El “estado fallido” de las tierras de Deza
La Mancomunidad supera las dos décadas sin lograr sus objetivos fundacionales por desinterés de los concellos
La historia de la Mancomunidade Terras de Deza se puede resumir en una frase que, aunque no es suya sino de otro colega de oficio, pronunció en muchas ocasiones el alcalde de Lalín, José Crespo. Aquí todo o mundo anda ao seu, menos eu, que ando ao meu. Transcurridas dos décadas de aquella sesión constituyente del organismo supramunicipal en el auditorio municipal lalinense, sus logros se reducen en esencia a un pequeño parque de maquinaria, una depuradora en Losón (Santa Baia, en Lalín, y San Pedro, en Vila de Cruces) y poco más. Sus objetivos fundacionales, que quedaban muy bien sobre el papel, fueron incumplidos sistemáticamente. Sin un interés real por impulsar esta entidad, sus alcaldes optaron por centrarse en la gestión de sus administrados más directos. La mancomunidad se sostuvo durante este tiempo con las aportaciones directas de sus ayuntamientos miembros, sin que se lograsen fondos de administraciones superiores o proyectos de mayor calado. Retrasos en la presentación de las cuentas, presupuestos fuera de plazo o tirones del Consello de Contas por no rendir sus números conforme a la normativa son episodios que se repitieron en muchas ocasiones.
La Consellería de Xustiza emitía el 29 de septiembre de 2003 la disposición de la publicación, en el Diario Oficial de Galicia, de los estatutos de la Mancomunidad de Municipios de Terras de Deza. Los concellos de Lalín, Silleda, Vila de Cruces, Rodeiro, Agolada y Dozón apostaban por emplear esta agrupación para impulsar proyectos de saneamiento y abastecimiento de agua, conservación de carreteras y caminos locales, coordinación de las enseñanzas artística y musical, coordinación de la planificación urbanística, defensa y puesta en valor del patrimonio histórico-artístico, potenciación de un mercado comarcal ganadero y fomento de las ferias agrícolas y ganaderas o de productos agropecuarios de calidad. También la gestión de medidas en materia de prevención y extinción de incendios forestales y de Protección Civil, promoción del suelo industrial, del desarrollo económico, social y turístico, protección del medio ambiente y tratamiento de todo tipo de residuos. Incluso se llegó a incluir en estos fines fundacionales la articulación de un plan de transporte público o la gestión de los servicios sociales. La realidad, fue otra, algo que ya sospechaban buena parte de los representantes municipales cuando en uno de los primeros plenos, celebrado en Silleda, comenzaron las acusaciones de instrumentalización de una entidad que siempre estuvo en manos del Partido Popular salvo cuando el alcalde de Vila de Cruces, Luis Taboada, [en diciembre de 2019] rompió un pacto con otras fuerzas políticas y se alió con los populares, que le facilitaron la presidencia.
El exmandatario silledense José Fernández Viéitez fue el primer presidente de esta agrupación de concellos. Luego pasaron los entonces regidores de Vila de Cruces y Rodeiro (Jesús Otero y Luis López, respectivamente) hasta que tras un período de parálisis absoluta con Taboada al frente, Crespo asumió la dirección, ya en el presente mandato.
“Acabar con los localismos”
La entidad que nacía “con el compromiso de acabar con los localismos” se enfrentaba meses después a la primera iniciativa que hacía presagiar su paulatina descomposición. Los ayuntamientos de Rodeiro, Agolada y Dozón planteaban, al margen de la propia mancomunidad, impulsar un estudio sobre la viabilidad de implantar un servicio de recogida de basuras. En 2008 Dozón acordaba su marcha, pasos que seguiría Agolada en 2021 y con Silleda, en distintos períodos, amagando también con irse.
Con una organización de cuatro, sin municipios con una mejor capacidad para impulsar servicios por cuestiones presupuestarias, la mancomunidad celebró a finales de abril un pleno en el que se acordó un incremento de cuotas para afrontar sus gastos. Su presupuesto, de cerca de 200.000 euros, contemplaba inversiones por 4.500 para comprar un accesorio para el barrido de pistas. Sus tres empleados cuestan más de 70.000 euros.
Casi ninguno de sus 25 miembros continúa en activo
El senado de la denominada Mancomunidade de Municipios do Deza se constituyó con un total de 25 representantes en una sesión celebrada en el auditorio de Lalín. El entonces alcalde de Dozón Adolfo Campos Panadeiros fue el único mandatario que no estuvo presente y tampoco lo hizo, por cuestiones profesionales, el exedil lalinense y actual conselleiro de Educación, Román Rodríguez. La representación se articuló, como ahora y a pesar de que tiempo atrás se aprobó una modificación estatutaria, por municipios y partidos políticos. Por Lalín entró, además del alcalde, José Crespo y el citado Román Rodríguez, Manuel Gómez, Ramiro Ruibal y Camilo González Bodaño. Los miembros del PP de Silleda eran su alcalde, José Fernández Viéitez, y el edil Javier López. Jesús Otero, Ismael Martínez y Florentino Varela (Vila de Cruces), Manuel Costa Casares, Juan Coego (Agolada), Adolfo Campos y Adonis Rodríguez (Dozón) y Eliseo Diéguez y José Luis Fernández Fafián (Rodeiro). Por el PSOE estaban los ediles lalinenses Cristóbal Fernández Vázquez y Manuel González Aller; Gerardo Lázara (Silleda) y José Vence (Rodeiro). Y por el BNG: Francisco Vilariño (Lalín), Carmen Fidalgo (Silleda), Xosé Ramón Blanco (Agolada) y Miguel Caramés (Vila de Cruces). Manuel Viéitez representó al CIS de Silleda. Solo José Crespo, Jesús Otero y Francisco Vilariño continúan a día de hoy en la política municipal; y dos alcaldes, Campos y Costa, ya fallecieron.
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