Nerea Gestoso Uzal | Investigadora

“Que la meta sea mejorar la calidad de vida de las personas con cáncer es un motor”

La estradense prepara su tesis doctoral en el Centro de Investigación del Cáncer centrada en los tumores de cuello y cabeza

La estradense, en su centro de trabajo en Salamanca. |

La estradense, en su centro de trabajo en Salamanca. | / Lois Docampo

–Allá por el año 2013 usted salía en las páginas de FARO por tener uno de los mejores expedientes de Bachillerato de Deza y Tabeirós-Montes y una de la mayores notas en la Selectividad. Por aquel entonces no tenía muy claro qué iba a estudiar. Parece que finalmente encontró su camino.

–La verdad es que no tenía ni idea de qué iba a hacer. Le estuve dando muchas vueltas. Me gustaban varias materias. Había elegido ir por ciencias pero incluso había materias de letras que me gustaban. Llegue a considerar incluso hacer periodismo. Finalmente me enteré de que había una carrera de biotecnología, que en aquel momento no se podía estudiar en Galicia. Me llamó la atención y decidí estudiarla en Salamanca. Fue una decisión de última hora y con un poco de desconocimiento. Creo que al final me decidí porque me llamaba la atención el tema de la investigación y que las materias que se impartían se centraban en biología y física.

–¿Contenta con la elección?

–Sí,en biotecnología hay ramas muy diferentes. Aunque no tenía muy claro qué iba a hacer, aquí en Salamanca está el Centro de Investigación del Cáncer, entre otros bastante potentes, y me fui dando cuenta de que lo que más me gustaba era la investigación biosanitaria. En la carrera hay materias más generales, como de ingeniería o de plantas, que no tiene nada que ver con el camino que yo seguí. Creo que eso me ayudó para descubrir que quería hacer.

–¿Por qué eligió el cáncer como materia de estudio?

–En tercero de carrera estuve haciendo unas prácticas en Santiago de Compostela durante un verano. Era un grupo de Manuel Collado que trabajaba con células madre, cáncer y envejecimiento. Me gustó mucho. Eso, sumado a lo que vi durante la carrera, me llevó a hacer un Trabajo de Fin de Grado experimental en el grupo en el que estoy ahora en Salamanca, dirigido por Rogelio González Sarmiento. Este grupo se encarga del diagnóstico genético sobre diferentes tipos de cáncer hereditario. Cuando hice el trabajo de fin de grado y ya me quedé en este laboratorio. Ahora estoy con la tesis doctoral. Tengo un contrato predoctoral con la junta de Castilla-León y en el mes de mayo pretendo defenderla.

–Su trabajo está centrado en el estudio del cáncer de cuello y cabeza, cuyos resultados mostró hace solo unos días en el Centro de Investigación del Cáncer.

–Sí, mi tesis y mi investigación se centra en el cáncer de cabeza y cuello, especialmente en los mecanismos de bioresistencia. Este es un cáncer del que no se sabe demasiado. No hay muchos subgrupos, lo que lleva a tratar a todos los pacientes de la misma manera. Sin embargo, hay algunos que no responden bien al tratamiento, con menor tasa de supervivencia y mal pronóstico. Lo que nos propusimos fue descifrar qué hace que unos pacientes se beneficien del tratamiento estándar y otros no respondan. Trabajamos sobre todo con líneas celulares y modelos in vitro. Además también tenemos muestras de pacientes para, en conjunto, poder hacer una investigación más traslacional. El objetivo es ver las alteraciones genéticas y moleculares que están detrás de ese problema y buscar la manera de poder detectarlas antes del tratamiento. El siguiente paso es dar alternativas terapéuticas para esos pacientes. De momento son resultados preliminares. De cara a tener una aplicación clínica necesitarían pasar por estudios más avanzados.

–Su investigación tiene sin embargo una aplicación práctica tangible, en otros casos las investigaciones científicas resultan complicadas de ver para alguien que no sea experto en la materia.

–Muchas veces pasa. La investigación básica es fundamental también pero a veces es complicado de entender. En nuestro caso es una investigación más traslacional, con una gran relación con el hospital, algo fundamental. Todo lo validamos por ejemplo con tumores de pacientes reales. Sin embargo, todo debe ir poco a poco, empezando por la base y acabando con las garantías necesarias.

–¿Uno se siente importante investigando algo como el cáncer, una enfermedad que afecta a tanta gente?

–A mí me gusta mucho lo que hago. Debo decir que la investigación tiene muchos momentos frustrantes pero pensar en que la meta es mejorar la calidad de vida de las personas, especialmente al hablar de una enfermedad como el cáncer, ya que imagino que casi todos, de una manera más cercana o lejana, sufrimos alguna pérdida por ella, es un motor. Más que sentirse importante es una sensación de sentirse satisfecha con lo que haces.

–¿Cómo se vive la investigación desde dentro?

–Yo estoy muy contenta con mi entorno laboral aunque, en general, es una salida laboral que te exige mucha entrega. Aquí no tienes un horario rígido de trabajo, porque dependes de muchas cosas. Es sacrificado. Luego, la situación general de la investigación en España es bastante precaria. Por ejemplo, en mi caso, durante la tesis predoctoral, estás contratado en formación, con un salario que no es muy elevado, cuando exige muchas horas. Luego, conseguir un trabajo estable es muy complicado. Lo más seguro es que te tengas que ir fuera de España a hacer currículo y luego volver con cero garantías. Tampoco los laboratorios invierten mucho dinero. Al final tardas más en poder hacer determinadas pruebas por falta de fondos. En ese sentido es un poco frustrante. Conozco a mucha gente a la que le encanta esto pero que, después de la tesis doctoral, se van a las empresas por las condiciones.

–¿Y usted cómo ve su futuro?

–A mí me gusta mucho. Mi trabajo ideal sería en la investigación pública. Estuve también unos meses trabajando en una investigación en un laboratorio de Oporto, donde estuve encantada. Cuando termine la tesis mi idea es seguir investigando, aunque siempre hay que valorar las opciones que tenga. Este no es un camino fácil y a lo mejor hay que buscar otra cosa. A mí también me gusta la educación e hice el máster de profesorado como un plan B.