Una cápsula del tiempo en los cimientos de la iglesia

Ricardo Terceiro arroja luz sobre curiosidades de la colocación de la primera piedra del templo de San Paio, 126 años atrás

Imágenes antiguas de la actual iglesia parroquial de San Paio en A Estrada.

Imágenes antiguas de la actual iglesia parroquial de San Paio en A Estrada. / Cedida

Ana Cela

Ana Cela

La primera vez que los estradenses pusieron un pie en la actual iglesia parroquial de San Paio, el templo ya tenía casi 40 años de historia. Se estrenó en el año 1935. Sin embargo, la primera piedra para levantar este altar estradense se había colocado ya en el año 1898, 37 años antes de aquel día en el que se bendijo el edificio que preside la Praza da Inmaculada. Desde el siglo XII, esta es la tercera iglesia de la parroquia de San Paio. En este 2024 se cumplen nada menos que 126 años desde que se colocó la primera piedra sobre la que se levantó este templo.

Un artículo del estradense Ricardo Terceiro, publicado en el libreto de la Semana Santa de A Estrada, arroja luz sobre ese acto simbólico ocurrido el 13 de agosto de 1898, 37 años antes de que se estrenase la iglesia de la capital estradense. Terceiro realizó una laboriosa investigación para ofrecer múltiples datos curiosos sobre esa primera piedra y sobre la cápsula del tiempo que se enterró en el solar que ocupa el templo.

La iglesia sen construcción.

La iglesia sen construcción. / cedida

Lo primero que desgrana su artículo es el rito. “Y no es un protocolo sencillo, sino todo lo contrario. Se celebra bajo una norma escrita en la que se recomienda la presencia del Obispo diocesano, y en caso de no poder asistir, lo hará el de otra diócesis o el presbítero. Se inicia el acto con la previa bendición de los terrenos sobre los que se edificará la iglesia, una misa que incluye el ritual de dejar la mitra del Obispo sobre el terreno y como aportación material es necesaria, por supuesto, agua bendita e incienso. También se requiere la cruz procesional y los ciriales y al mismo tiempo se dan instrucciones sobre las vestimentas de los oficiantes que en todos los casos deben de ser de color blanco “o festivo” y además el Obispo llevará alba, estola, capa pluvial, mitra y báculo”, describe.

Contenido

A raíz de su publicación, trasciende que la colocación de esa primera piedra de la nueva iglesia de A Estrada corrió a cargo del entonces Arzobispo de Compostela, Martín de Herrera. Como acto añadido, ese día se enterró para la posteridad una caja de plomo. Referenciando el Boletín Oficial del Arzobispado del 30 de agosto de 1898, se explica que en ella se guardaron el acta transcrita, una certificación en la que se deja constancia de todos quienes contribuyeron a la realización del proyecto, un ejemplar del Boletín Eclesiástico de la Diócesis, otro del Boletín Oficial y varias monedas de la época. “Soldose la caja y fue incrustada en la primera piedra por el Excelentísimo Prelado”, reza la crónica de la época.

¿Dónde se encuentra la caja? Pues es una incógnita, también para el propio autor del artículo, que señala que, ya que en todas las edificaciones dedicadas al culto es norma secular levantar una cruz donde va a estar ubicado el altar mayor, “no sería desencaminado aventurar que esa caja estuviese depositada bajo el lugar donde se instaló esa cruz provisional”.

Tres templos

Como queda avanzado, esta iglesia es la tercera de las que ha tenido San Paio en A Estrada desde el siglo XII, sin que las dos anteriores se hayan conservado como centros de culto alternativos al actual, el más grande de los tres. Para encontrar referencias sobre cada una de ellas resulta de gran interés el artículo que en su día publicó en A Estrada. Miscelánea Histórica e Cultural el desaparecido párroco emérito de A Estrada y Ouzande, Manuel Castiñeira Rodríguez, bajo el título Aproximación ás expresións da fe relixiosa e prácticas de piedade dos fregueses de San Paio de Figueiroa e da Estrada. “Sus dimensiones vienen a ser las mismas, aproximadamente, que las de la anterior Catedral de Santiago, destruida por Almanzor en el 997”, explica. El artículo recoge también nombres de personas que hicieron posible la construcción de este templo, desde Don Nicolás Mato e curas anteriores, pasando por Melania Nine o todos aquellos que contribuyeron con sus bolsillos a esta obra. Teatros, tómbolas y festivales ayudaron también a este digno fin.

El actual templo parroquial comenzó a construirse ante lo pequeña que se había quedado la anterior iglesia de San Paio, inaugurada en 1858, justo 40 años antes de que se colocase la primera piedra del templo actual. La iglesia antigua se levantó a poca distancia de la actual Praza de Galicia y todavía permanece en el recuerdo a través de las fotografías que de ella se conservan. Se vendió en subasta y, tras la retirada de la torre, pasó a usarse como almacén o garaje.

En cuanto a la primitiva iglesia de San Paio, estaba situada en el actual cementerio de Figueiroa, en su parte más baja y antigua. “Imaginamos un edificio con atrio suficiente para recorrer las procesiones, con su fachada principal orientada al oeste. Calculamos su construcción en el siglo XII”, escribió Castiñeira, cuyo artículo explica que el templo permaneció abierto al culto hasta el año 1853, momento en el que fue destruido por el fuego.

Impulso definitivo

Regresemos al artículo de Ricardo Terceiro para saber qué pasó después de que se colocase aquella primera piedra. Explica que fue el estradense y canónigo de la Catedral de Santiago Ramiro Ciorraga –al que se le dedicó la actual Praza de Galicia– el principal impulsor de la iglesia actual y quien inició las negociaciones con el Arzobispo compostelano aduciendo su necesidad al crecimiento del pueblo y la poca capacidad de la “iglesia vieja”, aunque solo hiciese 30 años que se había construido. Relata que, tras su muerte, en 1908, las obras se paralizaron, con los fondos agotados y –quizás– con la influencia política de las sucesivas corporaciones y las distintas alternativas tanto en la Jefatura del Estado como en la del Gobierno Central. Sin embargo, en el año 1924 la llegada a la Alcaldía e Benito Vigo Munilla anuncia un nuevo empuje a las obras de la iglesia y consigue nuevas subvenciones para continuar con la construcción.