Un vecino de la parroquia estradense de Ouzande se encontró en la mañana de la pasada jornada con una desagradable sorpresa al visitar a su rebaño de ovejas. Cuatro de estas, tres hembras y un macho, habían fallecido tras sufrir el ataque de un lobo durante la noche. La única cabeza restante también presentaba mordiscos, pero consiguió sobrevivir.

El afectado comenta que cuando llegó eran sobre las 08.00 horas de la mañana, y que la sangre en el ganado todavía estaba fresca, por lo que sospecha que la incursión del lobo en su finca sucedió poco antes de que amaneciera. Pero el hecho de atacar prácticamente de día no es el único hecho que perturbó al damnificado, sino que también señaló la proximidad de la parcela al núcleo urbano, al encontrarse rodeada de casas y totalmente cerrada con más de metro y medio de alambre.

La lamentable pérdida es todavía más grande al tener en cuenta que las tres hembras muertas estaban encinta, por lo que se esperaba que pronto el rebaño creciese.

Estos corderos iban, no obstante, a ser regalados como obsequio de Navidad a personas cercanas del propietario, como solía hacer todos los años. Una tradición que en esta ocasión, no podrá mantener.

Con todo, el ganadero espera recibir la compensación pertinente una vez el Seprona, que fue avisado nada más descubrirse el ataque, examine las cabezas perdidas.