La adjudicación de un nuevo modelo para el centro de Vigo del Grupo PSA, cuyo lanzamiento comercial está previsto para 2020, generará una serie de desafíos a los que tanto la factoría de Balaídos como el conjunto de la industria de la automoción de Galicia deberán hacer frente. Aliviar las tensiones que provocará el desequilibrio de carga de trabajo entre las dos líneas de PSA-Vigo desde el lanzamiento del proyecto K9 dos años antes y hasta la llegada del nuevo turismo y la presión cada vez mayor que ejercerán los proveedores instalados en el norte de Portugal y en Marruecos en el reparto de componentes serán los principales retos, según coinciden fuentes sindicales y sectoriales.
Balaídos
Para el propio centro de Vigo el principal problema a resolver es la gestión de los tiempos y la carga de trabajo entre un lanzamiento y otro, separados por casi dos años de diferencia. El proyecto K9, la próxima generación de furgonetas de PSA y Opel (tres siluetas), se ensamblará en el Sistema 2, dotado con la primera plataforma modular eficiente del Grupo (la EMP2), en la que se montan actualmente los monovolúmenes C4 y Grand C4 Picasso. Ya desde finales de 2017 coincidirán en línea las tres nuevas furgonetas y los dos monovolúmenes (hasta su fin de serie), mientras que el Sistema 1 de Balaídos, que actualmente fabrica las Berlingo y Partner y los sedanes C-Elysée y 301, dejará previsiblemente de producir furgonetas a partir del primer trimestre de 2018.
Se producirá así un desequilibrio de carga de trabajo entre líneas que no se superaría a priori hasta finales de 2019, cuando se supone que se empezarán a fabricar las primeras unidades del nuevo modelo anunciado esta semana por el presidente de PSA, Carlos Tavares. ¿Cómo gestionar este desfase? En la última negociación de medidas de flexibilidad laboral, la empresa ya puso sobre la mesa la necesidad de pactar mecanismos para afrontar dos situaciones totalmente opuestas: que una línea esté al 100% de su capacidad (Sistema 2) y otra, en horas bajas (Sistema 1). Además, en esta última, el grupo PSA confirmó que instalará su nueva plataforma modular CMP para preparar el nuevo lanzamiento en 2020.
Para paliar la posible falta de trabajo, la planta pactó una serie de expedientes de regulación de empleo cuya aplicación quedó en suspenso a raíz de una denuncia de la central sindical de CUT. No obstante, según informó ayer la dirección al comité, a la vista de que dos meses después no ha llegado notificación de la demanda, el ERE será puesto en marcha.
Proveedores
Los fabricantes gallegos de componentes tendrán que volver a enfrentarse a sus rivales del norte de Portugal y de Marruecos, donde se está consolidando un nuevo panel de proveedores en torno a la factoría en construcción de PSA en Kenitra, y que se está posicionando para suministrar no solo a esta planta magrebí sino al conjunto de factorías del Polo Ibérico del grupo, entre ellas Vigo.
La nueva contienda será más dura para aquellas plantas instaladas en Galicia que trabajan en exclusiva para PSA-Vigo y que se quedaron fuera del primer reparto de piezas para el proyecto K9, como ya adelantó FARO. En su caso, estas empresas tendrán que dotarse de mecanismos de flexibilidad para aguantar hasta la llegada del segundo modelo a finales de 2019 o principios de 2020 y sobre todo deben conseguir los contratos; en caso contrario, o diversifican clientela o verán amenazada su continuidad. En esta situación estarían varias plantas de Faurecia, por ejemplo.