Verino llama a tejer alianzas de empresas y “un corredor interior” de Vigo a Ourense

“Si no tenemos una visión holística de cualquier sector, estaremos abocados al fracaso”, avisa el diseñador tras recibir la Medalla de Oro del Círculo de Empresarios de Galicia

Caballero, Verino, Rueda y 
Rodríguez, ayer.  | // J. LORES

Caballero, Verino, Rueda y Rodríguez, ayer. | // J. LORES / julio pérez

Julio Pérez

Julio Pérez

En el armario emocional de Roberto Verino conviven un viejo chaquetón de su padre y el espíritu de juventud eterna heredado de su abuela con el estruendo de las míticas máquinas de coser Refrey que la saga empresarial de los Freire vendían en la década de los 60 y los 70 por todo el mundo desde su fábrica del barrio de Bouzas. Hay sangre olívica en la obra del diseñador, uno de los grandes estandartes y de los pocos supervivientes de “aquel momento mágico” del movimiento Galicia Moda impulsado por el publicitario vigués Luis Carballo, cuando la suya y otras muchas marcas del textil alumbraron una auténtica identidad de país. “Siempre digo que nadie es profeta en su tierra y hasta hace poco así lo creía”, confesaba el modisto ayer tras recoger la Medalla de Oro que le concedió el Círculo de Empresarios por su brillante trayectoria “empresarial y social”. Este reconocimiento, junto a su reciente ingreso en la Real Academia Galega de Belas Artes, son “curas de realidad” y un baño de cariño “que ratifica que empiezo a ser considerado como alguien que ha hecho algo en esta tierra a la tanto admiro y quiero”.

Los asistentes a la entrega en 
el Círculo de Empresarios en
Vigo.  | // JOSÉ LORES

Los asistentes a la entrega en el Círculo de Empresarios en Vigo. | // JOSÉ LORES / julio pérez

Y todos se lo recordaron. “Salta a la vista su orgullo de pertenencia, su orgullo de niño de pueblo, que pasea por el mundo presumiendo de un apodo que convirtió en apellido para hacer universal su localidad de origen, Verín”, alabó Manuel Rodríguez, presidente de la entidad. En un discurso casi de despedida –el líder del grupo Rodman dio a entender que no repetirá al frente del Círculo de Empresarios–, tomó prestado el reiterado mensaje de Verino sobre la importancia de aprovechar todo lo que une a la sociedad para agradecer la “idea de colectividad” impregnada en el espíritu de la entidad por todos sus socios. “Vienen tiempos de cambio”, aseguró, animando “a utilizar esta casa, formular propuestas, buscar la unidad de acción”. El ejemplo estaba en el premiado. “Un precursor, un gran visionario”, remarcó Rodríguez, con una apuesta por el rural desde hace más de 40 años “luchando ya entonces sin saberlo contra la España vaciada”.

El diputado socialista y ex delegado del Estado en Zona Franca de Vigo, con la que Roberto Verino acaba de lanzar la segunda convocatoria de la aceleradora Víatextil, apeló al empresario “que hay detrás de los focos”. “El que transmite el amor por Galicia en todo lo que hace”, dijo David Regades. “Que crea y cree en su tierra”, subrayó Marta Novoa, alcaldesa de San Cibrao das Viñas –donde está el centro de producción de la compañía– y vicepresidenta de la Diputación de Ourense. “Ser creativo es un don que poca gente tiene”, apuntó Abel Caballero, el regidor de Vigo. “Formas parte de cada uno de nosotros –añadió– con tu forma de entender una actividad económica y la segunda piel que llevamos”. “Roberto Verino es de esos gallegos que nos hizo sentir orgullosos cuando lo necesitábamos”, aludió el presidente de la Xunta. Su marca lleva por el mundo “la huella del sitio donde nació”, recordó Alfonso Rueda, en un sector “que no para de batir récord de exportaciones”.

Al homenajeado le sigue sorprendiendo “la capacidad de Vigo para reinventarse, para seguir innovando a través de todo su tejido industrial”. “Hay talento, hay innovación, existen clústeres y centros tecnológicos que tendrían en mismo impulso en otra parte del territorio y, lo más importante, en Vigo veo compromiso”, afirmó. Echa de menos “puentes de cooperación” con Ourense. “No le estamos sacando todo el partido necesario al potencial y las sinergias”, se quejó, reclamando “un corredor interior” –“El Atlántico sí que tiene más marketing”, ironizó– para acabar “con estas barreras muchas veces impensables”.

A los empresarios presentes también les pidió aprovechar las alianzas entre ellos. “En estos tiempos tan inciertos, muchas veces el compartir se convierte en el mejor de los sosiegos”, sostuvo. Tras agradecer el apoyo constante de su equipo personalizado en Dora Casal, su directora ejecutiva, confesó que se siente mucho mejor “siendo creativo que empresario”. Esa faceta profesional le quita el sueño. “Pero os recomiendo –lanzó– que, cuando podáis, contratéis a gente que os ayude a sentir que no estáis solos”. “Sin personas no hay empresas. Y el éxito de las empresas suele ser proporcional a las mismas”, dijo.

La suya está abriendo una etapa de unión entre lo físico y lo digital. Ve las tiendas como “el alma de la marca” y las clientas “como protagonistas”. En medio del rugir de la inteligencia artificial y el vértigo de la moda, Roberto Verino esgrime “perspectiva y rigor”: “Si no tenemos una visión holística de cualquier sector, estaremos abocados al fracaso”.

Emocionadísimo durante todo el discurso, al creador se le rompió dos veces la voz. La primera, cuando miró a su mujer, María del Valle. “La persona con mayúsculas”, enarboló sobre su mano derecha, “el complemento ideal para un soñador como yo”. Su segundo silencio obligado fue mirando arriba, convencido de que su hija Cristina, fallecida hace poco más de un año, “nos está mirando”. “Más que máquinas y tecnología, lo que nos hace falta en muchas ocasiones –defendió– es simplemente humanidad”.

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