Área de descanso... para desbrozadoras
Los tres espacios destinados al esparcimiento de usuarios de la PO-841 lucen desde hace tiempo en estado selvático
El que tiene padrino, se bautiza; el que tiene fiesta, se desbroza. Ni una cosa ni la otra tienen las tres áreas de descanso existentes al pie de la PO-841 –la carretera que una A Estrada con Santiago de Compostela– en su discurrir por el término municipal estradense. No es ya que estas zonas estén descuidadas, sino que las tres son ejemplo de un estado selvático por abandono total.
Que los medios –humanos y materiales– son pocos y el territorio muy amplio es algo fácilmente comprensible. Que en verano la vegetación crece a un ritmo tan ágil que resulta complicado tener todos los espacios en perfecto estado de revista, también lo entiende cualquiera. Lo que sucede es que estos recintos destinados al esparcimiento de los usuarios de vías como esta, de titularidad autonómica, llevan muchos meses acumulando maleza sin que nadie le ponga ni coto.
Dos de estas áreas están ubicadas en las inmediaciones del acceso a la capital estradense procedentes de Santiago de Compostela. Son espacios que se configuraron utilizando tramos de la antigua carretera autonómica que unía A Estrada con la ciudad del Apóstol, cada uno de ellos muy a mano de los conductores que avancen por esta vía en ambos sentidos. Fue durante el gobierno del alcalde Ramón Campos Durán cuando la Xunta transfirió estas áreas –junto con los antiguos tramos de la PO-841– a la administración estradense, de manera que a ella corresponde también su conservación.
Encontrar las mesas y bancos existentes en estas áreas es tarea difícil, aunque no imposible. Hay que avanzar entre la maleza. Tanto junto a la que hay cerca del Recreo Cultural como en la situada frente a uno de los tanatorios locales es fácil encontrar vehículos aparcados, muchas veces pertenecientes a usuarios de esta carretera que hacen una pausa en su jornada laboral para estirar las piernas, comer algo rápido o echar una cabezadita. Aunque están al pie una la carretera transitada, es cierto que estos espacios retirados del vial gozan de árboles de un porte considerable y, por tanto, de una sombra nada despreciable en las jornadas de estío.
Aunque no se utilicen –su estado tampoco lo permite– regularmente como merenderos o zonas para un almuerzo rápido, la proximidad al casco las convierte en una tarjeta de presentación de la villa, especialmente cuando se emplazan en uno de sus accesos más utilizados. Y, aun siendo zonas de paso, también lo son de lo más transitadas. A una se acercan quienes estacionan para desplazarse hasta el tanatorio próximo y otra es punto de tránsito obligatorio para toda persona que utiliza las instalaciones del Recreo Cultural, una de las sociedades más numerosas de A Estrada. El área de Couso tiene deslucido hasta el cartel que indica su existencia, que bien podría pasar inadvertida. Llegados al punto, la estampa no mejora. Mobiliario abandonado y maleza por doquier. Aquí las únicas que descansan son, también, las desbrozadoras.
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