Los edificios, o dicho de otro modo: nuestros hogares, se encuentran entre los grandes devoradores de energía y emisores de gases contaminantes de las ciudades. El consumo en edificios representa, de hecho, hasta el 36% de la huella ambiental de las zonas urbanas españolas. Un dato que sorprende e ilustra a partes iguales la importancia de apostar por el ahorro energético en nuestras casas, que implica que nos hagamos dos preguntas: ¿Cuál es el grado de eficiencia de mi casa y cómo son mis hábitos?”.

El aislamiento como clave

“Aquí ya tenemos dos buenos frentes para empezar a actuar”, introduce María Prado, responsable de Campaña de Renovables y Transición Energética de Greenpeace España para pasar a subrayar la importancia del aislamiento de la casa en esta línea: “La mayoría de las casas en España todavía no son eficientes en este sentido, pierden el calor a través del techo (40%), las paredes (el 30%) y las ventanas (entre un 10 y un 20%)”. 

Hacia las Passivhous

Porcentajes que ilustran la importancia de apostar por un buen aislamiento de los hogares en dirección a las conocidas como Casas Pasivas (Passive Houses), construidas o reforzadas con materiales de calidad térmica y diseñadas para minimizar las pérdidas a través de sistemas de ventilación, consiguen un ahorro que puede llegar hasta el 90 % con respecto a la media actual. “Una casa pasiva, una vez se calienta, tarda muchos días en perder el calor”, desarrolla Prado, que opina que “las ventanas y las puertas sería el primer paso que todos podemos dar”. Recuerda para despedirse que hoy en día existen numerosas ayudas públicas para caminar en esta dirección a través del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).