La canciller alemana, Angela Merkel, acusó ayer a los fabricantes de vehículos de su país de haber "malgastado increíblemente la confianza" depositada en ellos e instó a sus directivos a recuperarla y a prepararse para las transformaciones que atraviesa el sector. Merkel hacía referencia a la manipulación de las emisiones de gases contaminantes, que ha salpicado a varias marcas alemanas, y la posibilidad, ahora investigada, de que durante más de una década los principales actores del sector en Alemania hubiesen actuado como un cartel.

Estas cuestiones han "destruido la confianza" en el sector, señaló la canciller, que alertó de que también han puesto en peligro los 800.000 puestos de trabajo directos del automóvil en Alemania y han afectado a la imagen del "Made in Germany". Merkel instó además a la industria automovilística a afrontar los grandes cambios que están afectando al sector, como la irrupción de los coches eléctricos, la innovación en torno a los vehículos autónomos y la extensión de los coches compartidos y otros servicios de movilidad. Además, indicó que el gobierno seguirá en permanente contacto con la industria para rebajar la contaminación de los motores diesel.