Mariano Rajoy se ganó ayer las críticas de toda la oposición, que le acusó de faltar al mandato del Parlamento con el que acudió a la cumbre Unión Europea-Turquía sobre la crisis de refugiados, y de permitir con su firma que se enmascare una devolución masiva de solicitantes de asilo. Rajoy se defendió: "No es creíble que 28 (países) no tengan razón en nada, aunque piensen diferente sobre tantas cosas, y algunos, probablemente aspirantes a mesías, crean tener razón en todo". Al líder de Podemos, Pablo Iglesias, le invitó a tener "un poco de moderación". "Aprenda de mí, que en esto soy muy bueno", le espetó.

Iglesias le había dicho antes: "La impresión que tengo es que ustedes han ido a Europa a exportar la peor imagen de la marca España, ese modelo de devoluciones en caliente vergonzoso". Pedro Sánchez (PSOE) no fue menos contundente: "No podemos retorcer el derecho internacional para dar apariencia de legalidad a una violación grosera de los derechos humanos". Albert Rivera (C's) criticó el acuerdo con Turquía como un paso "atrás" para "externalizar" los derechos humanos. Alberto Garzón, de IU, aprovechó para anunciar que hoy hará efectiva su anunciada querella contra Rajoy por un presunto delito de "crímenes de lesa humanidad".

Frente a las acusaciones escuchadas, el portavoz del grupo popular, Rafael Hernando, aseguró que Rajoy respetó de forma "escrupulosa" el mandato del Congreso y logró que se incorporaran al texto "puntos relevantes".