Los motores vuelven rugir en el Jarama estradense

El circuito de radiocontrol de Cereixo acoge cinco años después una prueba del Campeonato Gallego | Entre los participantes destaca el retorno del piloto local, José Porto

José Porto.

José Porto. / Bernabé/Darian

Hubo una época en que la afición por los coches de radiocontrol triunfaba en A Estrada. Al amparo del club JPA Sport RC, numerosos pilotos locales se adentraban en este mundo, participando y logrando éxitos en el Campeonato Gallego de Radiocontrol. Estos encontraron además un hogar en la parroquia estradense de Cereixo, donde crearon un circuito al que fueron añadiendo nuevas instalaciones para terminar por convertirlo en una referencia a nivel autonómico. En el año 2018, A Estrada vivió su última prueba del Gallego. A partir de ahí, el circuito quedó solo para algún evento esporádico, mientras el club cesaba su actividad. Ahora, cinco años después, el circuito de Cereixo está de vuelta en el Campeonato Gallego, un inesperado regreso que viene acompañado de más novedades.

A Estrada acogerá el día 30 de abril la segunda prueba del Campeonato Gallego 1/8 TT Nitro, competición que estará organizada por el Club Moraña RC y JPA Sport RC, bajo el manto de la Asociación Española de Coches a Radiocontrol. Como es habitual, el sábado el circuito estará abierto para todos aquellos que quieran realizar entrenamientos desde las 10.00 hasta las 20.00 horas. El domingo el circuito abre a las 8.30, con la disputa de entrenos y mangas cronometradas, previas al cuadro final para elegir al vencedor. En los últimos días el circuito estradense está recibiendo un necesario lavado de cara para estar a punto para su regreso al calendario gallego.

Este retorno de las competiciones oficiales de coches de radiocontrol a Cereixo también va acompañado del regreso de José Porto, tricampeón gallego (2011- 2012 - 2015). “Vuelvo pero en principio solo para esta carrera. Me hace ilusión después de tanto tiempo sin competir. Ya me picaba el gusanillo”, explica un hombre que se ha quedado solo en el club JPA tras la marcha de sus compañeros de batalla. “Mi última competición oficial fue en el 2017. Ya llevaba muchos años y el hobby en ese momento pegó un bajón muy fuerte. En estos años finales organizar una carrera por ejemplo ya nos daba pérdidas. Años antes tenías a 50 inscritos pero poco a poco las tiendas especializadas fueron cerrando y empezaron a bajar los aficionados. Cada vez había menos participantes y con tan pocos inscritos ya no era viable”.

La afición de Porto por el mundo de la competición de coches de radiocontrol comenzó en 2004, cuando disputó su primera carrera, retirándose en 2017 tras trece años en los que acumuló numerosos triunfos junto a sus compañeros de equipo. “Hubo una época en la que entrenábamos mucho. Yo gané tres campeonatos gallegos. El último que corrí incluso quedé subcampeón. Alberto Neira también ganó varias carreras del campeonato gallego y fue subcampeón. José Miguel Mato también era habitual que se metiese en las finales y también ganó carreras. Aquí tuvimos muchos pilotos. Llegamos a ser 13 o 14 en competición en algún momento”.

A finales del año pasado, este deporte volvió a llamar a las puertas de Porto, cuando le plantearon la posibilidad de organizar de nuevo una carrera en Cereixo. “Cada día quedan menos circuitos en Galicia, así que me pidieron organizar una prueba aquí y me convencieron”, explica. Este retorno llevó al estradense a volver al circuito, aunque ya sin el coche con el que lo hacía hace años. “Cuando corría a todo trapo lo hacía con un chasis y un motor de última generación. Era una inversión grande. Ahora, para darle ejemplo a los que empiezan, lo haré con un coche más económico, como los que vendo yo en mi tienda. Es un coche que para empezar y disfrutar de este hobby es suficiente. No hace falta ir a la primera carrera con un equipo de 2.000 euros”, argumenta el estradense.

Debut de cuatro jóvenes pilotos de la comarca

José Porto reconoce que una de las causas que llevó en su día a la desaparición del club JPA Sport RC fue la ausencia de un relevo generacional. En su inicios llegaron a contar con un gran número de socios, con una docena participando en competiciones. Sin embargo, con el paso de los años la afición por los coches de radiocontrol fue descendiendo, algo que se fue notando también en los pilotos locales, que poco a poco fueron aparcando sus coches. Ese cansancio sin embargo no encontraba una respuesta por parte de jóvenes pilotos que quisiesen adentrarse en el este mundillo, por lo que el club cesó su actividad. La organización de este campeonato autonómico ha supuesto ahora una reactivación de esta afición en la zona. Porto explicó que cuatro pilotos júnior estradenses realizarán su debut en la prueba del Campeonato Gallego que se disputa en Cereixo. Se trata de David Alvarellos y Germán Bergueiro, ambos de 16 años; Breogán Cutrín, de 12; y Alonso Neira, de 11. Este último es hijo del expiloto Alberto Neira, un hombre que en su época luchó entre los mejores.

Uno de los cinco circuitos que quedan en Galicia

Imagen aérea del circuito de Cereixo.

Imagen aérea del circuito de Cereixo. / Lois Docampo

“Al circuito siempre hay que hacerle el mantenimiento todos los años, aunque no lo uses mucho, sino se pierde”, explica Porto. Este trazado creado en Cereixo nació en el año 2009, inaugurándose con una prueba calendada a última hora ese mismo año. “De aquella no teníamos las instalaciones de ahora. Incluso teníamos que conseguir carpas de pulpeiros y tablas con caballetes para el box de los mecánicos”. Este circuito se creó sobre una amplia finca, con el visto bueno de la parroquia. Tiene unos 55 metros de largo por 35 de ancho, con una cuerda de 285 metros. “Tuvimos que hacerlo con máquinas. Primero sobre el terreno pero se estropeaba mucho, así que trajimos una tierra especial que aguantase más. Hicieron falta muchas bañeras”, explica Porto. El resultado es un circuito sin grandes dificultades, más allá de un salto de unos ocho metros, ideal para adentrarse en este mundo. Es en la actualidad uno de los cinco que siguen en uso en Galicia.

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