La pandemia que cambió mi negocio

La crisis sanitaria del COVID-19 modificó la forma de trabajar de muchas empresas de las comarcas, conformando una nueva dinámica o generando, en algunos casos, más trabajo

Un hostelero de A Estrada sirve un café para llevar a una clienta cuando no se podía acceder al interior de los locales.

Un hostelero de A Estrada sirve un café para llevar a una clienta cuando no se podía acceder al interior de los locales. / Bernabé/Javier Lalín

Ana Cela

Ana Cela

La crisis sanitaria del coronavirus ha marcado un antes y un después para muchas cosas. En algunos casos la brecha que abierto no es –ni mucho menos– idílica, ocasionando cierta tendencia al aislamiento social o desencadenando problemas de salud mental como la ansiedad o la depresión en personas que no tenían antecedentes en esta materia. La pandemia generó también cambios en el ámbito de la actividad económica, y no todos son malos.

Algunos empresarios de las comarcas aseguran que lo vivido desde 2020 les hizo cambiar la forma de enfocar sus negocios, recortando horarios o, incluso precios en servicios que se vieron que eran más necesarios de lo que, en principio, podrían parecer. Además, otros han experimentado a raíz del confinamiento un notable aumento de su actividad, en especial en el caso de quienes trabajan en un entorno digital o quienes procuran para terceros la posibilidad de garantizarse su propio oasis. Los días de encierro demostraron la importancia de respirar al aire libre y de que el hogar sea un refugio lo más cómo posible.

Para otros, en cambio, la losa del COVID todavía pesa y es necesario el apoyo de todos para que algunos negocios como el de la industria cultural del cine pueda expandir también sus pulmones.

Javier Rey, en el CaféAlameda.   | // BERNABÉ

Lorena Penas Rey, comunity manager y fundadora de Actualizados Comunicación. / Ana Cela

"Se descubrió la importancia de tener un mostrador digital"

Lorena Penas Rey

— Comunity Manager en Actualizados Comunicación

Lorena Penas Rey y Silvia Alende Castro fundaron unos años antes de que el mundo se paralizase con la pandemia del SARS-CoV-2 la empresa Actualizados Comunicación, una empresa nacida con el propósito, entre otros, de ayudar al comercio y empresas de proximidad con la gestión de sus redes sociales. Cuando llegó el confinamiento, la carga de trabajo de estas dos estradenses se incrementó exponencialmente. Y es que hosteleros y comerciantes se volcaron en las redes sociales como único mostrador disponible para seguir en contacto con sus clientes. “La hostelería si no llega a tener redes sociales en pandemia, ¿qué hace? Era la única forma para que la gente se enterase de los pedidos, horarios de apertura, cafés para llevar... ese tipo de cosas”, recuerda Penas. Como los hosteleros, otros muchos establecimientos se lanzaron a las redes para continuar activos, en la medida de lo posible.

“Hubo peluquerías que daban los productos a sus clientes para que se tiñesen en sus casas o comercios que comenzaron a vender su ropa a través de Facebook porque no podían abrir. Otros se encontraron con productos que, si no vendían de algún modo, tendrían que tirar, e hicieron uso de las redes sociales para llegar a potenciales consumidores”, rememora. “Se descubrió la importancia de tener un mostrador digital”, resume Lorena Penas, que garantizó que el mensaje captado durante los tiempos de pandemia caló profundamente. “Todos tuvieron que adaptarse a los tiempos y descubrieron que la digitalización hoy en día es fundamental”, añadió.

Desde Actualizados Comunicación se reconoce que, si ya venían trabajando bien antes de que estallase la crisis sanitaria, el trabajo se incrementó muchísimo. Su cartera de clientes se disparó, elevándose al menos un 40%. “Antes se trabajaba mucho, pero ahora ya no tientes que explicar nada. La gente ya sabe perfectamente cuál es la función de un comunity manager. Está mucho más concienciada, claro que también hay subvenciones para la digitalización de los negocios y eso también ayuda”, reconoce.

“Puede parecer soberbia, pero nosotros no volvimos a salir a la calle a buscar clientes. Parece soberbia, pero es verdad. Ahora te llaman para pedir un presupuesto; pasamos de hacer un presupuesto al mes, a elaborar dos o tres a la semana, que después no salen todos, pero se hacen”, indicó.

El hostelero Javier Rey, gerente de cinco establecimientos en A Estrada.

El hostelero Javier Rey, gerente de cinco establecimientos en A Estrada. / BERNABE/JAVIER LALIN

"Con la pandemia aprendimos que, abriendo menos horas, facturamos lo mismo"

Javier Rey

— Propietario de cinco locales de hostelería en A Estrada

La hostelería fue uno de los sectores que más experimentó los efectos económicos de la crisis sanitaria del coronavirus. Lo sabe bien Javier Rey, que regenta cinco locales en el casco urbano de A Estrada (Invictus, Alameda, A Baiuca, A Plazuela y Amets). Este hostelero también es consciente de que lo vivido ha traído cambios para su negocio. “Con la pandemia aprendimos que abriendo menos horas, facturábamos lo mismo”, indica. No se trata de vender más o menos, sino de cuánto personal se necesita para realizar la misma caja. “Un camarero puede echar dos horas en las que no sirve a nadie y luego otras dos en las que trabaja para facturar lo de cuatro”, indica. “Mi empresa ganaba más en pandemia que adía de hoy. Facturaba un poco menos, pero necesitaba ocho personas trabajando”, indica.

