La “magia” de crear agua dulce en el mar

La firma Peter Taboada, artífice de la desalinizadora del submarino “Isaac Peral”, ultima un encargo para seis cazaminas de la Armada

También para los cruceros MSC y Ritz-Carlton

La firma redondelana Peter Taboada artífice  de la desalinizadora del submarino “Isaac Peral”

Marta G. Brea

Crear agua dulce en medio del mar no es magia, es ciencia. Aunque parezca lo contrario. Y esa ciencia llega a través de tecnología puntera como la patentada por la firma redondelana Peter Taboada, fundada en 1979 por Jesús Manuel Taboada Presedo, capitán de la marina mercante conocido como Peter. La compañía, asentada en la Estrada de Porto Cabeiro, puede decir con orgullo que la mayor desalinizadora diseñada e instalada en un barco lleva su sello. Pero no es la única. Peter Taboada ha crecido con el paso del tiempo y de la misma manera lo ha hecho su cartera de pedidos, con encargos para un sinfín de proyectos que entremezclan defensa, pesca y el turismo de lujo.

Conforme explica a FARO el director comercial de la empresa, Carlos Manzano, una de las mayores pruebas del estirón que han pegado estos últimos años es su facturación. Han pasado de rondar los siete millones de 2022 a los 11 del pasado 2023, y prevén llegar a los 13 este 2024 gracias a los contratos en los que está trabajando su equipo, que a la par se ha incrementado de las tres personas con las que comenzaron a rodar a las 40 que en este momento prestan su servicio.

La maquinaria que confeccionan son plantas desalinizadoras. Plantas con diferentes capacidades en función de sus dimensiones pero el mismo objetivo: llevar agua dulce al mar. La compañía, artífice del equipo que cumple estas funciones en el submarino Isaac Peral, que puede producir hasta 6.000 litros potables al día, afronta un proyecto que tiene como destinatarios los cazaminas de la Armada.

Instalaciones de la firma redondelana con otros de 
los proyectos en los que trabaja. // Marta G. Brea

Instalaciones de la firma redondelana con otros de los proyectos en los que trabaja. / Marta G. Brea

Se trata de seis buques que van del identificativo M-31 al M-36, con dimensiones de entre 54 y 55 metros, y bautizados en honor a los ríos Segura, Sella, Tambre, Turia, Duero y Tajo. Peter Taboada, que históricamente trabaja con el astillero Navantia, ya ha desarrollado tres de los aparatos que se instalarán a bordo de estas embarcaciones, especializadas en mantener libre de la amenaza de minas navales lugares como fondeaderos, canales de acceso a puertos y rutas de navegación.

Los sistemas tendrán capacidad para producir hasta 12.000 litros potables al día, aprovechando el agua del mar y permitiendo a sus tripulaciones poder asegurar el suministro de agua necesario para beber, ducharse o cocinar. En paralelo a estos trabajos, la firma redondelana está inmersa en otros proyectos que tienen como clientes varios cruceros de MSC y Ritz-Carlton.

Además de estos dos sectores, Peter Taboada ha fabricado multitud de plantas para buques pesqueros noruegos y chilenos que se dedican al salmón. Equipos que cumplen una función diferente, ya que sirven para reducir la mortalidad de la especie. “Lo que hacen es aspirar el salmón de la granja y lo bañan. Lo bañan en agua dulce, osmotizada y potable, y luego lo devuelven. Entonces, gracias al agua dulce, el parásito se desprende”, explica Manzano sobre estos circuitos. La mayor planta que han instalado, que también es la más grande del mundo de este tipo, puede producir 15.000 metros cúbicos diarios.

“Por nosotros no hay problema y podríamos hacer desalinizadoras que superasen ésta”, resalta el director comercial de la compañía, dejando claro que el límite lo marca el espacio disponible en cada embarcación. “Desde el punto de vista del consumo humano nuestras instalaciones podrían suministrar agua potable para una ciudad de entre 100.000 y 120.000 habitantes”, agrega. Algo así como cuatro veces la población de Redondela.

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