Los taxistas luchan por llegar a fin de mes con tarifas congeladas y gastos disparados

Las pólizas de seguro, que pueden llegar a los 5.000 euros al año, el taller y el combustible son los dispendios que más preocupan al sector | En concellos como Dozón, Rodeiro o Vila de Cruces la despoblación merma la demanda

Un taxi en la parada de la Avenida Ponteareas de A Estrada. |   //BERNABÉ/ JAVIER LALÍN

Un taxi en la parada de la Avenida Ponteareas de A Estrada. | //BERNABÉ/ JAVIER LALÍN

El combustible, el mecánico y los seguros son las tres preocupaciones más grandes del gremio de taxistas en los concellos de Deza y Tabeirós-Montes, que al no subir sus tarifas desde la pandemia, se ven superados por los gastos con un margen de beneficio que cada vez es más corto. A mayores de este congelamiento de las tasas por servicio, hay que sumarle la despoblación en alguno de los municipios más pequeños, como es el caso de Dozón o Vila de Cruces, donde los profesionales que todavía se dedican a este sector deben complementar su trabajo como chófer con otras actividades económicas para llegar a fin de mes.

E A Estrada, Jose Bermejo explica que llevan años con las tarifas congeladas, ya que esta decisión corresponde a las administraciones locales y autonómicas, no al propio gremio. Sin embargo, sus gastos continúan subiendo: “El combustible y el mecánico son cada vez más caros, pero lo peor ahora mismo son los seguros, si quieres cambiar el coche tienes que pagar entre 2.000 y 3.000 euros por la póliza especial para taxistas, en el caso más barato”. En esta localidad el precio de salida en días normales está a 3,75 euros, mientras que festivos y nocturnidad se cobra a 4,50. Del mismo modo, el precio del kilómetro se divide en dos categorías: urbana, que se cobra a 1,05 euros en días normales y 1,26 festivos y madrugada, e interurbana, que cobra el kilómetro a 1,20 euros en días normales y a 1,44 por las noches y en los festivos. Estas son las tasas que se suelen dar en general en todos los municipios de Deza y Tabeirós-Montes, con diferencias de escasos céntimos. En cuanto a las épocas en las que más se trabaja, el verano es la temporada de mayor demanda, sea por los turistas o por las diferentes verbenas esparcidas por el rural.

En Lalín ocurre más de lo mismo, según confirman desde el gremio de taxistas. “Se mantienen las tarifas tanto urbana como interurbana, esta última subió en los últimos años pero llevaba sin modificarse desde el 2013, sin que el Concello hiciese nada” relatan profesionales del sector en la capital dezana, que añaden: “Esto nos deja menos margen de beneficio, ya que el combustible y los coches están más caros, al igual que los seguros, que pueden llegar a los 5.000 euros”. A este respecto, cabe mencionar que los taxistas suelen renovar el vehículo cada década, dependiendo de los viajes que suelan hacer, y es a los que realizan el cambio de coche ahora a los que les afecta el incremento disparado de las pólizas.

Por otra parte, el gremio lalinense, en el que se encuentran en torno a 20 licencias, cuenta en la actualidad con cuatro paradas en la villa, después de que la quinta, ubicada en el entorno del centro de salud, fuese suprimida por el Concello tras realizar las labores de asfaltado y pintado del vial, otro gesto que critican a la administración municipal.

En el tercer concello más grande de las comarcas, Silleda, Benito Mouriño suscribe las declaraciones de sus compañeros de profesión. “Hasta la pandemia llevábamos diez años sin cambiar las tarifas y ahora volvemos a tenerlas desactualizadas, con la subida de los gastos como el combustible o el taller es muy difícil sacar ganancia” relata.

En la capital trasdezana el volumen de trabajo se mantiene todo el año, con un incremento en verano, pero esta no es la situación de concellos vecinos como Dozón, Vila de Cruces o Rodeiro, donde la despoblación ha ocasionada que cada vez haya menos demanda, hasta el punto de que en alguno de los casos es necesario complementar esta labor con otras actividades económicas. Esta es la situación de Félix Fernández, de Rodeiro, o Camilo Fraga de Dozón. Este último es además el único taxista activo en el concello.

Finalmente, en Focarei son cinco las licencias activas y cuatro las paradas, dos en Forcarei, una en Soutelo y otra en Aciveiro. Ana María Gaiteiro es una de las que se dedica a este sector y afirma que en el caso forcaricense, todavía hay demanda. A mayores, cuentan con un contrato del Sergas para realizar los traslados de médicos y enfermeras del PAC. Sin embargo, respalda el parecer de sus compañeros en cuanto a lo difícil que es hacer frente a los crecientes gastos sin actualizar las tarifas.

Crispación a causa del intrusismo laboral

Existe otra problemática en el sector de los taxis que está generando crispación entre sus profesionales. El intrusismo laboral es una lacra que ha ido creciendo en los últimos años, si bien siempre ha estado presente, y que tienen a los taxistas en constante estado de frustración ante la impunidad de los que ejercen de forma irregular. Taxistas jubilados o particulares que realizan viajes por precios inferiores “en B” y que suponen una competencia desleal para aquellos que cuentan con licencia y pagan las costosas pólizas especiales para taxis. En Lalin, profesionales del gremio aseguran que la situación ha sido denunciada en numerosas ocasiones, pero que nadie le ha puesto remedio todavía. En Rodeiro, Félix Fernández es más radical y tilda la coyuntura de “auténtica vergüenza”, asegurando que su problema ya no es con quien infringe la ley para lucrarse, sino de aquellos que se lo permiten, ya que: “Están cobrando dinero robado”. Para él, de hecho, la indignación es tal que considera esta cuestión de mayor gravedad y urgencia que la descompensación entre las tarifas y los gastos. Tanto Benito Mouriño, de Silleda, como Ana María Gaiteiro, de Forcarei, secundan la denuncia. Esta última sostiene: “No entiendo cómo excompañeros de gremio no se dan cuenta del perjuicio que nos causan haciendo esto”. Con todo, recuerdan que hacer uso de estos chóferes, pues no cuentan con garantías: “Nosotros pagamos un seguro con 50 millones de euros en responsabilidad civil, algo que está ahí para proteger al cliente”, señalan los taxistas de Lalín.

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