La máxima entidad financiera española ha detectado un endurecimiento de los criterios de aprobación acentuándose de forma importante la caída de la oferta. Todo ello ha provocado un descenso muy importante de la demanda tanto de grandes empresas como de pymes y más en los prestamos a largo plazo que a corto.

La oferta y la demanda de préstamos en España continuó contrayéndose entre julio y septiembre, una tendencia que se podría agravar en los tres últimos meses ejercicio, cuando las dificultades de financiación serán "ligeramente superiores a los ya de por si elevados registros del tercer trimestre", según la encuesta sobre Préstamos Bancarios elaborada por el Banco de España.

La reducción de la oferta obedece, según la encuesta, a las perspectivas relativas a la actividad económica, así como a los riesgos asociados a las garantías requeridas y, en menor medida, los costes y la capacidad de financiación. Según el Banco de España, el endurecimiento de los criterios de aprobación de nuevos fondos a sociedades no financieras fue "particularmente elevado en las operaciones a plazos más largos, pero se produjo también en aquellas con vencimientos menores". Además, se observa una mayor contracción de la oferta a las grandes compañías.

Por todo ello la demanda de credito disminuyó "de forma muy importante en España". Las peticiones de fondos fueron inferiores tanto por parte de las grandes empresas como de las pymes, y más en los préstamos a largo plazo que a corto. Los factores que más contribuyeron a esta disminución fueron nuevamente la debilidad de la inversión en capital fijo y el escaso dinamismo de la actividad de fusiones y adquisiciones de empresas.

En el segmento del crédito a las familias para adquisición de vivienda, se contrajo la oferta por parte de las entidades españolas, si bien el ritmo de endurecimiento de los criterios para la aprobación de nuevos préstamos se suavizó ligeramente. Por todo ello, las peticiones de fondos para adquisición de vivienda por parte de las familias volvieron a disminuir significativamente en el tercer trimestre de 2008.

Según el Banco de España, esto fue debido al deterioro en las perspectivas de los compradores con respecto del mercado residencial, a la menor confianza de los consumidores y al comportamiento de los otros gastos de consumo no relacionados directamente con la compra de vivienda.