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Banca

'Bankia, un adiós casi en la intimidad'

La entidad celebra su última junta sin apenas accionistas y lejos de los tumultos de otros años

Sala casi vacía del Palacio de Congresos donde se celebró la junta, ayer.

Nunca sabremos cómo habría sido en otras circunstancias, pero lo cierto es que Bankia se despidió ayer de sus accionistas -y del público en general- en un ambiente recogido, casi de incógnito, como esos funerales en la más estricta intimidad que tanto abundan en estos tiempos del coronavirus. De hecho, al cortejo fúnebre le fue de horas que no tuviera que salir para la iglesia o el cementerio, según se vea, porque, pocas horas después de terminada la junta, Competencia autorizó la absorción de Bankia por CaixaBank. Si se adelanta un día, la despedida presencial no habría sido necesaria -de hecho, se apuró antes de convocarla- y es posible que el adiós definivo, porque la entidad cofundada por Bancaja y Caja Madrid se dispone a desaparecer, hubiera sido por carta.

Generaba cierta nostalgia echar la vista atrás y pensar lo que había sido ese evento apenas hace una década, después de la intervención del banco en mayo de 2012: las patrullas policiales vigilando el recinto del Palacio de Congresos de València, las concentraciones masivas de afectados por las preferentes y sindicatos a las puertas, las decenas de intervenciones de damnificados en el interior de la sala, el cansancio general ante un evento que llegó a durar siete horas...

Quietud

Diez juntas después, aquel trasiego se había convertido en quietud, silencio, soledad. Nadie fuera y apenas nadie dentro. Tan solo 31 accionistas asistieron a la junta, algunos de ellos de forma telemática. Así que en la sala apenas había nadie. Ni prensa, una vez que los fotógrafos terminaron su trabajo.

Como sucedía en los últimos tiempos, tras solucionarse los numerosos conflictos con la clientela generados antes de la llegada a la presidencia de José Ignacio Goirigolzarri y su equipo en el citado 2012, solo pidieron la palabra algún representante del movimiento contra el apoyo financiero a la compra de armas y los sindicatos. Estos últimos, ayer, alzaron la voz para exigir árnica ante la que se avecina con la absorción de Bankia por CaixaBank y la reducción de plantilla que conlleva una operación de estas características.

La junta tuvo momentos ciertamente surrealistas, como cuando se sometió a aprobación de los accionistas la reelección por cuatro años de Goirigolzarri y de algunos vocales del consejo de administración. Las cosas de los formulismos legales.

La notaria

El presidente del banco, cuyo destino es convertirse en el máximo responsable de CaixaBank -también fue consejero delegado del BBVA, con lo que solo le falta el Santander para el póquer de la banca española-, tuvo palabras de elogio para el equipo que ha comandado desde 2012 y mencionó expresamente al consejero delegado José Sevilla, quien no le acompañará en la nueva aventura. El número dos de Bankia intervino después en la junta y también tuvo palabras de elogio para el equipo, pero no mencionó expresamente a Goirigolzarri en su discurso leído.

Al inicio de la junta realizó una breve intervención la notaria del acto, quien deseó "lo mejor" a los directivos de Bankia que se aprestan a cruzar el camino para integrarse en CaixaBank. Amén.

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