Más flexibilidad laboral para aguantar los vaivenes de producción que se produzcan hasta la industrialización del K9, ser capaces de hacer frente a los repuntes de actividad que llegarán con el proyecto y, de paso, enriquecer la oferta viguesa para adjudicarse un segundo coche. La dirección del centro de Balaídos de PSA Peugeot Citroën trasladó ayer al comité de empresa la necesidad de abrir una mesa de negociación -que arrancará el próximo lunes 29- para consensuar nuevas medidas de flexibilidad para el trienio 2016-2018, con la vista puesta en el lanzamiento de la próxima generación de furgonetas de PSA y Opel (K9) y en la puja por un nuevo proyecto, sin concretar más detalles. La empresa sí reconoció la posibilidad de negociar un nuevo expediente de regulación de empleo (ERE) de extinción para facilitar una salida a los trabajadores más veteranos del centro, lo que podría afectar a un colectivo de unas 130 personas.
El objetivo de este nuevo plan sería preparar la fábrica para que sea capaz de soportar fuertes oscilaciones de producción, tanto a la baja -desde ahora y hasta la llegada de los nuevos proyectos, ya que las medidas actuales de flexibilidad como la bolsa de horas están agotadas en algunos sectores de personal- como al alza -cuando la industrialización de las nuevas furgonetas en 2018 exija un plus de producción-. A la vez, la empresa esgrimió ayer ante los sindicatos que un nuevo acuerdo en materia de flexibilidad laboral respaldaría la candidatura viguesa al nuevo lanzamiento industrial al que aspira Balaídos. Los responsables de recursos humanos del centro no concretaron qué tipo de medidas pretenden negociar para reforzar la flexibilidad de PSA-Vigo, aunque dejaron claro que no se abordarán ajustes en materia económica.
Fuentes sindicales consultadas por este periódico apuntaron que en el capítulo de flexibilidad a la baja, es decir, para ajustarse a una posible caída de ventas hasta la entrada de los nuevos modelos, no descartan que la dirección opte por presentar un nuevo expediente de regulación de empleo temporal (ERTE) que permita a los trabajadores con la bolsa de horas agotada hacer frente a posibles paradas productivas. En sentido contrario, para asumir fuertes repuntes productivos -por el K9 o un nuevo modelo-, las mismas fuentes sospechan que la empresa esté planeando proponer cambios con respecto a las jornadas en fin de semana -como están negociando otras plantas en España como Renault y Mercedes-Benz-, ya sea dando carácter obligatorio a trabajar sábados y domingos -aplicando la normativa de distribución irregular de la jornada que recoge la reforma laboral- o creando un nuevo turno de fin de semana. Este tipo de medidas busca dar una mayor capacidad productiva a la planta.
La negociación comenzará el próximo lunes, según las mismas fuentes. Dentro de este proceso, la empresa está dispuesta a negociar un nuevo ERE de extinción de carácter voluntario para el colectivo de trabajadores de mayor edad que quieran dejar la empresa, unas 130 personas aproximadamente. Se trata de una vieja reivindicación de los sindicatos que sustituye a la fórmula de la jubilación parcial (y al contrato relevo) para rejuvenecer la plantilla del centro. Esta nueva negociación, que se produce apenas tres meses después de la negociación del nuevo convenio colectivo de la empresa, se enmarca en la nueva puja de la factoría de Balaídos por un segundo lanzamiento industrial que permita blindar las dos líneas de producción de Vigo (el sistema biflujo). Como ya avanzó FARO, este nuevo proyecto generaría un elevado volumen de actividad y tendría en Balaídos su planta de referencia para Europa. El grupo, que hoy presenta sus resultados de 2015, podría anunciar en el segundo trimestre qué planta acogerá el proyecto.
