En la publicación que Air Berlin distribuye entre sus pasajeros, Hunold se preguntaba si debería promover "cursos por decreto" entre sus empleados, después de la petición del Gobierno balear a las compañías que operan desde las islas para que introduzcan el catalán en sus actividades.

Por medio de una carta, Estruch ha pedido a Hunold respeto por la lengua y la cultura catalana y ha recalcado que menospreciar esta lengua es menospreciar a sus hablantes, "muchos de los cuales sufrieron la represión y fueron encarcelados sólo por hablarla o defenderla".

El delegado en Alemania ha recordado al directivo de la compañía alemana que el catalán es una "lengua milenaria" con una importante presencia literaria y cultural "como se pudo comprobar en la última Feria del Libro de Frankfurt", y que precisamente Alemania es uno de los Estados europeos en donde esta lengua tiene más acogida, con una veintena de lectores de catalán repartidos por las universidades del país.

Tras reconocer que las empresas privadas pueden ejercer la política lingüística que quieran, "siempre que se ajuste a derecho", Estruch ha subrayado que "está demostrado" que las "multinacionales sensibles" a la diversidad lingüística tienen siempre mucho más a ganar que a perder, y ha recordado el caso de Microsoft en Cataluña.

"Prescindir de este mercado potencial o menospreciarlo con editoriales como el que ha escrito, parece un poco contradictorio en una empresa donde los resultados económicos deberían pasar por delante de posicionamientos ideológicos", afirma Estruch.

Hunold opinaba además en su editorial que "la partición de España en nacionalismos regionales es, de hecho, un retorno a los mini Estados medievales".