El sector palangrero gallego lo avisó antes y después de que pasase. Y las consecuencias han llegando. La decisión de incluir el tiburón marrajo ( Isurus oxyrinchus) dentro del Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) está provocando que los buques que operan en el Atlántico norte se vayan a quedar sin cuota de la especie por primera vez en su historia. Según pudo saber FARO, restan menos de 10.000 kilos para que se agote el cupo de 350 toneladas establecido a principios de año desde el Ministerio de Transición Ecológica, al que fuentes del sector acusan de "suplantar a la Secretaría de Pesca". Según explican las mismas fuentes, desde el departamento dirigido por la gallega Alicia Villauriz se está intentando lograr una ampliación, aunque ya temen que se volverán a paralizar contenedores que contengan la especie "en días", cuando se agote la cuota.

El plenario del CITES, reunido en Ginebra el pasado agosto, aprobó sumar al marrajo dientuso entre las especies que precisaban una protección comercial, apoyado por la Unión Europea, aunque contra el criterio del sector e incluso de expertos de la FAO. Desde la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), la patronal Cepesca o la Organización de Palangreros Guardeses (Orpagu) alertaron en aquel momento que se darían trabas y aumento de costes. Ahora ven que lo que trajo consigo la decisión es peor de lo esperado. "No pensamos que fuese a ser tan complicado", reconocían ayer desde ARVI.

Ya entre diciembre y principios de año numerosos contenedores de capturas de la flota estuvieron paralizados al tardar España en adaptar la nueva normativa, como requería el CITES. Esto se tradujo en pérdidas para la flota, que por incluir aunque fuese un solo marrajo no podía disponer del resto del contenedor formado por pez espada y tiburón tintorera.

Ahora, temen que vuelva a pasar lo mismo, que los contenedores que lleguen en los próximos días queden paralizados por haber superado la ya de por sí escasa cuota. "En el Atlántico norte la flota capturaba unas 1.200 toneladas, por lo que las 350 autorizadas ya eran pocas", señalan desde Orpagu, que aseguran no saber "en qué criterios se basaron".

Desde el sector alegan que los últimos barcos en partir "salieron al mar sin saber si se puede comercializar o no" el marrajo que capturen. "Con esto no se deja vivir a la gente; sobre todo con la que está cayendo", insiste la organización guardesa.

Por el momento, la situación se centra en el Atlántico norte, ya que Transición Ecológica asignó cuotas superiores al resto de caladeros: 862 toneladas al Atlántico sur; 441 al Índico; 1.200 al Pacífico oriental y 420 al Pacífico central occidental. Eso sí, la flota palangrera alerta de que la demanda del mercado "se está cubriendo con pescado de otras procedencias".