Setenta años de los callos de Os Peares

Tres generaciones de la familia Loureiro mantienen abierto el restaurante desde 1953

La fachada del bar, ubicado en la calle Waldo Álvarez Insua.

La fachada del bar, ubicado en la calle Waldo Álvarez Insua. / nerea couceiro

Uno de los establecimientos hosteleros más emblemáticos de A Estrada tiene que ser, sin duda, Os Peares. Esta casa de comidas, ubicada en la calle Waldo Álvarez Insua cumplió este domingo 16 de abril 70 años, durante los cuales tres generaciones de la familiar Loureiro han servido vino y sus famosos callos a los vecinos y vecinas de la villa. Se trata de una de las pocas tabernas que han conseguido mantener la actividad después de tanto tiempo, gracias precisamente a esa transmisión generacional.

En sus inicios, el negocio lo montaron Francisca Andújar y Ramiro Loureiro en 1953. La trayectoria de Francisca entre los fogones fue reconocida en dos ocasiones, una en 2015 por la Asociación de Mulleres Rurais y otra en el 2020 por el Concello con el Premio Honorífico Á Muller. Entre los platos que le dieron fama estaban los ya mencionados callos, pero también el cocido o el pulpo. En la cocina la ayudaban también sus hermanas y más tarde fue su hija María del Carmen quien tomó el testigo.

primero estuve en el ejército, pero a los 30 años me volví y me quedé a trabajar el bar con mi madre

Ahora el turno le toca al nieto, Ramiro Loureiro, quien regenta el establecimiento asegurando así su continuidad. Este cuenta que “primero estuve en el ejército, pero a los 30 años me volví y me quedé a trabajar el bar con mi madre”. Poco ha cambiado desde el 53, puesto que según confiesa Loureiro “la estética está prácticamente igual que cuando lo abrieron reformó el comedor y se amplió la cocina hace 33 años”. Esto contribuye a que entrar en Os Peares sea, de algún modo, como realizar un pequeño viaje en el tiempo. Al atravesar su puerta pueden verse las paredes cubiertas de azulejos de un color blanco roto, los conjuntos de mesas y sillas de madera, las dos barras, una al frente y otra en el lateral derecho, los altos techos y una enorme balda con botellas de ron, whisky y vino que, por si n o lo estaba antes, deja claro que eso es una taberna a la vieja usanza.

Por supuesto, después de siete décadas trabajando en el sector hostelero, esta casa de comidas está más que asentada en el pueblo, lo que en otras palabras significa que cuentan con una clientela fiel y habitual. De hecho, el regente admite que “algunos se toman el vino y la tapa de callos a las seis de la mañana” aunque reconoce que “no es lo más frecuente”.

Ramiro está, pues, al frente no solo de un bar sino de un emblema al que parece que todavía le quedan muchos años más de trayectoria. A este nivel, Loureiro explica que “no se trabaja tan bien como antes, cuando sobre todo con la plaza y los días de feria era un no parar” pero el negocio familiar está aguantando el tipo, y mismo esta pasada Semana Santa llenaba el local con el reclamo de su fajita de carne mechada para las Santas Tapas, que gozó de gran popularidad.

La fachada del bar, ubicado en la calle Waldo Álvarez Insua.

Francisca Andújar y Ramiro Loureiro, fundadores de Os Peares en 1953. / nerea couceiro

Setenta años de los callos de Os Peares

El interior del establecimiento, sin variar durante 70 años. / nerea couceiro

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