“En A Estrada vamos a tener que darle aun un pequeño cambio; quizás pensar en cerrar de lunes a jueves por las tardes durante el invierno, porque las tardes están siendo muy malas, y abrir los domingos por la mañana, que se está trabajando mucho”, expone. En sus locales, el servicio de cocina se cierra ahora a las 23.30. “Si volvemos a hacer caso, damos cenas hasta la una de la mañana. Tú cierras una cocina a esa hora y todavía hay más de una hora de trabajo y la gente tiene que volver al día siguiente”, señala.

De la pandemia se quedó la tendencia a acudir a comer o cenar con reserva previa y también a anticipar las cenas a las 21.30 o 22.00. En su caso también se adaptó la hora de cierre. De lunes a jueves sus locales están cerrados a las 23.30 y las noches del viernes y sábado no pasa de la una de la mañana, cuando antes es estaba hasta las tres.

Lorena Penas Rey,comunity manager. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Una de las fundadoras de la nueva peluquería que abrirá en A Estrada, trabajando. / Ana Cela

"Vimos como mucha gente se sentía mal por no poder arreglarse"

Bakary

— Nueva peluquería de bajo coste en A Estrada

El próximo lunes, 27 de marzo, la firma Bakary abrirá sus puertas en la Rúa Iryda de A Estrada. Dos estradenses están detrás de este negocio bautizado con una palabra que, en suajili, significa “personas con buena suerte”. El formato de este centro también será una fortuna para quienes no puedan –o no quieran– tener que hacer cuentas cada vez que necesiten ir a la peluquería a cortarse el pelo o a teñirse el cabello. Bakary es, pues, una peluquería de bajo coste cuyas propietarias se sensibilizaron durante la pandemia con la importancia que el servicio que ofrecen tiene para muchas personas. “Nosotras lo notamos mucho. Se decía que la peluquería era un bien de lujo y, sin embargo, nosotras veíamos cómo mucha gente no se sentía bien porque no se podía arreglar”, indica una de las propietarias.

Reconocen que en la peluquería de bajo coste que ya regentan en otra localidad pudieron ver los estragos que el confinamiento causó en muchas cabezas. “Queremos que esto no sea un gasto extra que la gente tenga que pensarse a fin de mes; pretendemos que todo el mundo pueda arreglarse sin dejarse el sueldo”, indican.

Su concepto de peluquería busca trabajar por volumen, aun cuando su margen de beneficio sea menor. Su solución es eliminar los intermediarios y comprar directamente los productos a los laboratorios. “Es importante que la gente entienda que el hecho de que sea una peluquería de bajo coste no significa que se trabaje con productos malos o que se realice un mal trabajo; totalmente al contrario”, destacan. De hecho, las dos socias que impulsan el desembarco inminente de Bakary en A Estrada tienen 22 y 28 años de trayectoria en el sector, de manera que experiencia no les falta.

Los descuentos se aprecian de manera acusada en servicios como el tinte. Teñir y peinar podrá hacerse en este establecimiento por solo 16 euros, dándose la opción a la persona de salir simplemente con el cabello teñido –secado al aire– por solo 8 euros. Cortar cuesta también 8 euros y peinar, lo mismo. Además, el sábado 15 de abril convocan una jornada de puertas abiertas con tu tatuadora Elena Rodríguez, con la posibilidad de hacerse un minitatoo por 15 euros.

Alejandro GarcíaRíos

Dos trabajadores de la firma Piscideza en una instalación. / Ana Cela

"Tenemos trabajos hasta finales del año que viene"

Alberto Iglesias

— Piscideza

La firma Piscideza no es, ni mucho menos, nueva en su sector. Tiene más de un cuarto de siglo de trayectoria en la instalación de piscinas de poliéster, que se dice pronto. Sin embargo, nunca vivió unos años tan atareados como los que trajo consigo la pandemia del COVID-19. La firma dezana experimentó un auténtico aluvión de encargos de personas que deseaban poder tener en su hogar esta zona recreativa, que ganó mayor protagonismo en meses en los que las piscinas públicas o, incluso, las playas no eran una opción tan fácil.

Alberto Iglesias confirmó ayer que la demanda continúa tan alta como en 2020 y 2021. “Seguimos igual, con mucho trabajo. Tenemos trabajo hasta finales del año que viene”, indicó, además de reconocer que “tener una casa con piscina es un sueño de muchos”.

Trabajadores dePiscideza.

