En sus zapatos y en su portal

Un matrimonio mayor, que regentó durante 53 años un conocido comercio en A Estrada, se enfrenta con impotencia y en soledad a que un vándalo haya tomado por rutina defecar en su portal

Esta esta la desagradable estampa que se repite en el portal que daba acceso al comercio de Los Peques.

Esta esta la desagradable estampa que se repite en el portal que daba acceso al comercio de Los Peques. / Ana Cela

Ana Cela

Ana Cela

La imagen es muy desagradable. Es, sencillamente, asquerosa; pero también es tremendamente útil para que se entienda a la perfección la situación y la desesperación que experimenta el afable matrimonio que conforman José Ramón y Pacita. Han vivido toda su vida en la Avenida Ponteareas de A Estrada, muy cerquita de la Porta do Sol. En la capital estradense todo el mundo los conoce. Y es que esta pareja ha vestido a muchas generaciones de niños y niñas mientras tuvo abiertas las puertas de su comercio. Fueron nada menos que 53 años detrás del mostrador de Los Peques. Ahora, ya mayores, se están enfrentando a que algún vándalo haya cogido gusto a usar la entrada a su tienda –cerrada desde hace años– como ventilado retrete.

La situación ha venido repitiéndose en las últimas semanas y, con todo el escrúpulo y desagrado del mundo, esta familia no ha tenido más remedio que limpiar su propiedad. Sin embargo, su hija decidió poner ayer los hechos en conocimiento de los servicios de limpieza que trabajan en esta calle y también de la Policía Local de A Estrada tratando de encontrar ayuda ante una acción vandálica que se repite y que empieza a representar un auténtico calvario para esta pareja de octogenarios.

“En esta ocasión no pudimos ya seguir callando. Me resulta indignante. Es una propiedad privada, pero ahora mis padres son personas mayores”, trasladó la hija de estos estradenses. “Hasta ahora lo limpiamos, pero hoy [por ayer] fui a la policía y le comenté si podrían mandar a alguien de limpieza”, explicó. Sin embargo, traslada que la respuesta con la que se encontró es que se trata de una propiedad particular en la que los servicios municipales no pueden actuar. Dicho de otro modo, están condenados a seguir solos a merced de las necesidades de un vándalo. Literalmente.

Un comercio mítico

Los Peques estuvo abierto al público desde 1965 hasta 2018. Por tanto, el comercio lleva cinco años cerrado, pero el inmueble continúa siendo el lugar en el que esta pareja de estradenses tiene su hogar. Se encargan de mantener la propiedad debidamente limpia, incluyendo la parte de acera que el edificio tiene a sus pies. Al no haber actividad comercial, tampoco hay cámaras que controlen lo que sucede en el más de un metro de largo que tiene el pórtico que separa la zona de escaparate de la puerta de la tienda, el refugio que ha encontrado alguien, con poco escrúpulo y menos pudor, para realizar sus necesidades con total libertad e impunidad.

“Me siento impotente”, reconoce la hija de este matrimonio de A Estrada, que señala que le duele que sus padres se vean, a su edad, con la necesidad de enfrentarse a una situación que excede completamente de su control. “Solo nos queda limpiar y nada más”, lamenta, mientras masca una frustración que a cualquier ciudadano que se vea en su situación le costaría mucho trabajo digerir. Dicen que para poder entender al prójimo y practicar la empatía basta con ponerse en sus zapatos. Imagínense ahora que sea esta la estampa que se encuentren cada dos por tres en su portal. ¿Notan cómo le aprietan los zapatos?