Lo de crecer por encima del 3% como venía ocurriendo en Galicia desde hace dos años y medio tenía un recorrido limitado. Los saltos estratosféricos de la economía muy continuados en el tiempo son cosa solo de los países emergentes. Así que, por un lado, era cuestión de tiempo por pura estadística, porque la actividad venía de desplomes muy duros durante la doble recesión y al comparar la evolución cualquier síntoma de recuperación parece fuerte; y porque la comunidad no es una isla y, al igual que el conjunto del país, se queda sin alguno de los vientos de cola que acentuaron esa sensación de cambio de ciclo. El petróleo ya no es barato y se avecina una subida de los tipos de interés. Golpe al consumo, que ya se viene resintiendo por una inflación superior al 2%. De hecho, el freno en la demanda interna es la principal razón de que el PIB gallego se haya apeado de ese nivel del 3% y avance un 2,8% durante el segundo trimestre del ejercicio.

El incremento interanual de Galicia es ligeramente superior al del conjunto del país, que fue del 2,7%, aunque en ambos casos la reducción es de tres décimas. La comunidad venía de crecer al 3,1% y España al 3%. En la variación trimestral hay tablas, un ascenso del 0,6%, el menor desde el primer trimestre de 2017.

A pesar de la fortaleza de las ventas de las empresas a otros mercados, las importaciones aumentaron un punto más, el 5,5%, que las exportaciones (4,5%), según el balance publicado ayer por el Instituto Galego de Estatística (IGE). Así que el negocio exterior esta vez resta y la demanda interna se mantiene como el motor de la economía de Galicia. Aunque con algo menos de fuelle.

En comparación con el mismo periodo del pasado año, el gasto de los hogares subió un 2,1%, frente al 2,7% registrado entre enero y marzo de este 2018. El de las administraciones, en cambio, pasa del 1,4% al 2,6%. Pero si analizamos la evolución trimestral, el desembolso público se reduce un 0,3% y el privado se reduce del 0,8% al 0,3%.

El mejor dato, sin duda, viene de la inversión de las empresas, una palanca fundamental para impulsar el crecimiento de un territorio. La llamada formación bruta de capital se dispara un 8,1%. No hay precedentes de una evolución de esta envergadura desde hace doce años, desde el cierre de 2006. Respecto al trimestre precedente, la tasa sigue por encima del 2%. Concretamente un 2,4%, dos décimas más.

Al comportamiento de la inversión de las empresas se agarra la Xunta en su valoración del PIB regional en el segundo trimestre. A eso y a que, a pesar de la ralentización, la economía gallega "mantiene un fuerte ritmo de crecimiento" y que todos los sectores están en positivo. Destacan, sobre todo, la industria manufacturera, que se elevó un 4,1%; y la construcción, un 6%.

"Las cuentas trimestrales confirman también que la recuperación económica continúa trasladándose igualmente al mercado laboral", apunta la Consellería de Facenda. Galicia alcanza un total de 1,144 millones de puestos de trabajo, la cifra más alta de los últimos seis años y medio. Entre abril y junio se crearon 5.326, de los que 5.000 eran a tiempo completo. El incremento respecto al mismo trimestre del pasado año es del 1,8%, en algo más de 19.800. Vuelven a destacar la industria manufacturera y la construcción, con alzas anuales del empleo del 4,3%.