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El desarrollo del sector Bio de Galicia

Carme Pampín: "Necesitamos abrirnos más al mercado, no van a invertir en nosotros si no nos conocen"

"La falta de espacio para crecer es un problema no resuelto del sector"

Carme Pampín, en la mesa de debate posterior al foro. // Marta G. Brea

Galchimia se fundó en 2001 con un spin-off de la Universidade de Santiago (USC) como una fórmula de autoempleo para sus fundadores: Jacobo Cruces y Carme Pampín. Con treinta empleados, más de 190 clientes y 1,8 millones de facturación anual, la compañía presta servicios de desarrollo de procesos, síntesis a la medida de productos químicos e investigación bajo contrato. Pampín es consejera delegada de la firma, que recondujo su plan de negocio para adaptarse a las necesidades del mercado y, en su caso, dedicar más esfuerzos a los trabajos por encargo. El primer gran contrato de Galchimia fue para la farmacéutica Almirall, con la investigación externalizada. "Nos fuimos especializando en esta aplicación y ahora es el 75% de la línea de negocio", explicó la directiva durante su intervención en el foro. Pampín, que preside también el Clúster Tecnolóxico Empresarial das Ciencias da Vida (Bioga), expuso la necesidad de tener las puertas abiertas para conseguir crecer y ganar músculo. "Tenemos que abrirnos más, no van a invertir en nosotros si no nos conocen".

No fue hasta 2006 cuando Galchimia logró centrarse en el desarrollo de I+D propia, ya que en sus primeros años de vida tuvieron que centrarse en "resolver problemas", como la financiación o el déficit de instalaciones. "Es un problema no resuelto", indicó Pampín, que comparó la situación de Galicia con la de Cataluña, donde existen instalaciones que permiten que las empresas tomen dimensión cuando están preparadas para asumir más carga de trabajo y nuevos proyectos. "Tiene que haber espacio para que no haya obstáculos".

A la hora de afrontar nuevos retos en la cadena de valor del desarrollo de nuevos fármacos a Galchimia se le pidió la fabricación propia de lotes (lo reclaman clientes que llegan a fases clínicas de medicamentos). La falta de infraestructura propia llevó a la empresa -tiene sede en O Pino, cerca de Santiago- a sellar una joint venture en Suiza. Dispone de cinco laboratorios y, como enfatizó Carme Pampín, un "equipo cualificado y motivado". Galchimia ya ha emprendido su proceso de internacionalización como proveedora de servicios para big pharmas (grandes farmacéuticas) y la incursión en mercados como el latinoamericano, estadounidense o la India.

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