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El voto de los emigrantes: ¿misión imposible?

Unos 460 gallegos buscan en RescataMiVoto que otro deposite la papeleta por ellos - El voto rogado les complica la participación

David Guerra, hijo de gallegos nacido en Bruselas. // Foto cedida por D. G.

En esta operación de rescate no hay espectaculares persecuciones en helicópteros ni maletines que cambian de manos. No, en la operación de rescate promovida desde la web de Marea Granate, un colectivo de la diáspora que busca "luchar contra las causas y quienes han provocado la crisis económica y social" que les "obliga a emigrar", la prenda sobre el tablero es el voto. A través de internet, con la iniciativa RescataMiVoto, se "pone en contacto a un emigrante que quiere votar y no puede, con otra persona que sí puede votar pero no quiere" y que le dona su voto, explican.

A través de la iniciativa, unos 6.700 españoles en el extranjero lanzaron un SOS a compatriotas abstencionistas en España y de ellos 758 tuvieron ya una respuesta positiva. En el caso de Galicia, aunque las cifras de "emigrantes huérfanos", como los llaman en la web, se elevan día a día, estaban haciendo cola al cierre de esta edición 403 miembros de la diáspora, mientras que la iniciativa contabilizaba 63 "parejas" -cuando el emigrante halla a alguien dispuesto a "rescatar" su sufragio-. Ayer era la quinta comunidad con más demanda.

David Guerra y Cristina Santos son dos gallegos que buscaron en RescataMiVoto una solución a sus dificultades. David, que nació hace 29 años en Bruselas de emigrantes de la zona de Caldas de Reis, explica que su relación con lo que "llaman fiesta democrática" marchaba bien por correo hasta 2011: "recibía los documentos, los mandaba de vuelta y todo en orden". "Todo cambió a partir de ese año cuando se pasó al voto rogado", señala, que "pone trabas al buen funcionamiento del derecho a voto y desmotiva a la mayoría de votantes potenciales" que conoce. "Muchos", añade, "se pierden en el procedimiento complejo y mal explicado", mientras a otros, concede, "simplemente les da pereza". En todo caso, ve "indignado" una caída de la participación al 6% de los residentes en el extranjero en España el 20-D; le parece "un atentado a la democracia".

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David, que trabaja en Berlín en el sector publicitario, no pudo votar en los comicios anteriores y también se le ha "denegado" el derecho el 20-D. Le dijeron que "faltaba una firma en un documento", "sin más precisión" ni "alternativa". Te quedas sin votar porque estás en el extranjero", se queja. "Llevo cuatro años viviendo en Berlín y he sobrevivido a la pesadísima burocracia alemana; sin embargo, según la Oficina del Censo Electoral, no soy capaz de rellenar correctamente los documentos de voto", reprocha. No obstante, vio la luz al enterarse de RescataMiVoto. Ahora confía en la "buena voluntad" de alguien.

También a los pocos días de pedir ayuda alguien contactó con Cristina Santos, de Ponteceso, que trabaja como guía turística en París y estudia Historia del Arte. Esta joven de 25 años, licenciada en Historia, conocía Marea Granate gracias a las redes sociales porque, aunque lleva tres años fuera, se preocupa de estar al día de su país. En las autonómicas, viviendo en Praga, desde la embajada le hicieron llegar las vías para el voto extranjero, así que ella se "confió", pero esta vez no fue así. "La experiencia me hizo pensar que de nuevo nos avisarían de las fechas y demás, pero nada, y así me quedé fuera", cuenta.

Casos como los de David y Cristina hay muchos vista la demanda de RescataMiVoto. En las generales de 2008 ejerció el derecho al sufragio el 35% de los gallegos del CERA y en 2011 un 4,2%. La diferencia, para plataformas como Marea Granate o DosMillonesDeVotos (donde varios juristas ofrecen su apoyo "institucional y técnico" a residentes en el extranjero para votar) la marca la reforma de la ley electoral de 2011, que introduce el voto rogado (que requiere que el votante reclame la documentación) para el colectivo de la diáspora.

Desde la plataforma DosMillonesDeVotos, cuyo manifiesto han firmado juristas como la gallega Mercedes Melón, abogan por que se "eliminen" los obstáculos para el ejercicio del voto, un derecho que consideran "seriamente mermado" por el "simple hecho de residir en el extranjero". Mientras, Marea Granate denuncia el cambio normativo de 2011 como "un intento de extinguir el voto exterior, haciendo del proceso un laberinto de complicaciones".

Para los electores, señalan, por los "plazos imposibles, burocracia innecesaria y compleja". El "primer obstáculo" al que se enfrentan los migrantes a la hora de registrarse en el consulado es la presencialidad, apuntan. No ayudan los horarios de apertura ni la distancia a la que están situados. "Resulta difícil de comprender cómo en la era de Internet (...) el registro consular exija la presencia del ciudadano", critican en un informe. Además, para rogar el voto, los residentes permanentes pueden hacerlo vía telemática, pero los temporales deben ir al consulado. De hecho, Marea Granate explica que muchos desconocen la posibilidad de inscribirse como no residente y no se apuntaron como residentes por temor a perder la cobertura sanitaria. Las administraciones encargadas de garantizar el derecho al sufragio, añaden, también lo tienen difícil. En especial los consulados, resaltan en un informe, "se ven carentes de directrices claras y recursos para cumplir las exigencias legales". Por todo ello, urgen a una reforma que "garantice de forma real que quienes así lo deseen puedan ejercer su participación democrática" con dos ejes "fundamentales", facilitar el registro consular y derogar el voto rogado. Porque, proclaman, el derecho al voto "no es un lujo".

Los residentes en el exterior que piden ejercer el sufragio caen a la mitad desde las generales de 2011

  • Uno de cada seis gallegos con derecho al voto el 20-D reside en el extranjero, un total de 440.291 personas, la cifra más alta de todas las autonomías. Sin embargo, solo podrán ejercer el voto, porque así lo han solicitado y se les concedió, el 4,77% del total, es decir, 21.002 ciudadanos, como también constata el INE, en datos provisionales, y después de que se presentasen 621 reclamaciones y se aceptasen 602. No obstante, lo más probable es que ni siquiera ese pequeño porcentaje ejerza en su totalidad su derecho al sufragio, ya que en anteriores comicios siempre fueron menos los que completaron todo el proceso y llegaron a votar.La mínima cifra de participación destaca aún más si se la compara con la de los últimos comicios generales, de noviembre de 2011, la primera convocatoria en la que se introdujo el voto rogado, ya que el porcentaje de peticiones cae ahora a la mitad. Entonces fueron admitidas el 8,8% de las solicitudes, aunque, llegada la hora de hacer el recuento de urna, solo votaron 16.067 personas, el 4,2% de los inscritos en el censo de residentes ausentes (CERA).El voto rogado también se notó en las elecciones autonómicas para escoger el Parlamento gallego en 2012, cuando requirió participar un 7,7% del CERA pero solo votó el 3,2%. Con todo, las cifras más sangrantes se dieron en mayo de 2014, en las europeas, una convocatoria caracterizada ya de por sí por la baja participación, cuando únicamente un 2,5% de los residentes ausentes hizo el amago de notificar su interés y recibió el visto bueno, aunque en la práctica menos de 6.000 (un 1,4% del CERA) ejerció el derecho al final.

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