Impagos

Seis meses sin perder los papeles

Tras medio año sin cobrar, empleados de Galpel se plantan ante su fábrica | La empresa, cuya crisis comenzó con el alza del gas, defiende su actuación: “Legal y por un acuerdo”

Empleados afectados de Galpel y varios familiares, ayer ante la empresa.

Empleados afectados de Galpel y varios familiares, ayer ante la empresa. / ALBA VILLAR

Cuando Marta recibió la carta en la que su empresa le comunicaba que “la falta de materias primas” impedía “de forma total” que pudiese prestar sus servicios, instándole a no acudir a su puesto hasta que el problema terminara, se temió lo peor. La cogió de manos de los enlaces sindicales de Gallega de Papel, conocida como Galpel en el sector, y lo hacía fuera de las instalaciones de la compañía. “Ni siquiera nos abrieron las puertas del aparcamiento”, confiesa a FARO casi seis meses después, a pocos metros de ese lugar. Allí estaba ayer acompañada por una decena de compañeros, que como ella, tras esa misiva que llegó a finales del pasado agosto, no han vuelto a trabajar. Tampoco a cobrar. Tras prácticamente medio año en sus casas con la cuenta a cero, sin poder percibir prestación alguna o cambiar de empleo, algo solo posible si se fuesen voluntariamente de la empresa y renunciasen a su derecho a ser indemnizados, dejan claro dos cosas. La primera, que les han dejado “tirados como perros”. La segunda, y a sus ojos más importante, que “es inhumano pasar por esta situación”.

En el entorno de Camiño Fonte das Pexegueiras (Redondela), donde Galpel –en concurso voluntario desde noviembre– posee su centro operativo, el alboroto de los niños entrando en el CEIP Plurilingüe Porto Cabeiro contrastaba este martes con la tranquilidad que desprendía la fábrica. En el suelo de la carretera, una pintada hace intuir el drástico conflicto que atraviesa con sus todavía empleados. Sobre ella, los mismos lo corroboran.

“Estoy jodida y no me importa decirlo. Tengo dos niños, vivo sola y de alquiler. Si no llega a ser por mi familia, en estos momentos estaría en la calle. Pero estaría en la calle el segundo mes. Han sido meses y meses, y todo el mundo tiene gastos. Que no tengas ningún tipo de ingresos durante tanto tiempo es insostenible. Eso no lo aguanta nadie”, comenta una de las trabajadoras afectadas, que como los demás denuncia que se siente “insultada” por la compañía –para la que la mayoría lleva trabajando más de una década, si no dos– al no recibir las explicaciones “suficientes” sobre el estado de la empresa y su futuro.

Los empleados critican que la compañía, que desde septiembre no les volvió a pagar, no presentó ningún Expediente de Regulación de Empleo hasta enero –el auto de extinción de la relación laboral ha sido validado por la justicia y se publicará en breve, según fuentes próximas al proceso concursal–, estando “atados de manos”: por un lado, sin poder cobrar, por el otro, sin poder trabajar… Salvo renuncia voluntaria y, por tanto, renuncia a compensación económica.

Empleados afectados de Galpel y varios familiares, ayer ante la empresa.

Empleados afectados de Galpel y varios familiares, ayer ante la empresa. / Alba Villar

“A ver que persona puede vivir medio año sin ingresos. Creo que no hay nadie en España que pueda. No tienes ni para comer, para pagar tu casa… Y el banco no te va a decir ‘Esperamos a que se arregle esto’. El de la luz tampoco. Y el del supermercado, si no le llevas cinco euros, no te da el pan”, manifiesta otro empleado. “Que pasen cosas así son incomprensibles”, agrega un compañero, señalando que de aquí a que acaben recibiendo el dinero adeudado por parte del Fondo de Garantía Salarial pasarán al menos otros dos meses. “Es una empresa pequeña, podía haber dado la cara perfectamente. Nos lo merecemos después de toda la vida trabajando aquí”, dicen.

Los afectados, a los cuales ayer acompañaron varios familiares y que se sitúan en torno a la veintena –algunos no acudieron al acto de protesta–, censuran además el rol desempeñado por los representantes de los trabajadores. Desde el pasado agosto, apuntan, solo se habrían llevado a cabo tres encuentros informativos en los que frases como “Es lo que hay, hay que esperar, esto lleva un proceso, se está tramitando, a ver que nos cuentan” predominaron en las conversaciones. Del mismo modo, recuerdan, dentro de los pocos empleados con los que en principio se quedará Galpel, no incluidos en el ERE, están los dos enlaces sindicales.

Una nómina “en camino”

Tras ponerse en contacto FARO con Gallega de Papel este lunes, explicando el motivo de la consulta y finalmente sin obtener respuesta por su parte, la misma llegó este martes, luego de la primera publicación sobre el caso. Desde la compañía, afirman que “la empresa siempre ha actuado de forma legal y de acuerdo con los representantes elegidos por los trabajadores”, incidiendo en que “hay una pequeña minoría de trabajadores que no parecen estar de acuerdo con la mayoría y actúan de forma contraria a lo acordado, pretendiendo que el ERE se ha hecho de forma clandestina o autocrática, cuando realmente se ha hecho por los cauces legales y con el respaldo de la plantilla”.

Empleados afectados de Galpel y varios familiares, ayer ante la empresa.

Empleados afectados de Galpel y varios familiares, ayer ante la empresa. / Alba Villar

“La transparencia ha sido total”, añaden, e indican que el Expediente de Regulación de Empleo se inició adjuntando “toda la documentación contable precisa para su adopción”, accesible para cualquier interesado (lo cual incluye a los empleados). De igual manera, en relación a los retrasos de los pagos de los salarios, avanzan que Galpel “está en disposición de pagar la primera nómina anterior al concurso” gracias a que el Mercantil número 2 de Pontevedra alzó los embargos administrativos que condicionaban la tesorería de la empresa. “Por lo demás, el resto de las nóminas está garantizadas por el Fogasa (cuyas primas ha pagado Galpel), y por el especial tratamiento concursal que tienen los créditos laborales”, resume.

La compañía, dedicada a la fabricación de artículos de papel y cartón, y cuyo pasivo como avanzó este periódico asciende a más de 10 millones –serían 12 según matizó ayer–, expone que las deudas anteriores a la declaración del concurso voluntario “no se pueden atender hasta la fase de liquidación o convenio” y recuerda que existen “mecanismos para posibilitar la continuidad de la empresa” siempre que se logre “rentabilizar el negocio”. Para ello, rematan, “es preciso que se bajen los costes de compra de la materia prima” a niveles anteriores a la guerra en Ucrania. Y es que, conforme resaltan, el motivo de la crisis fue el encarecimiento de las bobinas de papel por “la escasez de gas con el que trabajan los hornos”.

Suscríbete para seguir leyendo