Los tipos de interés hunden la inversión en Galicia a niveles de pandemia

La formación bruta de capital retrocede un 2% en el tercer trimestre

El PIB autonómico se contrajo un 0,3% por el freno en la demanda y el desplome de las exportaciones

Julio Pérez

Julio Pérez

España e Italia llevaban semanas suplicando un gesto del Banco Central Europeo (BCE) que aliviase la enorme presión de los inversores antes de que su presidente, Mario Draghi, marcase un punto y seguido en la tormentosa crisis de la deuda soberana con aquel discurso del 26 de julio de 2012 que pasó a la historia financiera. “Durante nuestro mandato, el BCE está dispuesto a hacer lo que haga falta para preservar el euro”, proclamó. “Y créanme –añadió a renglón seguido–, será suficiente”. Esa misma jornada, la prima de riesgo española bajó más de 50 puntos básicos y salió por fin de la barrera récord de 600 que ahogaba la capacidad del Estado para endeudarse. Su sucesora empleó una expresión muy similar para, diez años después, ilustrar la lucha del organismo contra la inflación. “Usaremos todas las herramientas a nuestro alcance y haremos todo lo que sea necesario”, anunció Christine Lagarde durante un evento retransmitido en LinkedIn el pasado de 7 marzo. Hasta entonces iban cinco subidas consecutivas en los tipos de interés y vinieron después otras cinco, dejando el cambio oficial en el 4,5%, su nivel más alto desde mayo de 2001.

En su próxima cumbre de diciembre, la cúpula del BCE tiene que decidir si mantiene los incrementos en pausa. Dependerá de su visión sobre el comportamiento de los precios –el objetivo es llevar la inflación al entorno del 2%– y los efectos colaterales para la economía de las guerras en Ucrania y Gaza. Mes a mes, la contención del mercado inmobiliario y las caídas en picado de las hipotecas ejemplifican la otra cara del giro en la política monetaria. Y era cuestión de tiempo que también aflorase el cambio de escenario en las cuentas económicas de Galicia.

El Producto Interior Bruto (PIB) regional pasó de la desaceleración al terreno negativo durante el tercer trimestre del año a pesar de las buenas sensaciones que dejó la campaña de verano para el sector turístico. La economía mermó el 0,3% con respecto a la primavera, cuando la actividad ya se había mantenido plana; y la tasa interanual descendió del 1,7% registrado en el segundo trimestre al 1%, según el balance que acaba de publicar el Instituto Galego de Estatística (IGE).

La demanda interna cojea. Salvo el gasto público –con un alza trimestral del 0,4% y del 5% en la comparativa anual–, el resto de parámetros arrojan números rojos o están a punto de hacerlo. El desembolso de los hogares acusa el impacto de la inflación con un recorte del 0,1% sobre el segundo trimestre y un tibio ascenso interanual de solo el 0,2%.

Peor evolución lleva la formación bruta de capital, un indicador fundamental de la salud de la economía porque básicamente refleja la inversión de las empresas en activos para mantener su producción o ampliarla. Por primera vez desde los momentos más duros de la pandemia, cae un 1,5% en tasa trimestral y el 2% en interanual, empujada por la sequía de financiación en el tejido productivo ante la escalada de los tipos de interés. “Galicia tenía un comportamiento claramente expansivo”, asegura Santiago Lago, catedrático de Economía Aplicada y director del Foro Económico de Galicia, a pesar incluso del giro brusco en la política monetaria. “Pero la subida del precio del dinero –continúa– hace que las decisiones de gasto se enfríen”.

El coste del crédito a empresas se duplica en un año y ya alcanza el 5%

El saldo de préstamos en vigor a empresas y hogares se situó en junio en la comunidad en 41.614 millones de euros tras una bajada de casi 1.000 millones en los últimos doce meses. El Banco de España da por hecho que el corte seguirá. Su última encuesta de préstamos bancarios correspondiente al tercer trimestre evidencia un nuevo endurecimiento de los criterios de concesión y las condiciones generales “de forma generalizada” por sexto trimestre consecutivo. “La evolución restrictiva de la oferta de crédito respondería al aumento de los riesgos percibidos por las entidades financieras, a una menor tolerancia a los mismos, y, en menor medida, al deterioro de su liquidez –apunta el supervisor–. En línea con esta evolución, el porcentaje de solicitudes de crédito rechazadas habría vuelto a aumentar en todas las modalidades”. En septiembre, el tipo medio aplicado en las nuevas operaciones de hasta 250.000 euros alcanzó el 5,19%, más del doble que un año antes (2,47%). La cuota de los créditos de entre 250.000 euros y un millón saltó del 2,29% al 5,02%; y los de más de un millón se pagan al 4,78% de media, frente al 2,18% de septiembre de 2022.

El presidente de la Sociedad de garantía recíproca de la pequeña y mediana empresa de Pontevedra y Ourense (Sogarpo), Artur Yuste, admitió hace unos días la entrada en “una etapa de dificultades para la financiación y para la inversión empresarial” que obligó a la entidad a elevar un 20% sus avales en los nueve primeros meses del año para facilitar el acceso de los negocios al crédito. También la Xunta tiene abierto hasta el próximo jueves el plazo de solicitudes de una línea de ayudas de 2 millones de euros para que pymes y autónomos con operaciones de préstamos directos del Igape puedan “neutralizar” la subida de los tipos de interés.

Esta vez, además, el negocio exterior de las empresas gallegas no ayuda a contrarrestar la flojera de la demanda interna. La aportación de las exportaciones al PIB autonómico bajó un 3,9% en tasa trimestral y un 4,9% en la variación interanual. Al negocio interior de la comunidad le pasa factura su exposición al mercado europeo y, particularmente, a economías como la Alemana, que se asoma a la recesión técnica tras un retroceso del 0,1% de su economía en el tercer trimestre.

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