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Iberdrola, Greenalia y firmas del metal preparan los primeros parques eólicos del mar en Galicia

Una de las tres plataformas de Windfloaten Viana EDP

A la espera de los planes de ordenación del espacio marítimo, las empresas se fijan en la frontera con Portugal, Punta Langosteira y la costa de Lugo

El Museo de la Energía de Dinamarca (Energimuseet) guarda como oro en paño parte de una de las turbinas del primer parque eólico en el mar que se construyó en el mundo en 1991. Cuando vencieron los 25 años de la concesión, su dueño, el gigante del sector DONG Energy, decidió desmantelar las once torres del Vindeby Offshore Wind Farm porque los ingresos por la electricidad estaban muy lejos de compensar los altísimos costes de mantenimiento. Nada es igual ya en el negocio offshore. Las pioneras instalaciones, con un coste inicial de 10 millones de euros y una potencia de 4,9 megavatios (MW), generaron durante toda su vida útil lo mismo que ahora puede aportar en solo siete días el mayor parque marino de DONG Energy, el Hornsea One, ubicado a 120 kilómetros de la costa británica de Yorkshire.

Para los muchos que en aquel momento se mofaron de la idea, escépticos por la competencia del carbón y los efectos del agua salada, el tiempo demostró que la energía eólica marina “es la historia de un liderazgo tecnológico e industrial europeo indiscutible”, como subraya la Comisión Europea en una reciente comunicación al Parlamento Europeo, el Comité Económico y Social y el Comité Europeo de las Regiones para “aprovechar el potencial de la energía renovable offshore” en su estrategia hacia la neutralidad climática. Las autoridades comunitarias refrendan en el documento las muchas posibilidades de desarrollo que la eólica marina tiene en países como España, donde se empieza a hablar abiertamente de exprimir las plataformas flotantes.

 “Es un hecho”, coinciden varias fuentes del sector consultadas por FARO, con “varios proyectos en marcha” pensados para Galicia en manos de Iberdrola, Greenalia y de consorcios de otras empresas energéticas y firmas del metal, aspirantes a los fondos europeos de reconstrucción tras la pandemia para la financiación. Los detalles se guardan bajo llave porque algunos de los planes acaban de llegar a manos del Gobierno central en su convocatoria de proyectos tractores para la reindustrialización del país, pero también porque desde que en 2009 el Parlamento gallego aprobó por unanimidad una resolución contraria a la localización de parques offshore en la zona costera de su competencia, el posicionamiento político no varió, y porque faltan todavía los planes de ordenación marítima que definirán dónde es posible levantar los molinos.

Por el momento, los promotores interesados en estrenar la tecnología flotante en Galicia tienen en la cabeza tres áreas de abundante recurso y técnicamente factibles: el entorno de A Mariña, especialmente alrededor de los concellos de Xove y Cervo;Punta Langosteira, en A Coruña; y la frontera marítima de Galicia con Portugal, la zona elegida por la alianza de EDP, Engie, Repsol y Principle Power para colocar uno de los mayores parques flotantes de Europa. El parque Windfloat, de 25 MW a 25 kilómetros de Viana do Castelo, vierte a la red el equivalente al consumo de 60.000 familias desde el mes de julio y una de las tres plataformas se fabricó en Navantia Fene dentro de la fructífera colaboración del astillero público con la asturiana Windar de la que también salieron los contratos de jackets para los últimos parques eólicos de Iberdrola en Alemania, Reino Unido y Francia.

El sector “offshore”

  • Ruta con la eólica marina

    Transición Ecológica abrió a mediados del pasado año una consulta pública a los agentes del sector para concretar qué medidas eran necesarias para el desarrollo en España.

  • El “elevado potencial”

    Lo remarca el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC), que prevé abrir la tecnología a las subastas de renovables a medida que siga madurando.

  • El atlas eólico de 2009

    Galicia y Canarias destacaban entre las zonas de España con mejor recurso en el informe elaborado por el IDAE.

