Más del 85% de los edificios europeos se construyeron antes del año 2001, por lo que muchos de ellos cuentan con sistemas antiguos tanto en lo que a aislamiento como a climatización se refiere. Dicho de otro modo: son ineficientes a nivel energético. 

De hecho, según el informe de FEGECA (Fabricantes de generadores y emisores de calor), el 50% de la energía consumida durante 2019 en la UE fue destinada a climatización y, dentro de este 50%, el 45% solo a viviendas. 

Además, la calefacción utilizada por el 75% de estos edificios utiliza calderas tradicionales de gas y gasoil. Suman así más de 128 millones de calderas ineficientes, que generan a su vez hasta el 30% de las emisiones de CO2 en toda Europa.

La situación de España no dista de lo que ocurre en el panorama europeo. En nuestro país, el 43% del consumo energético va destinado a calefacción y el 17%, a calentar el agua doméstica. El consumo energético para la climatización se divide en un 43% por energía eléctrica, un 18,5% por gas natural, un 18,6% por gasoil y un 19% por energías renovables.

En este contexto, las bombas de calor se presentan como aliadas indispensables de la eficiencia energética de los edificios en los que vivimos al tratarse del único sistema probado y disponible capaz de reducir las emisiones de CO2 en la climatización de viviendas. Cuenta con dos tipologías: aerotérmica como geotérmica. 

Bombas de calor instaladas por la empresa Ecoforest, con sede en Porto do Molle, Nigrán. Ecoforest

El funcionamiento de la bomba de calor se basa en la termodinámica, transportando energía del exterior al interior de la vivienda o viceversa, extrayendo la energía de la tierra, agua o el aire para introducirlo en la vivienda y calentarla y calentar el ACS o extraer la energía de la vivienda y transportarla hacia el exterior consiguiendo enfriarla.

Los rendimientos de estos equipos son muy altos dado que, al extraer la mayor parte de la energía de fuentes renovables (tierra, aire o agua), solo necesita una pequeña parte de energía eléctrica para funcionar. Consigue rendimientos estacionales de un 300%-400% con bombas de calor aerotérmicas; y de un 500%-600% con bombas de calor geotérmicas.

Tanto en España como en Europa se apunta así a esta tecnología para contribuir al plan de descarbonización 2030, un periodo de tiempo en el que, solo en España, deberán instalarse más de 1.000.000 bombas de calor de cara a cumplir los objetivos fijados. 

Actualmente, existen ayudas en la mayoría de comunidades autónomas para la instalación de este tipo de sistemas y, aunque en principio la inversión inicial es mayor, sin duda se ve amortizada a lo largo de los años gracias a los bajos costes de funcionamiento y de mantenimiento.

Este sistema debe ser una opción a barajar para cualquier persona que este pensando en renovar su sistema de calefacción o en la construcción de una nueva vivienda o edificio.