Pilar Matalobos y Luis Rivadulla, gerentes de Minicines Central. / Ana Cela

"La gente está tardando en volver al cine"

Luis Rivadulla

— Minicines Central

Las de Minicines Central de A Estrada son las únicas salas cinematográficas que quedan las comarcas de Tabeirós-Terra de Montes y Deza. El empeño de Luis Rivadulla y Pilar Matalobos por mantenerlas a flote es encomiable. Después de aguantar el tirón de las épocas de crisis y de renovar los equipos de proyección cuando se digitalizaron los sistemas eliminando el 35 milímetros, llegaron los buenos tiempos. El 2019 fue el mejor año de la historia del cine de A Estrada, con más de 20.000 espectadores. Y entonces llegó el COVID para estropearlo todo. El 2022, mejor que su antecesor, fue un ejercicio todavía complicado, que se cerró con 14.439 personas en estas butacas locales. “A la gente le está costando volver al cine”, reconoció Rivadulla.

“Habíamos empezado relativamente bien el 2020 y apareció la pandemia. Todo lo que estaba hecho se vino abajo”, rememoró el gerente de Minicines Central. “Al sector cultural con espectáculos en interior le está costando un poco más recuperar, por eso es importante tener la ayuda de la administración, que es lo que nos está permitiendo no cerrar”, indicó. Rivadulla señaló que, con la colaboración de la Xunta de Galicia, a través de Agadic, estas salas pondrán en marcha una campaña para intentar volver a llamar la atención de los adolescentes, señalando que son los espectadores que, sin saber por qué, más abandonaron tras la pandemia el hábito de ir al cine.

“Está tardando un poco más de lo que nosotros pensábamos, pero esto pasará”, declara con optimismo Luis Rivadulla. Este empresario estradense reconoce que una de las medidas que no quisieron adoptar los cines de A Estrada es modificar el precio, que se mantiene estancado en la localidad en los 5 euros, pese a que se ofrezcan los mismos títulos de estreno que en cualquier otra sala. “Es una opción de ocio que debemos mantener; nos agrada ser un polo de atracción de público de municipios vecinos”, indica.

Pilar Matalobos y Luis Rivadulla, en el cine.

Jeanette Valiñas, en su consulta de Centro Gradín. / Ana Cela

"Mucha gente se quedó aislada y ahora no es capaz de conectar con los demás"

Jeanette Valiñas García

— Psicóloga en el Centro Gradín

Que la pandemia pasaría factura a nivel psicológico estaba cantado. Los gabinetes de psicología lo están apreciando. Y mucho. Aquellas personas que tenían un problema de salud mental los vieron agravados a consecuencia de esta experiencia y ciudadanos que no tenían ningún tipo de problemática debutan con situaciones de ansiedad o depresión. “Mucha gente se quedó aislada y no sabe cómo conectar con los demás”, explica la psicóloga del Centro Gradín Jeanette Valiñas García. “La pandemia tuvo consecuencias y ahora están más presentes que antes”, reconoció.

“Produjo un efecto de aislamiento y depresión, sobre todo en mayores y adolescentes, y a día de hoy muchos reconocen que no saben cómo conectar, cómo relacionarse”, explica. ”Ese motor que había antes por tener una pareja, una vida amorosa, una relación sexual... ahora no lo hay”, añade. Indica que por su consulta pasan adolescentes que “es como si se quedasen en un cierto aislamiento por pérdida de capacidades para conectar”, a pesar de que después de un tiempo de dificultades pudieron recuperar su vida social.

Valiñas apunta también que se constata un cierto incremento de consumo de drogas entre jóvenes, en algunas ocasiones vistas casi como un remedio casi medicinal “para calmar la ansiedad”. “Algunos son chavales de 15-16 años que no quieren salir. Ya no hay el problema de que sean adolescentes a los que sus padres no les dejan salir de casa; ahora son los padres los que vienen a preguntar cómo pueden hacer para animar a sus hijos a salir”, expone.

Jeanette Valiñas, en suconsulta de Gradín.

Alejandro García Ríos. / Bernabé

"Ahora importan más los espacios de aire puro que aporte un inmueble"

Alejandro García Ríos

— Gerente de Hábita Inmobiliaria

El sector inmobiliario de A Estrada apreció, justo después de que terminase el confinamiento, un mayor deseo de los clientes por fijar su residencia en un entorno rural. “Todo el mundo quería una terraza o una vivienda unifamiliar”, explica el gerente de Hábita Inmobiliaria, Alejandro García Ríos. Sin embargo, el hecho de vivir en una zona rural, en la que cualquiera pueda ir caminando a disfrutar de un paraje verde aunque viva en el centro de una localidad, hizo que esta apetencia se relajase con el paso del tiempo.

No obstante, desde Hábita se reconoce que lo que sí dejó el COVID fue que los ciudadanos concedan una importancia mayor ahora a los espacios de aire puro que le puede aportar un inmueble. “La gente les da más aprecio; eso es cierto. Antes la terraza de una vivienda en planta baja era un accesorio que estaba ahí y punto. Ahora dejó de ser un complemento y cobra importancia; se la equipa y se la da protagonismo”, indica.

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