La jornada se iniciará con la declaración de los tres últimos testigos --uno de ellos con doble condición de perito-- previstas para el lunes y continuará con las videoconferencias desde Madrid y Sevilla de los médicos forenses y los toxicólogos que participaron en la autopsia del agricultor Juan Martínez Galdeano, quien falleció en julio de 2005 en el acuartelamiento de la Guardia Civil de Roquetas de Mar (Almería).

Los expertos intentarán arrojar luz sobre las causas del deceso por el que están imputados nueve agentes del puesto, causas que la autopsia achacó a un paro cardiaco producido por el abuso de cocaína hasta media hora antes de su llegada al acuartelamiento ya que el cadáver presentaba 0,20 miligramos de cocaína en sangre y 5,16 en contenido gástrico unido, eso si, al esfuerzo físico inducido por el forcejeo con los guardias civiles.

Otro de los puntos a aclarar es el de la rotura del esternón que presentaba el cuerpo del agricultor y que podría deberse a las maniobras de reanimación practicada por uno de los acusados, el Sargento Moreno -quien lo hacía por primera vez en su vida-- y el personal sanitario que, en su declaración, reconoció haber practicado con una fuerza proporcional a la gran envergadura física de Martínez Galdeano o, también, a la presión ejercida cuando se practicaba la reducción del agricultor quien se agarró a un mástil del patio del puesto para ejercer resistencia.

Aunque el equipo sanitario que certificó su muerte --previa a la llegada del personal médico-- manifestó no haber visto lesiones evidentes en el cuerpo, un informe sí recoge marcas producidas por la aplicación no letal de una porra eléctrica --que el principal acusado, el teniente Rivas, reconoció haber utilizado sin llegar a impactar en Martínez Galdeano-- y equimosis por porras metálicas extensibles, otra arma no reglamentaria que Rivas y Moreno también reconocieron haber usado.

El primero aseguró en su declaración ante el tribunal haberlo hecho con golpes de tanteo mientras que el segundo dijo haber aplicado "puntos de dolor en la zona lumbar y cervical". La citada defensa no reglamentaria desapareció del patio del cuartel tal y como reconoció uno de los agentes de la Policía Judicial que llevó la instrucción de las diligencias por esta muerte.

Los expertos deberán determinar, asimismo, de quién era la sangre encontrada en el patio y en los alrededores e interior del coche patrulla donde los agentes intentaron introducir a Martínez Galdeano para su traslado, una vez detenido, hasta las dependencias de la Policía Local y durante el cuál resultaron heridos de diversa consideración tres guardias civiles.

Por estos hechos, el teniente José Manuel Rivas afronta una petición fiscal de dos años y seis meses de prisión por delito de atentado grave contra la integridad moral y, por concurso ideal, de cuatro años y nueve meses de cárcel por los delitos de lesiones y homicidio imprudente, mientras que la acusación particular solicita 12 años de prisión. Para el resto de agentes -salvo para A.G.R., para el que se pidió el archivo de las actuaciones- la fiscalía solicita seis años y tres meses de prisión; mientras que la acusación particular pide once años para el sargento J.A.M.F, y seis meses de prisión en concepto de cómplices para el resto imputados salvo J.R.A.E., el agente en prácticas.

Por otro lado, la acusación particular estudia pedir un incremento de pena para la agente y única mujer acusada, M.J.S.P, quien golpeó al agricultor con una porra reglamentaria que cogió de las dependencias del cuartel después de ser herida de gravedad en la mano durante el forcejeo con Martínez Galdeano y que, según declaró, hizo movida por el miedo y un gran dolor en el dedo. reventado por una puerta del coche patrulla.