El Pazo de Vilarés de Gondomar fue testigo a principios del mes pasado de un encuentro inusual. Allí, el representante en occidente de la República Popular Democrática de Corea (RPDC) -Corea del Norte-, el español Alejandro Cao de Benós, se reunió con varios empresarios. El objetivo era estudiar la posibilidad de que empresas de distintos sectores, tanto españolas como extranjeras, se afinquen o inviertan en el país asiático. Entre las 20 compañías que por el momento han mostrado un interés más férreo se encuentran ocho gallegas.

Así lo explica Alfonso Bouzós, un gondomareño que con su empresa, Vilarés Consulting, se encarga de poner en contacto a estas compañías con los representantes de Corea del Norte. "Ejercemos de contacto, de nexo entre las empresas y el país. Tenemos la capacidad para negociar con varios estados y nos encargamos de asesorar a todos los interesados", explica Bouzós.

El país asiático, en el que impera un régimen comunista bajo el mandato de Kim Jong-Un, es rico en infinidad de recursos, sobre todo minerales. Además, un empleado especializado cobra entre 80 y 100 euros al mes, lo que lo hace más atractivo para las empresas extranjeras que quieren abaratar costes instalándose en terceros países. De esta forma, las firmas acuerdan un porcentaje de beneficio que iría a parar al Gobierno a cambio de instalarse en el país.

Lucha contra el cáncer

El propio Cao de Benós, originario de Reus (Cataluña), subió una foto a su perfil de Twitter junto a Bouzós el pasado 1 de agosto en la que anunciaba las reuniones mantenidas en el conocido pazo. Dos días más tarde escribió: "Fantástica recepción e interés en Galicia, tanto por parte de Cámaras de Comercio, empresarios, personal de la Xunta y políticos del PP".

Pero eso no fue no fue lo único que anunció el propio delegado especial honorario norcoreano. "Tras reuniones en Galicia: laboratorios independientes con tecnología probada contra el cáncer y la malaria desean ubicarse en Pyongyang", escribió Cao de Benós en referencia a la empresa mejor posicionada para desembarcar en la capital del país.

"Se trata de una compañía con capital extranjero y nacional que posiblemente sea la primera en llegar a Corea del Norte. Probablemente el próximo año ya estén trabajando allí", indica el gerente de Vilarés Consulting.

Bouzós visitó entre el 9 y el 20 de agosto la República Popular Democrática de Corea para conocer de primera mano el país y también para entablar relaciones institucionales con miembros del gobierno. Acompañado de Alejandro Cao, acudió como invitado especial y visitó tanto los monumentos típicos tales como el Palacio del Sol de Kumsusan o la Torre Juche, así como fábricas e industrias locales, algo que no es normal en un país tan hermético como el norcoreano. "Tenía que ir para saber cómo es y desde luego no es como lo pintan", asegura Alfonso Bouzós, que también quiere dejar claro que la política no les interesa para nada: "Solo buscamos hacer negocios".

"Corea del Norte quiere abrirse al mundo comercialmente. Si va gente seria las puertas estarán abiertas. Y ahí entramos nosotros", sentencia.

Varios sectores

Además de la empresa relacionada con la medicina, entre las 20 compañías interesadas se encuentran sobre todo firmas textiles. "Actualmente tienen fábricas en India, Pakistán y otros países, pero quieren ver qué opciones hay en Corea del Norte. Quieren producir y manufacturar allí, así como conseguir materia prima a mejor precio", comenta.

Otro campo preparado para ser explotado, y nunca mejor dicho, es el de la minería. El país es rico en diversos minerales tales como el oro o, sobre todo, el titanio. Sin embargo, no tienen la tecnología suficiente para extraerlo de una manera eficiente. "Lo que precisan en este caso es, por ejemplo, la maquinaria necesaria, y ya hay empresas que quieren invertir en ello", concreta Bouzós.

El otro sector que también quiere explotar el propio país es el del turismo. Vilarés Consulting maneja en su agenda de empresas interesadas a varias agencias de viaje que quieren explotar la vía turística al país asiático, conocido también por la dificultad para poder visitarlo y las restricciones una vez allí, despertando así la curiosidad de medio mundo.