Alberto Núñez Feijóo va a centrar su estrategia de oposición en la economía, en mostrarse como el valor seguro que necesitan los españoles ante las incertidumbres provocadas por la pandemia y la guerra en Ucrania, y por eso consideraba urgente cerrar la herida con la patronal CEOE que dejó abierta Pablo Casado. El exlíder del PP, el partido que tradicionalmente mejor se había entendido con los empresarios, vivió tres años con una interlocución mínima con Antonio Garamendi y mucha desconfianza mutua. Casado nunca entendió que el jefe de la patronal tuviera una sintonía tal con el Gobierno de Pedro Sánchez que le llevara a firmar una docena de acuerdos económicos con él: desde la primera subida del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta la reforma laboral, pasando por los ERTES en plena pandemia. Tampoco le perdonó nunca a Garamendi que quitara importancia a los indultos concedidos a los presos del 'procés'. Por su parte, el jefe de la CEOE siempre subrayó la necesidad de el hombro y forjar consensos ante la urgencia social provocada por el covid-19.

Feijóo se reunió con Garamendi en la sede de Génova, un encuentro de casi una hora en el que le contó las ideas generales de la propuesta fiscal que pondrá negro sobre blanco esta misma semana y que mandará al Gobierno, los empresarios y los sindicatos, con los que también se vio este martes.

El presidente del PP defendió ante todos ellos su plan para reducir el IVA y el impuesto especial de hidrocarburos y también corregir el impacto de la inflación en algunos tramos del IRPF "a las rentas medias y bajas de forma temporal", según informó al final de la jornada Juan Bravo, el nuevo vicesecretario económico del partido. Eso evitaría que los contribuyentes saltaran de tramo por el simple hecho de que su sueldo se haya corregido por la inflación. Bravo admitió a las claras que la voluntad de Feijóo con estas reuniones es "intentar recuperar el diálogo" entre el PP y "los agentes sociales". "Dialogar no significa siempre tener que acordar, se pueden tener posiciones diferentes, pero con el diálogo se tiene la voluntad clara de enriquecer", continuó celebrando la reconexión con los agentes sociales.

Garamendi y Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme, bendijeron la idea de "una bajada generalizada de impuestos", porque la ven como la mejor fórmula "para solucionar los problemas de España". Los sindicatos la rechazaron de forma rotunda.

El secretario general de CCOO, Unai Sordo, este martes en la sede del PP, con su presidente, Alberto Núñez Feijóo. DAVID MUDARRA / PP

En cambio, por la tarde, los secretarios generales de CCOO y UGT, Unai Sordo y José Luis Álvarez, censuraron la petición del PP y los empresarios y reclamaron un sistema fiscal "más justo, equitativo y ambicioso donde paguen más los que más tienen", en palabras de Sordo.

El líder del PP no viajó este martes a Valladolid a la toma de posesión de Alfonso Fernández Mañueco como presidente de Castilla y León. Era su manera de huir de su primera gran decisión: la de permitir que se forme un Ejecutivo de coalición entre el PP y Vox. El líder de los populares se preparó una larga jornada en la sede como excusa, pero no esquivó el tema. Sordo le advirtió del peligro de "normalizar" a la ultraderecha y aseguró que Vox es un “riesgo para la democracia”.