Los tabúes que rodean a la muerte y ciertas creencias arraigadas en el imaginario colectivo hacen que la profesión de tanatopractor sea una gran desconocida para el común de la población, que a menudo conoce la importancia de su labor cuando se enfrenta a la muerte de un ser querido. Esta figura, tal vez la menos visible de los servicios funerarios, está regulada por ley, por un decreto estatal de 2011 que regula la profesión y deja a las comunidades autónomas la responsabilidad de establecer los requerimientos específicos en su territorio con vistas a crear un ciclo formativo superior para cualificar a los nuevos profesionales.

Galicia entregó hace dos años las primeras certificaciones profesionales a trabajadores en activo que cumplieran los requisitos necesarios para ejercer la profesión. Ese año Ramón Soto, que llevaba 19 años ejerciendo el oficio, recibió su título que le reconoce su cualificación para preservar, conservar, extraer fluidos corporales, ADN y dispositivos extracorporales sanitarios, así como embalsamar y realizar labores de tanatoestética en cuerpos de personas fallecidas. Esa regulación supuso mayores competencias, ya que para las tareas sanitarias hacía falta la supervisión de un facultativo forense.

En los años que lleva ejerciendo su profesión, Ramón Soto no ha parado de formarse asistiendo continuamente a cursos a nivel estatal e internacional. "Veníamos de una situación bastante pobre ya que la funeraria era un espacio antiguo a ojos del imaginario colectivo, con prácticas heredadas y con necesidad de dar un paso adelante", comenta este profesional, que coordina un equipo de tranatopractores de un tanatorio vigués del que asegura que está a la vanguardia en la profesión que ejerce.

"Trabajamos sin posibilidad de fallo y en un tiempo límite, de 48 horas tras la muerte de la persona si se resuelve con cremación o sepelio, de hasta 96 horas si el éxitus exige conservación transitoria, o de más de 96 horas si requiere embalsamamiento, algo que hacemos cuando la familia espera algún miembro que viene desde el extranjero". En ese tiempo, el cuerpo tiene que estar en perfecto estado de conservación sin que suponga un peligro sanitario para terceros. Además, en caso de traslados al extranjero, han e pasar rigurosos registros de aduanas.

El 96% de los aproximadamente 2.000 cadáveres que trata al año se resuelven en 48 horas. En cuanto a los traslados al extranjero, ha preparado cuerpos para ser llevados a países y continentes lejanos, incluido África y Asia. Puede asegurar con conocimiento de causa que la leyenda urbana respecto al fallecimiento de ciudadanos mayores chinos es solo eso, una leyenda."

Tenemos responsabilidades legales con el éxitus (el fallecido) y la familia; pertenecemos al área sanitaria, somos los últimos profesionales sanitarios que atienden a una persona", manifiesta. De hecho Ramón Soto ha colaborado con el Sergas realizando un protocolo de tratamiento de éxitus junto a un equipo de enfermeras y médicos

Aparte de las labores técnicas, su profesión requiere también dosis de psicología, ya que ha de tratar con familiares del difunto en un momento delicado.

A falta de que se desarrolle un ciclo formativo en Galicia, recomienda desconfiar de academias y cursos exprés que ofrecen una dudosa preparación.