El motor de Vigo vuelve a rugir al máximo de su capacidad, aunque sin perspectivas claras sobre por cuánto tiempo. La planta del grupo Stellantis recuperó ayer la producción simultánea en sus dos líneas de montaje y al tope de cadencia para alcanzar los 2.300 coches al día, algo que no ocurría desde finales de febrero por los continuos problemas de abastecimiento de componentes, sobre todo tecnológicos por la escasez mundial de microchips. En estos casi dos meses, además de trabajar la mayor parte del tiempo con una sola línea (el Sistema 1, en el que se ensambla el todocamino Peugeot 2008), la factoría se vio obligada a reducir la cadencia (el número de unidades que se montan por hora) y a rotar los turnos de mañana, tarde y noche para mantener lo posible la actividad sin llegar a parar. Lo que sigue en el aire, y de forma indefinida según fuentes sindicales, es la recuperación de los equipos de refuerzo de fin de semana, lo que afecta a más de 1.300 trabajadores.
La crisis de los microchips, que ya el año pasado obligó a Stellantis Vigo a dejar de ensamblar más de 100.000 coches, vuelve a amenazar la actividad de Balaídos, que ya da por perdidos los objetivos iniciales de producción para este ejercicio –de nuevo, en torno a 600.000 unidades–. De hecho, desde finales de febrero y hasta ayer, la planta ha trabajado prácticamente a una sola línea, muy lejos de su potencial instalado de 2.300 coches diarios. Estos paros, a mayores de los perjuicios que suponen para los trabajadores –prácticamente agotan todas las medidas de flexibilidad laboral de la empresa–, lastran los indicadores de competitividad del centro, ya que las fábricas son más rentables cuanto más se aproveche su capacidad instalada. Y Vigo trabajó prácticamente al ralentí este año.
La duda que asalta a la empresa en Vigo y a la plantilla es cuánto tiempo más durarán los problemas de abastecimiento.
Líder en Europa y en el grupo
La de Balaídos fue la planta española y europea que más vehículos produjo dentro y fuera del grupo Stellantis, por encima de la de Volkswagen en Wolfsburgo, y también fue la primera factoría del grupo que pilota Carlos Tavares a nivel mundial, seguida de lejos por la de Fiat Betim en Brasil. El centro sigue pendiente de que la multinacional haga oficial la asignación de una nueva silueta de furgoneta de la marca Fiat, como adelantó FARO.
