La Rapa de los hombres de negro

Los “aloitadores” de Sabucedo estrenan indumentaria reivindicativa contra los cuatro parques eólicos que amenazan el hábitat de estos caballos

En el primer curro se raparon unos 40 ejemplares, de los más de 200 que entraron

El último, en honor a Eloy Rivadulla

Hombres vs. caballos: así fue la primera cita de la Rapa das Bestas.

Bernabé / Javier Lalín

Ana Cela

Ana Cela

“Sé que estáis ansiosos porque esto empiece. Estamos aquí preservando una forma de trabajar, unos usos y costumbres tradicionales que no queremos perder. Hoy notaréis que todos nosotros –o buena parte de nosotros– llevamos una misma indumentaria. No solemos hacerlo. Es por un problema muy grande que tenemos: quieren construir cuatro parques eólicos en estos montes”. A estas palabras del presidente de la asociación Rapa das Bestas, Paulo Vicente Monteagudo, siguió un gran abucheo, el de las más de 1.500 personas sentadas en la tarde de ayer en las gradas del curro de Campo do Medio, una muestra de solidaridad con la lucha de los que ayer se convirtieron en los “hombres de negro” de esta Fiesta de Interés Turístico Internacional. “Todos buscamos una transición energética. Lo tenemos claro porque somos gente del presente y el futuro. Pero esto que veis aquí funciona porque hay gente que trabaja todo el año para que esto perdure. Queremos que nuestras bestas sigan siendo ceibes, libres y bravas. Queremos que nuestra forma de trabajar no se pierda”, continuó este aloitador, también vestido con una camiseta negra que pedía unos montes para estos caballos libres de aerogeneradores. “Solo quiero pedir que las administraciones nos acompañen en nuestra lucha, porque lo necesitamos profundamente. La Rapa no es una fiesta, no es un espectáculo, y lo que vais a ver aquí representa nuestro trabajo de todo el año”. Y entonces llegaron los aplausos, la ovación. La primera de las muchas que resonarían contra las piedras de este recinto semicircular en el que ayer volvieron a abrazarse hombre y caballo.

Los primeros en arrancar el aplauso el público en el curro inaugural de la temporada fueron los integrantes de Tequexetéldere, la agrupación estradense que cada año es, también, la primera en pisar la arena. La música de Airiños de Caldelas les dio el relevo, interrumpiéndose dos minutos antes de las 19.00 horas para que se hiciese un silencio total. Los primeros caballos salvajes pisaron la arena y se solicitó al público que permaneciese sentado y callado, tratando de transmitir tranquilidad a los animales mientras se iban adentrando en el curro el mayor número posible de ejemplares para mayor seguridad de las dos partes que participan en este cuerpo a cuerpo.

El presidente de Rapa das Bestas diriigiéndose al público.  | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Grada abarrotada en el primer curro del año en Sabucedo. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN / Ana Cela

Llegó después el momento del ritual de iniciación para los niños, que buscaron y apartaron a los potros para un recinto anexo. Media hora después del inicio, llegó el primer intento de inmovilizar a un ejemplar adulto y el público se vino arriba, respondiendo al saber hacer de los aloitadores. El estradense Pablo García “Chichas” ejerció de speaker y explicó a los asistentes la técnica de la cruzada que usan los de Sabucedo para cortar las crines de la cabeza y el rabo a los caballos, aprovechando la inmovilización de los animales para desparasitarlos. Dos aloitadores a la cabeza –tapándole los ojos al caballo– y el más experimentado, al rabo. Así se ha hecho generación tras generación, con la única intención de cuidar a la cabaña de O Santo que desde hace siglos perpetúa esta tradición.

Actuacion de Tequexetéldere, en la arena del curro.  | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Niños apartando potros. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN / Ana Cela

El primer curro del año generó diversos percances. Los animales estuvieron especialmente combativos, como si también ellos quisiesen escenificar la lucha que se vive en Sabucedo para preservar inalterable el hábitat que estos animales ocupan desde hace siglos. Con todo, aunque hubo sustos que precisaron varias visitas a la enfermería, los aloitadores demostraron que están hechos de otra pasta e invocaron su código de honor, el mismo que los avala para, después de que se les escape una besta, tener un segundo intento.

En este primer encuentro del año en la arena del Campo do Medio también hubo tiempo para los debutantes. Entre los más pequeños se estrenó Pablo, de 3 años de edad, que se adentró entre los caballos en brazos de su tío para vivir cómo los pequeños de la aldea tienen el cometido de apartar los potros durante el curro. Entre los aloitadores ayer fue el primer día de curro para María Vega, de 24 años. Esta regueifeira –sale en un programa de la TVG– es vecina de Campo Lameiro, pero tiene caballos en los montes de Sabucedo.

También hubo momento para el homenaje. El último caballo aloitado en el curro se dedicó a la memoria de joven estradense Eloy Rivadulla Campos, fallecido este jueves a los 34 años. Fue un primo suyo el que quiso tener este gesto y lo hico vistiendo la camiseta del Guimarei, club en el que jugó Eloy.

La Rapa de los hombres de negro

El presidente de Rapa das Bestas, al dirigirse al público para explicar la problemática con los eólicos. / Bernabé/Javier Lalín

En aproximadamente 70 minutos de curro se aloitaron unas 40 bestas de las más de 200 que entraron al recinto. Los servicios sanitarios tuvieron que atender a una docena de aloitadores por contusiones y golpes, aunque ninguno de gravedad.

La Rapa de los hombres de negro

Tequexetéldere, actuando ayer en el curro del Campo do Medio. / Bernabé/Javier Lalín

En cuanto al seguimiento mediático, en la jornada de ayer había ya acreditados 173 profesionales de la comunicación procedentes de nueve países (España, Portugal, Francia, Holanda, República Checa, Finlandia, Estados Unidos, Argentina y Egipto). El conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, destacó ayer en Sabucedo que la Rapa das Bestas es una celebración “icónica en Galicia, en la que se une a la perfección la cultura con la etnografía, la tradición, el turismo y el desarrollo sostenible”. Rodríguez acudió por la mañana a esta parroquia estradense, subiendo al monte para ver los caballos en el cierre de O Castelo, desde donde fueron conducidos a la aldea alrededor de las 14.00 horas. Como es habitual, fue uno de los momentos emotivos de la fiesta. Las bestas hicieron ayer noche en el cierre de Cataroi para regresar hoy al curro, a las 12.00 horas.

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