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Endesa exculpa al Gobierno del cierre de As Pontes y niega que sea rentable sin el "céntimo verde"

La compañía achaca la falta de competitividad a los precios del CO2, la caída de la demanda eléctrica y el crecimiento renovable

Muchísimo antes de aquel sorprendente 27 de septiembre, cuando certificó la muerte de la térmica de As Pontes a través de un hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Endesa tuvo varias oportunidades para engancharse a la tendencia generalizada entre las grandes energéticas del país y abandonar el, económica y medioambientalmente, caro carbón como fuente de electricidad. "Durante el año 2019 se ha producido una profunda modificación en las condiciones de mercado que afectan a las centrales térmicas de carbón, derivadas fundamentalmente del precio internacional de las commodities [materias primas] y la efectividad de los nuevos mecanismos de regulación del mercado de derechos de emisión de dióxido de carbono (CO2), que desplaza a las centrales de mayor volumen de emisiones en beneficio de otras tecnologías", justificó. Ni una palabra dijo entonces sobre una supuesta responsabilidad del Gobierno. Ni tampoco ahora en la explicación más a fondo que incorpora a sus cuentas hasta septiembre. La compañía admite abiertamente que apenas queda "hueco térmico" en el sistema energético español.

Casi ningún argumento de los que había en el anuncio de su consejo de administración de "promover la discontinuidad" de sus centrales de carbón era realmente nuevo. El precio del CO2 rondaba los 25 euros por tonelada, no muy lejos de los más de 22 a los que cotizó en diciembre, con la previsión ya en aquel momento de que a partir del 1 de enero se activaría el mecanismo de absorción de los excedentes de derechos de emisión en el mercado europeo -el Market Stability Reserve (MSR)- como paso previo a endurecer todavía más los límites a la industrias contaminantes y evitar una caída del precio que desincentive el recorte del gas de referencia en el efecto invernadero.

As Pontes, la mayor térmica de España, no tiene asignación gratuita. Paga desde hace años por la totalidad de sus emisiones, que en 2018, según el último informe de verificación, alcanzaron las 7,936 millones de toneladas. Aún así, su propietaria la incluyó en el Plan Nacional Transitorio con el resto de instalaciones que reducirían el dióxido de azufre y el óxido de nitrógeno para cumplir la directiva de emisiones de la UE y poder seguir operando más allá de 2020.

Comoquedó reflejado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el 14 de noviembre de 2018. De hecho, el ministerio para la Transición Ecológica contaba con la central operativa dentro de su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). "Habían hecho sus cálculos de rentabilidad y de su viabilidad en base a unos precios de CO2 que sabían que no se iban a materializar, porque la UE ya había publicado una modificación de su sistema de comercios de emisión que aseguraba que se iba a mover entre 25 y 30 euros la tonelada", afeó hace unos días la ministra en funciones, Teresa Ribera, a Endesa.

Sin llegar a ese extremo, el grupo liderado por José Bogas sí admite en su informe financiero el impacto de la cotización del CO2 y la entrada en vigor del MSR, que "ha garantizado el mantenimiento de unos niveles de precios de los derechos de emisión adecuados a tal fin". Endesa vincula el "estrechamiento del hueco térmico" a algo tan sencillo como la caída del consumo de electricidad en España, el aumento de las importaciones, el incremento dos puntos de la producción renovable (hasta el 41,1% de la generación total) y el descenso del coste del gas como alternativa. Los ciclos combinados están libres del Impuesto Especial de Hidrocarburos, el conocido como céntimo verde, desde finales del año pasado. En el carbón se reactivó. ¿Su exención permitiría a As Pontes salir de números rojos? Endesa asegura que el gravamen solo "amplifica el efecto de pérdida de competitividad frente a otras tecnologías".

Por si fueran pocas razones, el grupo pinta un panorama de futuro sin ninguna razón para seguir adelante. Primero, porque la UE quiere reducir más el CO2 y se mantendrán los precios actuales de los derechos de emisión, subraya en sus cuentas. Segundo, por -y esto también era previsible desde la celebración de las macrosubastas de renovables de 2017 para más de 8.000 nuevos megavatios (MW)- "el mayor estrechamiento del hueco térmico con el crecimiento esperado de las plantas de producción con energías renovables". Entre ellas, los 500 MW en construcción en Galicia.

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