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La receta de Tavares para Opel

Trabaja en un plan para compactar las plantas de la marca alemana, eliminar duplicidades y elevar rentabilidad -Opel destina el 15% de ingresos al pago de nóminas; PSA, el 10%

El ejemplo de PSA | Carlos Tavares recordó ayer que PSA estaba hace cuatro años en la "misma situación" de ineficiencia que Opel, y por eso es un ejemplo a seguir. En la imagen, Tavares (i.) con el presidente de Opel, Karl-Thomas Neumann, y el presidente de GM, Dan Ammann, en el Salón del Automóvil de Ginebra.

Tavares utilizará en Opel la misma receta que en PSA. El presidente de la multinacional automovilística francesa trabaja ya con su equipo en un plan para que Opel regrese a los beneficios a través de un reajuste de su capacidad industrial, eliminando duplicidades, aprovechando sinergias (sobre todo en compras) e intensificando el uso de plataformas compartidas, tomando como ejemplo los proyectos en marcha en Vigo, Figueruelas y Sochaux. Todo esto con un único objetivo: aumentar su rentabilidad y llegar a consolidar un nuevo campeón europeo del motor capaz de plantar cara a la todopoderosa Volkswagen.

El patrón de PSA quiere replicar en Opel el éxito cosechado con la corporación gala. El luso había diseñado una estrategia para devolver PSA a la senda de la rentabilidad en cinco años y lo consiguió en dos. Ese mismo plan será el que aplique ahora en el fabricante alemán. Para empezar, Tavares debe poner remedio al exceso de capacidad industrial de Opel, como hizo antes en Francia. El presidente de PSA se comprometió con los gobiernos de Alemania, Reino Unido y España a mantener el número de fábricas Opel tiene 10 plantas), pero Tavares impondrá su compactación. En el país galo ocurrió lo mismo con Rennes, Mulhouse y Sochaux, entre otras, que redujeron su superficie en algunos casos hasta un 40% para elevar su productividad. No se cierran las factorías -como prometió- pero se hacen más pequeñas.

De igual forma, apostará por plantas monoflujo, es decir, con una sola línea de producción muy flexible, capaz de adaptarse a diferentes siluetas y plataformas de vehículos, en aras de una mayor rentabilidad. En la actualidad, el Grupo PSA solo posee dos plantas biflujo, Balaídos y Sochaux, aunque en la francesa está prevista ya un inversión de 200 millones de euros para su modernización y el paso al monoflujo, como avanzó este periódico. La planta de Opel en Zaragoza también mantiene la estructura biflujo.

Otra vía de trabajo será la contención de costes y la eliminación de duplicidades entre PSA y Opel, lo que a la postre, y pese a las garantías ofrecidas por Tavares y Mary Barra (General Motors), afectará al empleo de alguna manera. Fuentes del sector aseguran que Opel tiene un exceso de personal de estructura (ingenieros, etc.), lo que eleva la factura global de la plantilla de forma considerable. Así, Opel destina el 15% de su facturación al pago de las nóminas de sus más de 38.000 trabajadores, frente al 10% de media de la multinacional gala. PSA también ha logrado rebajar a 1,6 millones de unidades producidas al año su umbral de rentabilidad, frente a los 2,6 millones que precisaba hace unos años.

La corporación francesa confía sobre todo en las sinergias entre ambos grupos en materia de compras (generando mayores economías de escala) y en el uso compartido de plataformas, como ya ocurre con las plantas de Vigo (con el proyecto K9, tres furgonetas de Peugeot, Citroën y Opel), Zaragoza (con el Opel Crossland X y el sucesor del C3 Picasso) y Sochaux (con el Peugeot 3008 y el próximo Opel Zafira). El propio director de PSA-Vigo y del Polo Ibérico del grupo, Frédéric Puech, reconoció el lunes tras la confirmación del acuerdo que "más allá de los proyectos comunes ya en marcha" se abre la posibilidad de "desarrollar numerosas sinergias" que permitirán "ser aún más eficientes". "Trabajaremos con ese espíritu de colaboración y mejora, para que las plantas de España y Portugal se sigan distinguiendo por su eficiencia en el dispositivo industrial de las dos empresas que se unen", señaló entonces.

Ya a nivel comercial, Tavares quiere aprovechar el sello alemán de Opel para seguir ganando mercados, incluso fuera de la Unión Europea (UE). El objetivo final es que PSA-Opel pueda llegar a fabricar hasta 8 millones de coches al año, volumen que hoy en día lo situaría como quinto constructor de coches del mundo, aunque queda mucho para eso.

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