Iberdrola encendió su primer parque eólico en el mar dos meses antes de lo previsto. Y no suele ser habitual ganar tiempo en las obras de este tipo de infraestructuras con trámites muy largos y una tremenda complejidad en el día a día, pendiente, entre otras muchísimas cosas, de la meteorología.
Su presidente, Ignacio Sánchez Galán, reconoció ese día, el 30 de octubre de 2014, los “numerosos desafíos tecnológicos” detrás del West of Duddon Sands, con 389 megavatios (MW) repartidos en 108 molinos a unos 20 kilómetros de la costa de Barrow-in-Furness, en el noroeste de Inglaterra. Desde entonces, la multinacional energética española extendió la offshore también por aguas alemanas e irlandesas, está a punto de hacerlo en la bretaña francesa y su cartera de proyectos incluye Japón, Suecia, Polonia, EE UU... y ahora España. En febrero anunció su intención de desarrollar su primer parque aquí bajo el paraguas de los fondos europeos del Nex Generation con un proyecto de 300 MW y 1.000 millones de inversión. Era solo el aperitivo, como aseguró la compañía, con hasta 2.000 MW en mente para “la costa gallega, la andaluza o las Islas Canarias”. Galicia es la elegida. Iberdrola tramita ya dos complejos flotantes de 490 MW cada uno frente a la Mariña luguesa.
Se llaman San Brandán y San Cibrao, en referencia al pueblo del concello de Cervo donde en principio está prevista su ubicación, a unos 15 kilómetros del litoral para no afectar a ninguna otra actividad. El promotor es la filial de renovables de Iberdrola en Galicia, según figura en la documentación remitida al departamento dirigido por Teresa Ribera para los informes de alcance medioambiental. Es el paso previo a la tramitación propiamente dicha. Una vez analizado el contenido del proyecto, la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental concreta a la empresa del contenido que debe tener el estudio de impacto del que depende la autorización definitiva de la administración central.
Lo que sí avanza Iberdrola es que se trata de tecnología flotante en los dos casos, la idónea para Galicia. La profundidad de la plataforma marina impide recurrir a los anclajes convencionales de los parques al fondo del mar que la compañía tiene en resto del mundo, en muchos casos con cimentaciones construidas en el astillero de Navantia Fene en alianza con la firma asturiana Windar. La inversión, según las fuentes consultadas, rondaría los 3.000 millones de euros en total. Los proyectos incorporan la construcción de la línea de evacuación eléctrica de los parques hasta subestaciones en tierra.
Los detalles que Iberdrola desveló hace tres meses a propósito del parque con el que concurría a los Next Generation permiten hacerse una idea de la cadena industrial que podría haber con estas otras dos instalaciones de offshore flotante pensadas para Galicia. En ese caso, con menos potencia incluso, el gigante energético calcula la creación de 2.800 empleos anuales y la participación de 66 empresas y centros tecnológicos –52 pymes entre ellos– dentro de “un polo de industrialización” del país. “Esta actividad implicaría, según las estimaciones de la compañía, a nueve comunidades autónomas, contribuyendo así a la vertebración del territorio y a la creación de oportunidades industriales y de innovación en un mercado en crecimiento, con un alto componente exportador”, explicaba en febrero.
Las zonas aptas para levantar parques eólicos marinos en España se verán en el borrador del Plan de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) que ultima Transición_Ecológica. Los estudios iniciales en colaboración con las autonomías contemplan tres puntos posibles en Galicia por existencia de viento suficiente, condiciones del suelo marino adecuadas y la convivencia con el tráfico marítimo, los espacios protegidos y, sobre todo, la pesca. ¿Cuáles son? Parte de la costa sur de Pontevedra, Punta Langosteira en A Coruña y A Mariña de Lugo, donde, además, existe un claro consumidor electrointensivo, Alcoa, en problemas de viabilidad por los precios de la energía.
A esas mismas localizaciones apunta el reciente estudio de Galician Offshore Energy Group (GOE), la alianza de empresas de Asime dedicadas a la eólica marina. La Mariña de Lugo, con conexión en el nudo de Xove, es el área de mayor potencial sin ningún impacto: hasta 5.740 MW. En Punta Langosteira serían 360 MW y en Val Miñor unos 3.120 MW.
A la espera de los POEM, hay otros 10 proyectos para parques eólicos en el mar presentados en Transición Ecológica. La inmensa mayoría están situados en Gran Canaria –uno, Gofio, de la gallega Greenalia–, otro se emplaza en Lanzarote y uno más en Girona.