Solo cinco concellos del interior de Galicia ganaron población en el último cuarto de siglo

Otros 18 municipios cedieron más del 20% de su censo | En este grupo figuran Cerdedo-Cotobade, Vila de Cruces, Rodeiro, Agolada y Dozón | Lalín y A Estrada son los únicos de primera categoría, a la que se acerca Teo

Vecinos delante de la casa consistorial de Dozón.

Vecinos delante de la casa consistorial de Dozón. / // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

El despoblamiento del interior gallego es una constante desde hace demasiados años, tendencia que parece imposible de atajar, con una concentración masiva en la franja altlántico-cantábrica y en torno a las grandes urbes. Los ayuntamientos afectados parecen resignados y las tímidas acciones de las administraciones superiores parece que no han surtido efecto. El interior va camino de convertirse en un desierto habitado por poblaciones cada vez más envejecidas.

Para comprobar la evolución del área geográfica más próxima a las comarcas vamos a tomar como referencia un grupo de 35 ayuntamientos de las cuatro provincias gallegas limítrofes o muy cercanos a los de Deza y Tabeirós-Montes, delimitando de este modo lo que podría dibujarse como el centro de la comunidad autónoma. En los últimos 25 años solo cinco de estos concellos fueron capaces de ganar habitantes, dos de ellos próximos a las ciudades de Santiago de Compostela y Ourense. Teo ejemplifica el caso de municipio que crece como asentamiento satélite, pues entre 1998 y 2023 su padrón pasó de 13.960 a 19.034 habitantes. O Carballiño, ahora con 13.968 vecinos, incrementó su censo casi un 15 por ciento, mientras que el aumento en Pontecesures fue del 4%, hasta los 3.096 habitantes, y Caldas pasó de 9.369 a 9.620. Lalín cierra este grupo de muncipios en positivo, aunque en índices menos relevantes, pasando de 20.090 a 20.282 residentes.

El resto de ayuntamientos tienen ahora menos vecinos que entonces y además hasta 18 de ellos vieron recortado su padrón municipal en más de un 20%. Son los de, en orden de menor a mayor regresión demográfica, los siguientes: Cuntis, Palas de Rei, Cerdedo-Cotobade, Campolameiro, Piñor, Vila de Cruces, O Saviñao, Touro, Antas de Ulla, Santiso, Forcarei, O Irixo, Taboada, Cea, Beariz, Rodeiro, Agolada y Dozón. Los ayuntamientos en los que la caída poblacional fue inferior al 20 por ciento son estos: Vedra, Boqueixón, Monforte, O Pino, A Estrada, Melide, Padrón, Arzúa, Monterroso, Maside y Chantada.

La sangría demográfica se cebó con este grupo de ayuntamientos en el transcurso de en este cuarto de siglo, hasta el punto de que si entonces superaban con creces los 227.000 habitantes, ahora apenas están por encima de 193.000.

Lalín y A Estrada emergen todavía [sus saldos vetegativos negativos amenazan cada año su continuidad dentro de la veintena de los ayuntamientos gallegos de primera categoría] como dos oasis en medio del desierto demográfico, pero este simbólico título no se hereda y el temor a bajar de los 20.000 habitantes es casi permanente.

Las recetas mágicas, a tenor de estos resultados, no existen y ni siquiera las fusiones municipales parecen un remedio eficaz. El pregonado reequilibrio territorial, ni llegó ni se le espera.

14.400 vecinos menos en las comarcas

Las comarcas perdieron en los últimos 25 años la población equivalente a que tienen actualmente Sileda, Vila de Cruces y Dozón. Con el cambio de siglo a la vuelta de la esquina residían en Deza y Tabeirós-Montes 14.394 personas más que ahora. Ni siquiera Cerdedo-Cotobade, con su fusión materializada hace casi ya ocho años, fue capaz de contener esta crisis y los dos municipios independientes sumaban 7.696 habitantes, un 26% más que ahora. Entre los 35 concellos analizados como referencia del interior gallego por su proximidad a las comarcas, hay tres que ostentan un récord: los que más población cedieron en términos porcentuales. Rodeiro pasó de 4.455 residentes a 2.260 (un 49,2% menos); Agolada, de 4.457 a 2.254 (49,2) y Dozón cedió el 55 por ciento, quedándose con 1.017 habitantes. Otro de los municipios que arroja unos datos preocupantes es Forcarei, donde viven ahora 1.878 personas menos de las 5.064 que había hace un cuarto de siglo. O Vila de Cruces, con 5.082 empadronados, muy por debajo de los 7.370 de entonces. A Estrada cedió el 10% de su censo, conservando 20.081 ciudadanos, mientras que Silleda bajó de 9.339 a 8.876. Los 20.282 vecinos de Lalín son 192 más que hace 25 años.

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