Yo, columpio... ¿Tú, Tarzán?

La falta de mantenimiento convierte parques del rural de A Estrada en una selva

Usar los elementos resulta imposible.   | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Usar los elementos resulta imposible. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN / Ana Cela

Ana Cela

Ana Cela

Que la maleza crece por todos lados y al mismo tiempo es algo que cualquiera puede entender. Que haya un momento en el que las brigadas no den abasto es del todo comprensible. Pero también en fácil de asumir la indignación que sienten muchos vecinos cuando ven que el rincón de A Estrada en el que tienen su casa, ese espacio rural en el que han crecido o al que se han ido a vivir para seguir medrando en la tierra en la que tienen sus raíces, se ha descuidado tanto que se está convirtiendo en una auténtica selva. Lo que es de todos termina con frecuencia siendo de nadie y, en su avance, la mala hierba afea la atención prestada.

Tres de los cinco elementos del parque biosaludable de Berres son pasto de la maleza.   | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Tres de los cinco elementos del parque biosaludable de Berres son pasto de la maleza. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN / Ana Cela

El parque biosaludable existente en Berres, junto al campo de fútbol, está suscitando las quejas de los vecinos. De acuerdo que un espacio de juego o de esparcimiento en el ámbito rural puede no tener un uso tan frecuente ni un número de usuarios tan elevado como uno que se encuentre en el casco urbano, lo que no quita que requiera una atención, sino igual, semejante. Al final, la hierba no distingue dónde crece. Sin embargo, la falta de mantenimiento ha hecho que tres de los cinco elementos de este parque de Berres hayan sido engullidos por la maleza, de manera que algunos a duras penas se distinguen entre el manto de toxos. La estampa está levantando ampollas. Usar unas instalaciones en estas condiciones es, sencillamente, imposible. Indignarse ante la composición de unos fondos públicos invertidos para entretener a la maleza es, en cambio, bien fácil.

Parque al otro lado del Liñares, cerca de la playa.   | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Parque al otro lado del Liñares, cerca de la playa. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN / Ana Cela

Este parque, con una estructura para columpios en la que solo queda madera podrida y de la que no cuelga ni una triste cadena, no es el único ejemplo. Hace años que elementos pensados para el ocio infantil le echan un pulso a las malas hierbas, convirtiéndose en una imagen esperpéntica de lo que deberían ser unas instalaciones públicas. A veces, una retirada a tiempo es una solución mucho más digna. Sino, que se lo digan al parque infantil junto al río Liñares. El Concello de A Estrada incorporó para uso de todos los estradenses todo el recinto de la playa fluvial de Porta Pousada. El entorno es precioso y ahora también público. Sin embargo, al otro lado del río, una ya antigua estructura dibuja un parque que nació con mala estrella. La falta de cuidado derivó en deterioro, que siempre termina llamando al vandalismo. El conjunto da pena, por su imagen y porque hubiese sido todo un regalo en sitios en los que los niños podrían haberle sacado buen partido. Sin embargo, su destino fue nacer para languidecer, para dejarse devorar por lo salvaje, recibiendo muy de cuando en vez a algún niño osado e intrépido que se haya abierto paso entre las ‘lianas’ autóctonas. Yo columpio...¿tú, Tarzán?