiones políticas en Cataluña podrían afectar eventualmente a la confianza de los agentes y a sus decisiones de gasto y condiciones de financiación.

Estas tensiones podrían producir una revisión de las decisiones de consumo, inversión y financiación de los agentes económicos, con efectos "potencialmente significativos" sobre el crecimiento económico y la estabilidad financiera. No obstante, el Banco puntualiza que la información coyuntural acerca de la actividad económica relativa al trimestre en curso en Cataluña y en toda España es todavía "muy escasa". De hecho, los indicadores económicos más adelantados se refieren en esencia al final del trimestre pasado.

El organismo dirigido por Luis María Linde señala que, en lo que va de año, la economía española ha mantenido la trayectoria expansiva iniciada hace cuatro años, mostrando tasas de crecimiento superiores a las de las principales economías de la zona euro, con un avance del 0,8% en el tercer trimestre.

Las últimas proyecciones auguran una continuación de la etapa expansiva, si bien se espera que en los próximos trimestres tenga lugar una "moderada desaceleración" a medida que pierdan fuerza factores como la caída del precio del petróleo, la política monetaria, el tono expansivo de la política presupuestaria en 2015 y 2016 o el afloramiento de decisiones de consumo e inversión pospuestas durante la crisis.

"En este contexto, la incertidumbre generada a raíz del desafío independentista en Cataluña podría traducirse asimismo en un menor nivel de actividad y empleo en los próximos meses", advierte el regulador, quien avisa de que hay "múltiples canales" por los que el aumento de la incertidumbre pueden dañar la actividad.

En el ámbito de los mercados financieros, el Banco de España considera que la mayor incertidumbre puede venir acompañada de incrementos de la volatilidad de los precios de los activos, así como de aumentos de las primas de riesgo, con el consiguiente impacto sobre los costes de financiación del conjunto de la economía

Hasta la fecha, el Banco señala que los efectos de la crisis catalana han sido visibles sobre todo en los mercados financieros, donde, desde principios de octubre, se ha producido "un cierto aumento de la volatilidad bursátil". Así, el informe apunta que el índice de referencia de la bolsa española ha tenido un comportamiento "más desfavorable" que el registrado por el Euro Stoxx 50, referido a toda la eurozona. Mientras que el Euro Stoxx 50 ha aumentado un 7% entre finales de agosto y el 30 de octubre, la bolsa española sólo ha subido un 1,4%.