La dilatada experiencia por medio planeta de la líder de las renovables en España le permite ser una alumna aventajada en la nueva era abierta al viento en el mar como fuente de energía. Iberdrola aspira a ejecutar un parque flotante demostrativo de 10 MW, señalan en el sector, que dan por hecho que la apuesta de la compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán “será mayor, una vez que la normativa y la planificación se aclaren”. Sobre la mesa hay más instalaciones de hasta 500 MW de potencia.

Tanto Iberdrola como Greenalia admitieron su interés por desarrollar eólica flotante en Galicia en el transcurso de unas jornadas sobre el futuro de las energías marinas el pasado noviembre organizadas por Enermar. El grupo liderado por Manuel García, que tiene en tramitación cinco parques de 50 MW cada uno en las aguas de Gran Canaria, mira también a Galicia. Lo único que confirma es que ha hecho una manifestación de interés con “un proyecto relacionado con nuestra área de negocio” en la convocatoria del Ministerio de Industria cerrada el pasado miércoles para la competitividad y sostenibilidad industrial y que la compañía estudia presentarse a los Next Generation de la UE. “Lo analizaremos en profundidad cuando esté la convocatoria para evaluar qué proyectos pueden encajar”, apuntan fuentes de Greenalia.

El Galician Offshore Energy lleva años pidiendo no perder el tren de la flotante

Muy pendiente está el sector del metal de Galicia, que lleva años reivindicando la necesidad de no perder este tren desde el Galician Offshore Energy Group, formado por casi medio centenar de empresas e instituciones ligadas al sector. “Sin duda alguna, Galicia es una zona prioritaria para el desarrollo de la flotante por la calidad del recurso y la cadena de valor de la industria”, remarca Enrique Mallón, secretario general de Asime, partidario de seguir aunando acuerdos entre firmas de toda la cornisa cantábrica para posicionarse “con las grandes capacidades conjuntas que existen”.

El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC)recoge el “elevado potencial en España” de la tecnología flotante a una década vista por “la reducción de sus costes de generación en instalaciones reales y previstas en el corto plazo en Europa”. “Los mecanismos de apoyo y volúmenes de potencia en las convocatorias de subastas en concurrencia –señala el Ministerio para la Transición Ecológica, en referencia a las pujas de potencia verde que se acaban de retomar– se irán adaptando a sus niveles de competitividad crecientes, con atención a su contribución a la consolidación y competitividad del tejido industrial y a sus sinergias con otros sectores estratégicos”. Entre ellos, según el deparmento que dirige Teresa Ribera, destacan la construcción naval, los astilleros, la ingeniería civil y las industrias electrointensivas. 

La identificación y análisis de las zonas compatibles se aprobará antes del 31 de marzo

A mediados del pasado año estuvo abierta la consulta pública previa para la elaboración de la Hoja de Ruta para el desarrollo de la Eólica Marina y las energías del Mar en España. Como está ocurriendo con otras innovadoras formas de producción y almacenamiento energético, el caso del hidrógeno, el ministerio busca las opiniones de los sectores implicados “sobre el planteamiento y directrices para la adaptación del marco regulatorio sectorial español, la identificación de prioridades y recursos necesarios”. Teóricamente, antes del 31 de marzo de este año, el Gobierno debe aprobar los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo “con vistas a fomentar” el crecimiento sostenible de las economías marítimas, incluida la eólica offshore.

Los planes de ordenación se están realizando, según detalló en aquel momento el Ministerio para la Transición Ecológica, “en coordinación con las administraciones sectoriales, tanto estatales como autonómicas, con competencias en el ámbito marítimo” y en ellos se localizarán y analizarán “las zonas donde la implantación de instalaciones eólicas marinas y de las energías del mar puedan conllevar una mayor contribución energética potencial, así como las posibles compatibilidades o interacciones con otros usos u ocupaciones presentes y previstos a futuro”. 

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