De Arnois al Vaticano por la Paterna

Carlos Miramontes, párroco de esta parroquia estradense, inicia el proceso para conseguir la oficialidad para el culto a esta santa popular, con al menos cuatro siglos de historia

El altar de la santa, encima de su sepulcro.  |  // CARLOS MIRAMONTES

El altar de la santa, encima de su sepulcro. | // CARLOS MIRAMONTES / nerea couceiro

A finales de octubre se celebra cada año en Arnois la santa Paterna. Para los vecinos y vecinas esta onomástica forma parte de su calendario religioso desde hace siglos, con misas cantadas en su honor y demás oficios propios de la tradición católica. Sin embargo, su culto no está reconocido a día de hoy por el Vaticano y la Santa Iglesia, lo que significa que se trata de una celebración popular sin más respaldo que la memoria histórica y símbolos como un altar con una imagen de la Santa sobre su supuesto sepulcro.

Esta situación resultó chocante para el nuevo párroco de la parroquia estradense, Carlos Miramontes Seijas, que llegado desde A Coruña hace dos años desconocía totalmente la existencia de esta figura. Por ello, tras un exhaustivo estudio sobre sus orígenes históricos, que puede leerse en el volumen 26 de la revista Miscelánea estradense, el sacerdote ha decidido emprender un proceso de beatificación por confirmación de culto. “Hay distintas posibilidades dentro de las causas de canonización, normalmente se realiza por santa o beata o martirio” explica Miramontes, que añade: “En este caso, el culto o devoción a esta persona, que se atestigua con el altar y el retablo para celebrar misas encima del sepulcro, se remonta a siglos atrás, pues aunque no tenemos una fecha concreta, los indicios históricos nos hablan de un origen al menos en el siglo XVI”.

Así pues, la iglesia de Arnois se encuentra ahora en medio de este proceso para conseguir la oficialización y reconocimiento por parte del Vaticano de esta onomástica. La esperanza es alta, aunque el propulsor de esta iniciativa adelanta que “se trata de un proceso largo, especialmente cuando llegue a Roma”. Hoy por hoy, ya cuentan con el visto bueno del Arzobispado de Madrid en cuanto a la justificación histórica para declarar santa a esta figura tras entregar el artículo mencionado anteriormente. “Al tratarse de una cuestión con tanta antigüedad es difícil precisar, pero existen razones para creer que el culto a esta santa comenzó en la Edad Media, véase el estilo del retablo o la existencia de dos aberturas en el sarcófago de piedra, una en el centro y otra a la derecha, que se encuentran también en otros ejemplos de la época como el de San Martiño de Mondoñedo” declara Miramontes.

Ahora bien, lo siguiente que cabe preguntarse es quién fue santa Paterna y si es correcto que sus restos descansan en el templo de la parroquia de Arnois.

Según las investigaciones del sacerdote y autor de este estudio, santa Paterna de Arnois es Paterna Gundesíndez, Infanta del Reino Astur-Leonés. “Estaba casada con el conde Hermenegildo Aloitez, juntos eran los Condes de Présaras por título de él, y tuvieron varios hijos, uno de los cuales fue Arzobispo de Santiago de Compostela bajo el nombre de Sisnando II, caído en batalla contra los vikingos” relata Miramontes, que continúa: “Al final de sus vidas, como era costumbre en los matrimonios nombres, ambos fundaron dos monasterios, uno de monjes para que se retirara él a pasar la vejez, y otro de monjas para ella. El del conde se considera que fue el de Sobrado dos Monxes, en el 952, mientras que el de ella se cree que estaría en Arnois, aunque no se sabe con exactitud pues no quedan restos de el”.

Para este párroco de origen coruñés es de especial relevancia desvelar la identidad de esta santa porque no solo da razón a la tradición que los feligreses han seguido durante siglos, sino que demuestra que esta zona estaba en el centro de la historia medieval de Galicia, con numerosos monasterios y presencia de alta nobleza en el entorno del río Ulla.

Por otra parte, los vecinos y vecinas comparten su emoción y le brindan su apoyo para conseguir la canonización de Paterna Gundesíndez, una virgen a la que siempre han rendido culto y a la que se le atribuye el poder de curar y de liberar del dolor, por ello existía la costumbre, según testimonios locales, de coger tierra del sepulcro de la santa, depositarla en una pequeña bolsa y ponerla bajo la almohada de los enfermos para ayudarles a curar. Una vez estos curaban, se devolvía la tierra al sepulcro. Miramontes escribe en su artículo para la Miscelánea que son muchos los vecinos que todavía recuerdan los milagros de esta santa, ahora popular, pero quizás por poco tiempo.